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USA y la región: entre el “poder blando” y el poder “duro” – Por Rosendo Fraga

La relación con Cuba es el mayor ejemplo en los últimos tiempos del uso del “poder blando” por parte de EE.UU. en América Latina.

Con realismo, la Administración Obama reconoció que el bloque económico y la hostilidad política, no habían sido durante medio siglo la política adecuada para provocar cambios en Cuba. Se ha realizado la tercera reunión de trabajo entre los dos gobiernos para reestablecer las relaciones. Es la primera vez que no se difunde un comunicado.

No se acordó todavía reabrir embajadas; sigue en marcha un proceso gradual en el cual ambas partes están interesadas; se han reducido sanciones a personas, empresas y buques cubanos. Pero avanzan los lazos en otros campos. Las comunicaciones telefónicas se están estableciendo en forma generalizada y lo mismo comienza a suceder con Internet, que puede ser el motor del gran cambio. Se abre el primer espacio de Wifi gratis. El turismo estadounidense a Cuba se está intensificando. A los vuelos entre La Habana y Miami, se suman con New York. Se planifica un ferry que pueda unir Miami con la isla en sólo cuatro horas.

La cuestión es si la política que se ha puesto en marcha permitirá sobrevivir al autoritarismo del Partido Comunista Cubano (PCC) al recibir los beneficios económicos del giro hacia el capitalismo como sucedió con China o si en cambio puede suceder lo que tuvo lugar en la URSS y Europa del Este, donde la atracción que generó el modelo occidental, produjo cambios políticos y el establecimiento de la democracia.

Cuba pertenece a la historia y la cultura occidental y por eso es más probable que el giro hacia el capitalismo traiga cambios políticos, a diferencia de lo que sucedió en países asiáticos como China y Vietnam, donde la democracia no tenía antecedentes relevantes. El interés global por Cuba es creciente y esta semana recibe al mismo tiempo a la responsable de la UE para relaciones internacionales y al canciller de Rusia.

En cambio, frente a la crisis de Venezuela la Administración Obama ha hecho una manifestación de “poder duro”, al considerarla una amenaza relevante para su seguridad. Esta afirmación está en el decreto por el cual amplió las sanciones a funcionarios venezolanos por violar los derechos humanos en la represión de la oposición. Fidel Castro ha dicho que Venezuela “esta lista para enfrentar a EE.UU.”, retomando la retórica anti-estadounidense, al mismo tiempo siguen las negociaciones con Washington.

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Los 12 países sudamericanos reunidos en Unasur emitieron una declaración calificando de “injerencia” la declaración estadounidense sobre Venezuela, y en la OEA, la mayoría de los países evidenciaron  una postura crítica hacia los EE.UU. en este conflicto.

La diplomacia estadounidense buscó bajar el tono al diferendo y negó que tenga en vista una acción militar contra Venezuela. El país pagó la semana pasada 1.000 millones de dólares de vencimientos de deuda y le restan otros 9.000 en el resto del año, encontrándose al borde del default. Frente a esta situación, China ha ofrecido un préstamo de 10.000 millones de dólares -tendría características similares al Swap otorgado a la Argentina que le ha evitado tener que recurrir a los mercados financieros- de los cuales la mitad podría entrar en abril.

En cuanto a la crisis venezolana, los países del ALBA han pedido  una “solución amigable” para el conflicto entre el oficialismo y la oposición y el ex jefe del gobierno español Felipe González, decidió integrar la defensa de los dos líderes opositores más importantes que están detenidos (López y Ledezma), calificando  Maduro su actitud de “injerencia” y de apoyar al golpismo.

En este marco, Obama participará de la Cumbre de Presidentes de las Américas que se reúne el 10 de abril en Panamá. Este encuentro se realiza cada cuatro años desde la primera presidencia de Clinton y es el segundo al que concurre. Enfrentará al mismo tiempo los elogios por el acuerdo con Cuba y las críticas por la postura en la crisis venezolana. Es la primera Cumbre a la cual concurre Cuba. No está acordado un encuentro entre Obama y Raúl Castro, pero es posible que se haga.

Dos días antes, el Presidente estadounidense visitará Jamaica, donde se reunirá con los jefes de gobierno el Caricom, la organización que integran los 15 países del Caribe, que vienen desarrollando una estructura de integración económica. Muchos de estos países se beneficiaron de Petrocaribe, la entidad que organizó Chávez para proveerlos de petróleo barato venezolano, situación que ahora se ha complicado por la caída de su precio.

En Panamá, se reunirá con los presidentes de los 8 países que integran el Sistema de Integración de Centro-América (SICA). La mayoría de estos países tienen TLC con EE.UU., pero no están previstos encuentros con Unasur, Mercosur o el Pacto Andino, es decir con los grupos regionales que integran los 12 países de América del Sur. Esto se da porque esta subregión es menos prioritaria para EE.UU. que el tercio que está al norte del Canal de Panamá, tanto por razones estratégicas como migratorias. Pero también por las diferencias políticas, como lo mostró la mencionada declaración de Unasur  criticando la posición de Washington en la crisis venezolana.

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Obama ha ofrecido a Dilma Rousseff una visita a Washington como Jefe de Estado para 2016 o una reunión de trabajo de “alto nivel” para el año en curso, buscando reestablecer la relación bilateral.

La crisis política que sufre Brasil limita su rol como actor regional relevante. La denuncia de corrupción que afecta a Petrobras conocida como “Petrolao”, compromete cada vez más al Tesorero del PT, quien ha sido imputado en la causa judicial. La Caja Económica Federal, es eje de otra denuncia de corrupción que afecta al gobierno. Al mismo tiempo, Dilma pierde apoyo en su propio partido y sus aliados se distancian. El más importante de ellos, el PMDB, también está afectado por el Petrolao y su líder en el Senado (Callheiros), acusó a la Presidenta de frenar la reforma política.

Diferencias con este partido provocaron también la renuncia del Ministro de Educación designado por Dilma. Su aprobación ha descendido al 13%, la más baja que se registre para un Presidente brasileño desde que Collor de Mello fuera sometido al juicio político. Ella ha dicho que va a escuchar a la voz de la calle, por las manifestaciones que tuvieron lugar en las grandes ciudades y anunció el envío al Congreso de un paquete de normas contra la corrupción, cuya suerte es dudosa. El oficialismo movilizó indígenas y militantes sociales en siete ciudades en apoyo del gobierno, pero fue una manifestación mucho menor que la opositora.

Mientras tanto la economía se complíca. En lo que va del año el Real se devaluó 21%, la inflación está aumentando -el Ministro de Economía espera se desacelere en abril-  y el crecimiento se sigue frenando. Por su parte Marina Silva, reconoció la validez de las protestas en las calles, pero dijo que la salida de Dilma no es la solución, como pidieron muchos manifestantes.

Fuente: http://www.nuevamayoria.com/