Viva Colombia! Por Cosme Beccar Varela

El pueblo colombiano rechazó el inicuo acuerdo firmado en La Habana por Santos y las FARC. Como habrá visto en el Nro. 1421, del 27 de Septiembre ppdo. de este periódico, el acuerdo fué inspirado (o dictado), controlado e impulsado por el régimen comunista de Castro. No hay ninguna razón, sino esa, para que haya sido «negociado» durante cuatro años en La Habana. Y si bien no se conocen las 297 páginas de ese engendro, los extactos que los diarios publicaron son suficientes para darse cuenta que era una descarada entrega de poder a las FARC al igual que una intolerable impunidad para los criminales que durante decenas de años cometieron innumerables crímenes y mantuvieron hasta último momento 900 secuestrados en sus cubiles selváticos. Los extractos del acuerdo nada dicen sobre esos secuestrados. ¿Habrán sido liberados? Además, se les regalan a las FARC cinco bancas en el Senado y 21 en la Cámara baja desde el 2018, o sea, ni siquiera tendrán que ser votados para conseguirlas. Una entrada en la vida politica del país con bombos y platillos, como si fueran héroes de la patria.

Por esas y muchas otras razones, el valiente pueblo colombiano rechazó por mayoría de votos ese acuerdo nefasto. ¡Viva Colombia!

Sospecho que hay alguna trampa preparada para frustrar ese claro rechazo del acuerdo. No entiendo por qué Santos, cómplice notorio de las FARC, no usó el ya conocido fraude electrónico con el que los tiranos de Venezuela, Nicaragaua, Ecuador y otros países de América (argentina entre otros) alcanzaron el poder y se mantienen en él.

¿Será confiable Uribe, ex-Presidente de Colombia que tuvo como su ministro de defensa al propio Santos y después lo instaló en la presidencia? Uribe fue el impulsor del rechazo al acuerdo. ¿Qué piensa hacer con ese triunfo? Lo único que me parece aceptable es propiciar que se ordene a las FFAA acabar con las FARC y que éstas usen todos los recursos técnicos y militares de que pueden disponer por su alianza con los EEUU, para conseguirlo. Es imposible que, con esos medios y una voluntad seria y decidida de vencer, las FFAA no puedan acabar con esos asesinos. Tanto más que la ubicación de sus guaridas es fácilmente detectable desde los observatorios satelitales de que EEUU dispone. Las FARC cultivan plantas para producir drogas y eso exige trabajar a campo abierto miles de hectáreas que no se pueden ocultar al ojo avizor de los satélites.

Uribe dijo que el rechazo del acuerdo no haría cesar las conversaciones de «paz» con las FARC (ver su entrevista al diario «El Independiente» publicada en el número 5361 de Correo del Lector de este periódico el 27/9/2016). ¿Cómo puede decir eso cuando durante cuatro años las FARC se dieron el lujo de exigir condiciones de rendición al Estado colombiano, apoyados por la Cuba castrista? Lo único que cabe es acabar con ellos.

Como nota marginal a este rechazo del pueblo colombiano, queda el desairado papel de Macri que asistió a la firma del acuerdo en Cartagena de Indias, al lado de Raúl Castro, y sigue todavía hoy considerando excelente el acuerdo que incluye la amnistía a miles de criminales activos, siendo que él, en la argentina se niega a dictar el decreto de indulto de los 2.000 secuestrados políticos ilícitamente encarcelados, a los que se suman 367 muertos por homicidio estatal, 37 de los cuales desde que él asumió el gobierno, a pesar de que prometió en su campaña «acabar con el *curro* de los derechos humanos».

Dios quiera que esta victoria del pueblo colombiano no sea malograda por una traición de sus «lideres» políticos. Dios quiera que Uribe no insista en tratar de amansar a las FARC sino que, si es electo Presidente en el 2018, se decida a destruirlas.

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