Jue. May 2nd, 2024

Prensa Republicana

Con las ideas derechas

Un Viva la Pepa a medias. Por Vicente Massot

Sucedió lo que estaba cantado y, por lo tanto, a nadie medianamente informado puede sorprenderlo. El staff del Fondo Monetario Internacional dio la luz verde para desembolsar unos U$ 7.500 MM a nuestro país. El monto está dentro de la lógica de las cosas: se trata, en definitiva, de asientos contables que otorgan la posibilidad al fisco nativo de recuperar los pagoscorrespondientes a julio —que se pagará hoy con yuanes y un crédito puente, gestionado de emergencia, con la Corporación Andina de Fomento, acompañado de una operación colateralizada con una porción de las tenencias de oro— y a agosto que habrá de efectivizarse en los próximos días. Si bien el Staff Level Agreement (SLA), o sea, el acuerdo al que arribaron las dos partes negociadoras —el citado organismo de crédito y el gobierno argentino— deberá ser aprobado por el directorio al cual reporta la búlgara Kristalina Giorgieva, se descuenta su visto bueno. Que ello recién tenga lugar después de substanciadas las PASO, puede representar un inconveniente si al día siguiente de pasar la ciudadanía por el cuarto oscuro nos despertásemos con medidas impensadas que se hubieran guardado de anunciar en momento asaz inconveniente, a pocos días vista de unas elecciones primarias cruciales. Es la única y mayor incógnita que permanece en pie luego de haber cerrado aquel acuerdo.

¿Significa esto que terminaron los padecimientos del oficialismo, y que el ministro– candidato ahora podrá dedicarse de lleno a la campaña sin tener que prestar atención a las odiosas cuestiones económicas? Dependiendo del ángulo desde el cual se analice la situación, eso podría resultar optimista en exceso. Massa dispondrá de mucho más aire respecto de los compromisos contraídos con el Fondo, pero las cuestiones de bulto que arrastra su gestión seguirán presentes hasta diciembre. La falta de divisas continuará siendo angustiante, por lo que no cabe esperar que se relaje la tensión cambiaria. La inflación, por su parte, recrudecerá a partir de este mes, ahora acompañada por el impacto recesivo de las nuevas medidas ya anunciadas y otras por venir (más presión impositiva y tasas al alza).

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Al kirchnerismo no lo han tocado con la varita mágica. Lo que se le ha extendido es sólo un tiempo de respirador. La meta de acumulación de reservas netas pactada con anterioridad, de U$ 8000 MM, fue rebajada a U$1.000 MM, pero esa cifra tampoco está a nuestro alcance. Los funcionarios del Fondo han sido también generosos en extremo con Massa en un punto capital: la autorización para que el BCRA intervenga en el mercado a través de la compra y venta de bonos, a los efectos de contener el alza de los tipos de cambio financieros. El comunicado del FMI es un ejemplo arquetípico del ‘no pero sí’. En teoría, Miguel Pesce no debería intervenir aunque en la práctica podrá hacerlo, de acuerdo a lo expresado por los burócratas de aquel organismo, ‘cuando se den condiciones desordenadas’. En atención a que el desorden es un clásico entre nosotros, cualquiera puede sacar sus conclusiones..

Es cierto que si se comparan los U$ 7.500 MM que nos han otorgado con el escenario que se habría conformado si no hubiera habido acuerdo, lo que se consiguió aparece como un éxito deslumbrante. Sin embargo, semejante comparación luce floja de papeles. La probabilidad de que el Fondo empujase a la Argentina al default era igual a cero. De modo tal que es necesario analizar los alcances del nuevo capítulo con otra lente crítica. Por un lado, y dados los groseros incumplimientos argentinos, la buena voluntad del Fondo para con esta administración está fuera
de toda duda. Le vivimos faltando el respeto y la contrapartida es un waiver (un perdón) que le dé otra oportunidad a Massa de cumplir el plan Llegar. Por otro lado, que Kristalina Giorgieva haya sido complaciente por enésima vez no despeja, ni mucho menos, los nubarrones que ni el ministro de Economía ni nadie del oficialismo están en condiciones de despejar.

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El país no ha recibido fondos frescos de libre disponibilidad, ni cosa que se parezca. No obstante, como es difícil que en lo que resta del mandato la Argentina cumpla a rajatabla con las pautas pactadas, no se puede descartar que Massa —una vez más—saque finalmente ventaja y se salga con la suya. La razón es sencilla de explicar con base en el hecho de que no habrá revisiones del cumplimiento —o mejor, del incumplimiento— de las nuevas metas hasta el mes de noviembre, cuando ya se habrán dejado atrás las PASO, las elecciones generales de octubre y la segunda vuelta, en el caso que la hubiera. En resumidas cuentas, el que el Fondo se desentienda de examinarnos hasta transcurridos los comicios definitorios y a un mes del cambio de gobierno, es como extenderle un cheque en blanco al kirchnerismo para que obre a sus anchas.

Mantener la meta de déficit primario en un 1,9 % del PBI —lo cual es indistinto a plantear la necesidad de obrar un descomunal ajuste fiscal en el semestre de mayor estacionalidad del gasto y en medio de unas elecciones decisivas para la suerte del oficialismo— es algo que luce bien en el texto acordado pero que sólo es fulbito para la tribuna o, como dirían los anglosajones, window dressing. Sirve para engañar a los incautos y dejar contentos a los bien pensantes. En la realidad, nada de eso va a suceder, y lo saben tanto los burócratas del Fondo como los negociadores del equipo económico liderado por Sergio Massa. Llevaba razón a medias la columna de anteayer en La Nación titulada “Massa debe estar contento con el FMI”. Si sus problemas sólo estuviesen asociados al Fondo, el ministro debería saltar de alegría. Pero el Viva la Pepa que le ha obsequiado Kristalina Giorgieva es una cara de la moneda. La otra es más sombría, porque la tormenta sigue estando a la vuelta de la esquina.