Vie. Mar 29th, 2024

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Un «piquete» más, unos cuantos asesinatos más, ¿Qué le hace una raya más al tigre? – Por Cosme Beccar Varela

Lo que pasó ayer en Buenos Aires no es novedad: unas ochenta madres con sus hijos pequeños, dirigidos por una docena de mercenarios armados con palos, se ubicaron en el cruce de la Avda. 9 de Julio y Avda. de Mayo y cortaron el tráfico durante ocho horas.

Además, el mismo día, mataron a un joven mujer (31 años) e hirieron gravemente a su acompañante en Santa Rosa, La Pampa y en el gran Buenos Aires (Alte. Brown) asesinaron a un hombre a puñaladas. Esto es lo que sale en el diario. Debe haber otros crímenes que no se publican, porque dos muertos y un herido grave es poco para lo que ocurre todos los días.

Esto no es novedad en un país sumido en el caos provocado por la tiranía y en el desenfreno de la plebe ignorante, con una porción de criminales surgidos de todo el conglomerado social, pero especialmente de la plebe. Lo que es novedad es que se trata de un día más, nuevo, en la vida de un pueblo que insiste en tolerar todo esto sin levantarse indignado contra la complicidad de las «autoridades» y esas injusticias que se cometen continuamente sin reacción alguna de la Policía, a no ser para cooperar con los cortes de calles y para asegurar la impunidad de los criminales. Con cada día que pasa sin reaccionar, ese pueblo se hace más canalla y despreciable, empezando por sus clases más altas.

«La Nación» da la noticia del corte con un título en primera pagina que dice: «Un acampe de 150 personas partió la ciudad en dos» (edic. del 16/5/2014, pag. 1). Ese «piquete», protegido primero por la Policía Federal y después por la Policía de Macri, estaba compuesto en su mayor parte, como ya dije, por mujeres con niños pequeños y dirigido por 10 o 12  matones armados con palos. Exigían que al gobierno municipal «más puestos de trabajo y aumento de las asignaciones que reciben» («Clarín», 16/5/2014, pag. 48).

¿Con qué derecho piden eso? Nadie sabe. ¿Por qué se les permite, más aún, se los protege, durante la comisión de cuatro delitos en concurso real, por lo menos, cuales son el corte del tránsito terrestre (art. 194 del Código Penal), intimidación pública (art. 211), asociación ilícita (art. 210) y sedición (art. 229)? ¿Por qué los fiscales no acusan al gobierno nacional y al municipal por el delito de incumplimiento de los deberes del funcionario público (art. 249), o sea, el de reprimir a los sediciosos y liberar el tránsito?

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El descarado Berni (que se cree un «cow boy» injertado en la Seguridad Nacional pero ni siquiera cumple con los deberes mínimos de un «boy scout») acusa al descarado de Macri de «no hacerse cargo (de la situación). *Parece que a Macri le gusta complicarle la vida a los porteños*» («La Nación», 16/5/2014, pag. 28) –dijo. No explica el «cow boy» por qué la Policía Federal, que llegó antes al lugar de los hechos, no despejó las avenidas ocupadas. Pero ¿quién les puede reprochar algo a estos tenedores del poder que se mofan de los ciudadanos indefensos? No tener poder, en este país del caos, de la coima y de la prepotencia es lo mismo que ser un galeote, con cadenas en los tobillos, obligado a remar en la galera de los poderosos sin tener ni siquiera el derecho de decir «esta boca es mía».

«La Nación» publica, como si fuera un chiste, una foto de uno de lo maleantes que integró el «piquete», cómodamente sentado en un enorme sillón en medio de la Avda. 9 de Julio, rodeado de carpas, y escribe debajo: «Mientras la ciudad era un hervidero de autos atascados, la 9 de Julio fue tomada como el living de una casa». El maleante mira al fotógrafo y sonríe. Es decir, se burla de los infelices «atascados» por culpa de él y de sus cómplices.

Estas cosas no pasan en los países cuyos pueblos se saben hacer respetar.  Es obvio que nosotros no pertenecemos a esa especie. Somos un pueblo de esclavos en el cual los amos son la plebe desatada, conducida por la izquierda que espera ser la heredera del caos, y amparada por una tiranía que trabaja para la izquierda.

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Como dije, cada día que pasa sin que se haga una protesta efectiva, esto será cada vez peor. ¿No se dan cuenta que esto forma parte de un plan para provocar el caos social y desanimar a los ciudadanos honestos, preparando el instauración de un Estado marxista-leninista y que la tiranía es parte de ese plan?

No me diga que veo visiones, que ese plan no existe. Si no existe, explíqueme cómo esta situación «contra natura» puede durar once años sin interrupción ni esperanza de alivio (junto con varias otras cosas que van en la misma línea y que he ido denunciando durante ese tiempo en este periódico) si no fuera por la complicidad del gobierno. .

En cuanto a los crímenes cotidianos, alguien puede creer que es imposible prevenirlos o castigarlos. Falso. Hay muchas cosas por hacer, que no se hacen, para prevenir o castigar los crímenes.

¿Ud. cree que la impunidad de los «piquetes» es independiente del auge del crimen? Se equivoca. Hoy pasé por el Obelisco y ví el campamento que han instalado allí los «villeros» exigiendo cosas a las que no tienen derecho alguno. Están allí hace meses. Tienen grandes carpas (¿quién las compró y con qué plata?), carteles subversivos desplegados y como ilustración de ellos, la cara del «Che » Guevara, comunista asesino serial. ¿Por qué los «villeros» eligen ese personaje como su ídolo? Es obvio que es un anuncio de las intenciones asesinas que tienen quienes los dirigen.

No digo que todos los que viven en las villas son así. Conozco gente muy buena que vive en esos lugares. Pero esos son prisioneros de los matones que los dominan y nada tienen que ver ni con los piquetes, ni con las exigencias indebidas, ni con el campamento del Obelisco.

Sea como sea, cada día que pasa sin que reaccionemos contra esta situación es una batalla perdida en la lucha por la Justicia y por la patria. Hay que buscar alguna manera de hacer sentir a la tiranía que así no se puede seguir.

Fuente: http://www.labotellaalmar.com.ar/