Vie. Abr 19th, 2024

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El trípode del liderazgo global: Trump, Putin y Xi. Por Rosendo Fraga

Trump cumple un mes de gestión con oposición creciente pero al mismo tiempo consolidando su base electoral, logrando el apoyo de Wall Street, desafiando a Beijing y acercándose a Moscú. Los sondeos muestran que algo más del 50% lo rechaza; el 20 de febrero sus opositores manifestaron en las grandes ciudades del país; lo psiquiatras de New York en un documento dicen que tiene «grave inestabilidad emocional» que le impide ejerce el cargo y amplia mayoría de los medios tradicionales lo cuestionan. Pero el 45% lo sigue apoyando, ha consolidado el respaldo de los votantes republicanos -y ello impide la oposición de sus propios legisladores en el Congreso- y Wall Street, el índice de bonos de S&P y el Nasdaq están en los tres casos en su máximo histórico. Ha comenzado a concretar el acercamiento a Moscú al reunirse en Bonn los responsables de los dos países de relaciones exteriores (Tillerson y Lavrov) y en paralelo los jefes de estado mayor conjunto que tuvieron el primer encuentro desde la ocupación de Crimea. Ha redoblado su desafío militar a Beijing, al ordenar el 17 de febrero que el portaaviones Carl Vinson que lleva más de 60 aviones de caza, gran parte del tipo F/A 18 -uno de la decena de los que tiene en servicio-  acompañado de su grupo de batalla, encabezado por el destructor Meyer, se dirija al Mar del Sur de China, el área de mayor tensión con los EE.UU. en lo estratégico-militar. El grupo naval estadounidense realizará ejercicios militares en la región marítima que China considera propia y tiene en disputa con Vietnam, Filipinas y otros países de la región.

El presidente Xi es un líder más nacionalista que sus predecesores, que aspira a tener proyección política más allá de los diez años que han gobernado sus predecesores. Por esta razón, responderá a los movimientos militares estadounidenses en una región marítima que considera prioritaria y por la cual pasa aproximadamente la mitad del tráfico comercial global. Frente al desplazamiento naval estadounidense, su vocero Gen Shuang, dijo que su país se «opone firmemente a los intentos de cualquier país de minar la seguridad y la soberanía de China». Cabe señalar que el día antes de la partida del portaaviones estadounidense, tres buques de la Armada china -uno incluía misiles guiados- terminaron ejercicios en la misma área.  Mientras se desarrollaba este ejercicio, el vocero de la cancillería china criticó las «constantes patrullas navales» de EE.UU. en el Mar del Sur de China, instando que no realice «ninguna medida que implique un desafío». El envío del portaaviones es concretamente ello. El viernes se reunieron en Bonn, los titulares de relaciones exteriores de Washington (Tillerson) y China (Yi). Las islas artificiales construidas por Beijing para afianzar su soberanía en el área en disputa pueden ser el desencadenante de una escalada militar. Es que Tillerson ha manifestado más de una vez que «un bloqueo naval» puede ser utilizado para impedir que China acceda a ellas y la potencia asiática lo considera «un acto de guerra». En cuanto a Japón, la ministra de defensa (Inada), dijo el 4 de febrero que sus Fuerzas Armadas no participarán en los patrullajes estadounidenses en el Mar del Sur de China.

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Putin sigue alentando la recomposición de relaciones con EE.UU. mediante Trump, pese a las críticas que éste tiene dentro de su país por esta relación. Servicios de inteligencia estadounidenses han informado la semana pasada que el equipo de Trump tuvo contactos con la inteligencia rusa durante la campaña electoral. El Presidente reaccionó con dureza, acusando a los servicios de «inventar la conexión rusa», anunció que lo someterá a una profunda reforma y nombró a un multimillonario de su amistad (Feimberg) para llevar adelante la tarea. Si bien es cierto que Trump genera dudas en el equipo del Kremlin, el encuentro de los mandos militares de los dos países es un paso concreto en el mejoramiento de la relación. Es que la suspensión de las relaciones militares formó parte de las sanciones adoptadas por la ocupación de Crimea. Ello no impidió que el mismo día que tenía lugar el encuentro, en el Mar Negro, 2 cazas rusos SU-24 hicieran un vuelo rasante sobre un destructor estadounidense. Al mismo tiempo, el alistamiento por parte de Moscú de un misil de alcance medio que viola el tratado de limitación de  armamentos firmado por Reagan y Gorbachov en 1987, plantea una diferencia entre los dos países. En la Cumbre de Seguridad realizada en Munich la semana pasada, el Presidente ruso dijo que «la guerra fría no fue superada» y que se requiere «un orden mundial post-occidental».

La impronta de Trump también se ha desplegado sobre Europa, Medio Oriente y América Latina en los últimos días. El Vicepresidente estadounidense (Pence), se reunió con el Secretario General de la OTAN, reiterando la posición de EE.UU. Como este país tiene a su cargo el 70% del gasto militar de la Alianza, sus países miembros deben cumplir el compromiso asumido con Obama en 2014 de gastar el 2% del PBI en defensa, algo que hacen solo cuatro países, dando plazo hasta fines de 2017 para resolver esta situación. El Jefe del Pentágono (Mattis) llegó sorpresivamente a Bagdad, para ratificar la asociación militar entre los dos países para combatir al EI, cuando avanza la ofensiva que pretende ser final para la caída de Mosul, la capital iraquí del Califato. El 23 de febrero llegarán a México el Secretario de Estado (Tillerson) y el de Seguridad Interior (Kelly), para acordar con el gobierno mexicano la implementación de las medidas para controlar el flujo migratorio, incluida la construcción del muro. La designación de un militar como nuevo asesor de seguridad nacional (Mc Master) tras haber rechazado otro el cargo anteriormente (Harward) confirma la decisión de mantener los cargos claves en defensa y seguridad en manos de militares, lo que también implica una política para captar el apoyo militar.

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En conclusión: a un mes de asumir Trump si bien enfrenta fuerte resistencia, ha logrado consolidar el apoyo de la base electoral republicana, mantener el apoyo del Congreso y tener los mercados a su favor; ha desafiado a China enviando un grupo de portaaviones al Mar del Sur de la potencia asiática, lo que implica escalar la tensión militar en la región del mundo más sensible en lo estratégico; aunque la conexión con Rusia es una de las amenazas más relevantes que tiene dentro de su país, Trump ha logrado que los mandos militares de los dos países vuelvan a reunirse y la presencia del Vicepresidente en la sede de la OTAN, del Jefe del Pentágono en Bagdad y del Secretario de Seguridad Interior en México muestra que los movimientos de Trump no cesan, ni retrocede.

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