Dom. Abr 28th, 2024

Prensa Republicana

Con las ideas derechas

Incertidumbres a punto de aclararse. Por Vicente Massot

En las últimas horas del próximo domingo tendremos una radiografía seria y cierta de dónde está parado electoralmente nuestro país. Sabremos, sin lugar a dudas, cual es la musculatura real de cada uno de los candidatos que anhelan sentarse en el sillón de Rivadavia a mediados de diciembre. Podremos evaluar qué encuestas merecen ser tenidas en cuenta de cara a los comicios generales del mes de octubre y cuáles se habrán hecho acreedoras a una deshonrosa jubilación. Pero más allá de todas y cada una de las incertidumbres que las primarias abiertas lograrán despejar, los nuevos escenarios que se abrirán —fruto de los candidatos que quedarán en el camino y de aquellos que logren sortear con éxito la valla de las PASO— cargarán sobre sus espaldas otros interrogantes, de suyo novedosos. Porque lo cierto es que, a partir del 14 de agosto, entraremos en la recta final de unas elecciones presidenciales que, casi con seguridad, no terminarán de definirse hasta noviembre.

Conviene enumerar, aunque sea a mano alzada, las preguntas que tendrán respuestas seguras dentro de seis días, a contar desde hoy. La de mayor trascendencia remite a la interna que disputan Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. Esto en atención a que seguramente de allí saldrá el próximo presidente de la Nación. Aunque las probabilidades de que Sergio Massa y Javier Milei accedan a fin de año a la Casa Rosada en calidad de ganadores sea mínima, de todas maneras lo que suceda en los comicios del domingo no resultará indiferente para ninguno de los dos. El representante del oficialismo tiene tres desafíos por delante: vencer a Juan Grabois en forma categórica; ser el candidato con más cantidad de votos a su favor; y si acaso se produjese un milagro, lograr que la suma de los sufragios que obtengan él y el líder piquetero superen a los de Juntos por el Cambio.

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En cuanto al jefe indiscutido de los libertarios, básicamente lo que está en juego es si supera o no el umbral de 20 %. El número en realidad es algo antojadizo y lo han puesto sobre el tapete las encuestas —de hecho, tan poco confiables— que en el curso de la campaña comenzaron midiendo 15% para el político liberal, luego lo llevaron en algunos casos hasta 27% —creando la idea de los tres tercios— y finalmente lo han estacionado en el primer porcentaje señalado. Por lo tanto, cualquier cifra que supere 20 % representaría para Milei un éxito espectacular, mientras que por debajo de ese guarismo podría no cumplir con las expectativas que tienen las principales figuras de ese espacio y buena parte de sus votantes.

Como se comprenderá, las variantes que pueden presentarse son infinitas. A los efectos de un análisis preelectoral es pertinente dejar de lado las posibilidades y concentrarse pura y exclusivamente en las probabilidades. Es perder el tiempo, por lo tanto, especular con lo que pueda pasar con Nicolás del Caño, Myriam Bregman o Guillermo Moreno, para citar tres nombres. No se trata de desmerecer sus cualidades intelectuales o su trayectoria. Carecen de relevancia electoral. Eso es todo.

A diferencia de cualquiera de las elecciones que se han substanciado entre nosotros desde 1983 a la fecha —y no sería una exageración extender el lapso hasta 1946—, en las que se llevarán a cabo este domingo existe una enorme duda respecto de qué alcance tendrá el ausentismo. En virtud de la retracción a votar que se ha notado en buena parte de las compulsas provinciales, si acaso esa tendencia se repitiese el próximo domingo los resultados podrían arrojar sorpresas de bulto.

Hay una última incógnita de singular importancia que tiene relación directa con las cifras que vomiten las urnas. ¿Cómo reaccionarán los mercados el lunes a la mañana? No hay quien no suscriba la idea de que, si el oficialismo supera a Juntos por el Cambio, el dólar blue y los financieros escalarían inclusive más rápido de lo que lo han hecho en las últimas dos semanas. La situación en general empeoraría por la enorme desconfianza que ello suscitaría en los mercados. En cambio, no hay tantas coincidencias acerca de cuál podría ser la deriva económica si fuera Juntos por el Cambio el partido más votado. Es tan aceptable la opinión de que suscitaría confianza en los mercados y las aguas se calmarían, como la opinión contraria, convencida de que, aun cuando a los candidatos kirchneristas les fuese mal, no habría un efecto virtuoso en razón de que los problemas estructurales que arrastra el gobierno seguirán presentes y, muy posiblemente, aumentarían su gravedad. Por qué habría de mejorar el nivel de reservas; merced a qué motivo bajaría el dólar; qué razón podría aducirse para explicar una reducción de la brecha cambiaría, y, por fin,
quién creería que la inflación cederá cuando ya se descuenta que la de agosto superará 8 % y hasta podría orillar 9 %.

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A modo de conclusión, cabe exponer, no preferencias, pero sí algunas sensaciones de lo que nos deparará la jornada electoral de este domingo: 1) un triunfo de Patricia Bullrich sobre Rodríguez Larreta; 2) una cómoda victoria de Sergio Massa a expensas de Juan Grabois; 3) una diferencia de entre tres y cuatro puntos porcentuales —por lo menos— a favor de Juntos por el Cambio en el conteo final comparado con el kirchnerismo; 4) una ventaja de Kicillof en la provincia de Buenos Aires sobre la suma de los votos de Santilli y Grindetti, y 5) un desempeño de Milei arriba de 20 %.