
Un Diputado de la Nación como José Ottavis, que osa ponerse «de novio» financiando a una escandalosa meretriz de la farándula (que no sólo confesó dormir con Moria Casán sino que sus vicios y adicciones son harto conocidas), merecería ya mismo la expulsión de su banca pero no por lo que este personaje haga o deje de hacer con su vida privada, sino por manifiesta incapacidad de hecho.
Dicho de un modo menos protocolar y solemne: habría que expulsarlo a patadas por imbécil.
Por otra parte, va de suyo que la presencia de este distendido locador de servicios de alta gama en el Honorable Congreso de la Nación resulta un verdadero bochorno y retroceso para la salud republicana que se pretende recuperar y jerarquizar tras 12 años de oprobio y desverguenza.
Leer más
Los comunistas de las FARC que mataron a 250.000 personas quieren cambiar el nombre ‘por su carga negativa’
El matriarcado de Alberto Fernández. Por Nicolás Márquez
Las elecciones son el mecanismo de legitimación de la casta burocrática. Por María Zaldívar