Sáb. Abr 20th, 2024

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Un apéndice del caudillo nunca es conveniente – Por Carlos Alberto Montaner

Montaner fue a Panamá a disertar sobre la reelección. Dijo que los demócratas cubanos y venezolanos tienen una deuda moral con el presidente Ricardo Martinelli, uno de los pocos gobernantes de América Latina que algo han hecho por proteger a las víctimas. Esas palabras desaparecieron en el torbellino de la contienda electoral que llegará dentro de pocos días. Suele ocurrir cuando se desbordan las pasiones, como hoy sucede en Panamá.

(La Prensa) El activista político Carlos Alberto Montaner sintetizó los principales argumentos en contra de la reelección presidencial, desde aquella que se realiza por mandato legal, hasta la que se disfraza a través de interpuestas personas, para ejecutarla técnicamente, intentando burlar las disposiciones constitucionales.

El foro donde se vertieron estas opiniones fue el evento conmemorativo del aniversario de la Fundación Libertad, celebrado este miércoles.

 

Montaner, quien es además periodista y autor de una treintena de libros, se dirigió al auditorio utilizando un lenguaje cálido, directo y en ocasiones finamente sarcástico, no carente de un abanico de anécdotas que ha recolectado a lo largo de sus casi 40 años de combates intelectuales contra los regímenes autoritarios como los de Venezuela y Cuba.

En esta ocasión, Montaner arrancó su exposición con una anécdota sobre quienes pretenden defender la reelección, aduciendo que los sistemas parlamentarios (aquellos donde el jefe de gobierno es elegido del Congreso por mandato constitucional), la practican.

Montaner narró que participaba en una reunión con diputados europeos y guatemaltecos, cuando uno de estos últimos “con gran desfachatez”, contaba “cómo les pagaban” por las leyes que aprobaban. “La vía de pago eran unas cajitas con dólares, narraba el legislador centroamericano”. Entonces, en un momento de tensión, la esposa del diputado guatemalteco le increpó diciendo : “Esa ley valía mucho más de lo que tú cobraste por ella”, ante los ojos atónitos de los eurodiputados.

Esto es América Latina, aseguró Montaner, ante las risas de los presentes, sin hacer referencia alguna al tristemente famoso caso Cemis de Panamá, al escándalo de los relojes Cartier o al no tan antiguo comentario del presidente de la Asamblea Nacional, Sergio Gálvez, que sentenció: “El que no da, no va”. Estas “anécdotas” panameñas no tienen nada que envidiarle a las del país de los quetzales.

Como ejemplo de personaje en positivo que fue reelegido por largo tiempo, Montaner menciona al expresidente del Gobierno español Felipe González, “el hombre que más ha gobernado en la democracia española”. Son cosas distintas, opina, “ya que en nuestros países el parlamentarismo sería aun más difícil , porque tienen un mayor nivel de descrédito que los sistemas presidenciales”.

SIETE ELEMENTOS

Montaner explicó a su auditorio siete elementos por los que considera que la reelección es un error.

Para el escritor cubano, la reelección obstruye el reemplazo generacional y la competencia entre líderes y la circulación de las élites.

Estima que los jóvenes deben interactuar en un clima de participación y de competencia, y esto no es posible donde existen caudillos que se “anquilosan” (aferran) en el ejercicio del poder.

Su segundo argumento es que la reelección refuerza el caudillismo frente a las instituciones, que a su juicio son lo más importante.

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Pone como ejemplo a Suiza, país respecto al cual muchas personas no conocen el nombre de su presidente, mas es famoso por la fortaleza de sus instituciones. “Hay que evitar el surgimiento de caudillos”, destacó Montaner, porque son, entre otras cosas, consecuencia de la reelección.

EL CÍRCULO CORTESANO

El tercer argumento de Montaner es que cuando se prolonga el mandato, el caudillo se va rodeando de cortesanos, que lo halagan y confunden en busca de privilegios. Esto ocasiona, dijo, que el sistema se desplace hacia una sociedad de acceso limitado a “beneficiarios de la corte”, sostuvo.

La reelección agrava el surgimiento de una nociva relación mercantilista entre el poder económico y el político, señala Montaner, para quien este círculo se “retroalimenta mutuamente y fomenta la corrupción”.

Basado en este elemento (el cuarto), el autor sostiene que el poder político recibe recursos, para mantenerse y prolongarse de parte del aparato económico del país y al mismo tiempo refuerza ese poder económico en una especie de “mecanismo perverso que es corrupto por las dos puntas”.

“Este círculo vicioso se limita, cuando no existe la reelección”, indicó.

“Existe el mito que la reelección incrementa la experiencia del gobernante”, opina Montaner en un quinto punto. El “cuento” de la experiencia es relativo, porque no hay garantía de que pasar por un cargo significa que se aprende de los errores y se van a hacer las cosas de otra manera. A su juicio este enfoque errado se refleja en las burocracias “¿Porque se hace esto así? ¡Porque siempre se ha hecho así!”, cuestionó Montaner, quien piensa que este mito se fortalece con la reelección.

FÓSILES DE VISIÓN CORTA

La sexta tesis antirreelección de Montaner va ligada a que los viejos gobiernos se quedan sin ideas. “Se van fosilizando, se resisten a las reformas, y crean burocracias calcificadas, cada vez más incompetentes”, sostuvo el cubano, para quien un mal gobernante, cuanto más tiempo gobierna, más daño hará a la sociedad.

La no reelección refuerza la noción de que lo conveniente es seguir planes de gobierno a largo plazo, sostiene Montaner en su séptima tesis. Él estima que gobernar es una obra continua en la que el Presidente es solo un factor transitorio limitado por la ley y que la reelección es mala en todas las variables. Ya sea consecutiva, alterna o indefinida.

Si se tiene la suerte de tener un gran Presidente, es mejor contar con su consejo, que “convertirlo en una persona imprescindible”.

El experto propone el restablecimiento de una vieja figura jurídica llamada “juicio de residencia”, consistente en una gran auditoría abierta, a todo funcionario que termina su cargo. Para Montaner, la transparencia en la gestión pública debe ser llevada al plano de las responsabilidades penales.

En entrevista con este diario, el cubano contestó a preguntas referentes al plano nacional, complementando sus respuestas con casos latinoamericanos.

¿Cómo parar a un mandatario reeleccionista ?

Una reelección indefinida es un error, porque se gobierna para ser reelegido, no pensando en las cosas fundamentales. La reelección no impide, pero dificulta la posibilidad de que los partidos escriban proyectos políticos de largo aliento. La pretensión de querer terminar una obra de gobierno es absurda. Hay que hacer cosas y hay que dejar. Tener en la cabeza un proyecto país que debe continuar el que venga detrás. Hay que crear las condiciones y las instituciones. La planificación centralizada del futuro tampoco funciona. El peso del caudillo siempre es a costa de las instituciones.

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¿Como evitar las reelecciones técnicas o ´de hecho´, como el caso de la primera dama de Panamá?

Creo que la responsabilidad es del electorado. El elector no es una persona ingenua y debe aprender a votar, utilizar su voto inteligentemente porque es lo único que tiene en una democracia. Existen las leyes para poner límites a los poderes públicos, pero hay una responsabilidad por parte del elector.

Pero el Presidente de Panamá puso a su esposa en la nómina siguiente…

Salió muy mal en Argentina con Perón. Isabelita Perón fue el desastre mayor. En Estados Unidos yo creo que la señora Clinton tiene legitimidad, como ella misma. Senadora , secretaria de Estado… tiene peso y no ha sido consecutiva.

¿Es negativo utilizar a la primera dama actual en la nómina presidencial?

Depende del tipo de formación que tenga la primera dama, el tipo de figuración política que tenga. Eso sería un apéndice del caudillo y eso nunca es conveniente. Pasó de alguna manera con Mireya (Moscoso). No era ni siquiera la viuda, pero la proximidad sirvió para que la eligieran.

¿Qué síntomas anticipan que un Presidente es un dictador en potencia?

La intolerancia, el hecho de que quiera cambiar las reglas y tratar de acaparar poder político, poder económico. Tratar de controlar otras instituciones, como por ejemplo el poder judicial. Todo eso es sintomático de caracteres que no son democráticos.

¿Qué peligro representa para Panamá un crecimiento sin institucionalidad?

Se puede producir un fenómeno parecido al de Venezuela y se le puede abrir la puerta, en algún momento, ante una crisis económica, que son cíclicas y que vienen, a un tipo de gobierno populista, caudillista que destroce el sistema. No hay ningún gobierno en América Latina que esté vacunado contra esa posibilidad. Esa posibilidad se da cuando las instituciones no funcionan, cuando el derecho no funciona.

¿Cuál debe ser el papel de los medios y de la sociedad civil, a quienes se acusa de querer cogobernar, en este escenario?

Está muy bien que los medios de comunicación denuncien y abran el juego para que se escuchen voces plurales. Que no entren en condescendencia con ningún poder, ni con ningún grupo, sino que mantengan su condición de factor independiente dentro de la sociedad, cuya función es reflejar lo que sucede. Revisar las acciones de los poderes públicos y también de los sectores privados. La sociedad civil tiene la obligación de juzgar, de actuar y de ser ese auditor que no quiere el gobierno, que sea. Eso enriquece la obra de gobierno. Hay que entender que el mandatario tiene un mandato de la sociedad y que su primera función es cumplir la ley, y no puede hacer otra cosa que lo que la ley le marca.