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Treinta años de impunidad y complicidad izquierdista en el asesinato del senador chileno Jaime Guzmán. Por Daniela Carrasco

Este 1 de abril se cumplen 30 años del asesinato al senador chileno Jaime Guzmán, cometido por el grupo terrorista de izquierda “Frente Patriótico Manuel Rodríguez” (FPMR). Este repudiable hecho, ocurrido en plena democracia, es hoy tildado como “ajusticiamiento” por sectores de la izquierda chilena. Sin duda, algo gravísimo, pero a la vez sintomático de cómo este sector político continúa relativizando la violencia. No obstante, devela cómo el legado de Guzmán ha trascendido hasta el día de hoy, lo que explica, en alguna medida, por qué las izquierdas quieren cambiar la actual Constitución a toda costa.

La vida de Jaime Guzmán es digna de admirar. Cuando fue un joven universitario, a finales de la década de los sesentas, se opuso a que los centros de estudiantes de las universidades fueran instrumentalizadas políticamente. Como respuesta fundó el Movimiento Gremialista en la Pontificia Universidad Católica (PUC) en 1967, grupo que buscaba que todo cuerpo social solo se dedique a aquel fin por el cual fue creado. Junto con ello, desde que egresó de la carrera de Derecho hasta su muerte, se desempeñó como profesor de Teoría Política y Derecho Constitucional.

No obstante, también destacó en el mundo político chileno. Pues, mientras Salvador Allende (Partido Socialista) estaba en el poder, luchó a favor de que Chile fuese un país libre. Por ello, participó en numerosos programas políticos como “A esta hora se improvisa” y como columnista en los principales diarios y revistas del país.

Tras el Pronunciamiento Militar que derrocó a Allende, liderado por el general Augusto Pinochet en 1973, Guzmán fue convocado para integrar la Comisión Ortúzar, que estaba encargada de redactar un nuevo texto constitucional. El trabajo de estos abogados expertos, que se extendió por cinco años, dio como resultado la Constitución de 1980 que creó los pilares del progreso para el país. Además, Guzmán fue asesor del gobierno militar en temas políticos y jurídicos.

Por otro lado, Jaime Guzmán fue fundador del partido Unión Demócrata Independiente (UDI). Y con el retorno a la democracia plena, en las elecciones de 1989, salió electo como senador de la República por la circunscripción de Santiago Poniente, cargo que ejercería entre marzo de 1990 y marzo de 1994. Sin embargo, no llegó a cumplir su periodo, pues fue víctima del más trágico caso de terrorismo en el periodo de democracia reciente en Chile.

El 1 de abril de 1991, Ricardo Palma Salamanca (alias “El Negro”) y Raúl Escobar Poblete (alias “Emilio”), fueron al Campus Oriente de la PUC donde Jaime Guzmán dictaba clases de Derecho Constitucional. Se pasearon por los pasillos y lograron divisarlo en una sala de clases. Por ello, Palma y Escobar fueron al baño a preparar sus pistolas y, luego, se dirigieron hacia la sala de profesores para esperarlo. Esta situación fue advertida por Guzmán, por lo que retorna a la sala de profesores y pide que llamen a su chofer, Luis Fuentes, para que lo espere en el estacionamiento de profesores.

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Tras unos minutos, el senador logró retirarse del campus junto a su chofer, en el asiento del copiloto. Pero, cuando el vehículo giró en una calle aledaña, a las 18:27 horas de ese día, los frentistas lo vieron y le dispararon cerca de seis tiros, de los cuales dos le alcanzaron. El chofer aceleró para evadir la escena y, por petición del senador, fueron a la sede del partido UDI a pedir ayuda. Luego, se dirigieron al Hospital Militar y fue sometido a un procedimiento quirúrgico. No obstante, su estado de gravedad provocó su fallecimiento a las 21:35 horas. El asesinato conmocionó tanto a la ciudadanía como al mundo político.

A pesar de los hechos, hubo demoras en determinar quiénes son culpables y a los dos autores materiales se les perdió el rastro por un tiempo. El Caso Guzmán ha sido sumamente engorroso y enigmático, y se ha desarrollado hasta la actualidad de manera compleja. Empero, ha permitido sostener que la izquierda tiene una red de protección internacional para los responsables de su asesinato. Revisemos brevemente los principales hitos.

En marzo de 1992 se dio a conocer que uno de los autores intelectuales es Juan Gutiérrez Fischman, miembro del FPMR y que tiene nexos familiares con autoridades de la dictadura cubana. En abril de 1992, Mauricio Hernández Norambuena (alias “Ramiro”), también es identificado como autor intelectual del asesinato del senador. Posteriormente, en un panfleto militante del FPMR reivindican el asesinato de Guzmán, con motivo del noveno aniversario del grupo.

Recién en agosto de 1993, Hernández Norambuena fue detenido junto a Agdalín Valenzuela. Por las declaraciones tomadas en esta ocasión, en enero de 1994 fueron condenados a presidio perpetuo, Ricardo Palma Salamanca, como autor material, y Mauricio Hernández Norambuena, como autor intelectual del asesinato de Jaime Guzmán. Quienes, además, recibieron otra pena perpetua por el secuestro de Cristián Edwards, hijo del dueño del diario El Mercurio, en 1991. No obstante, el 30 de diciembre de 1996, ambos se escaparon de la Cárcel de Alta Seguridad junto a otros dos miembros del FPMR, con la ayuda de un helicóptero, por lo que se les volvió a perder el rastro por varios años.

En 2002 se encontró a Hernández Norambuena en Brasil, a raíz del secuestro del publicista Washington Olivetto, por lo que fue sentenciado a 30 años de cárcel en ese país. El gobierno chileno pidió su extradición, lo que fue otorgado cuando cumplió la mitad de la pena en Brasil, aprobado por el gobierno del presidente Bolsonaro, regresando a la Cárcel de Alta Seguridad chilena en 2019. También en 2002 se ubicó a Escobar Poblete en Brasil, aunque hoy está cumpliendo pena en México por secuestro y su proceso de extradición a Chile está pendiente.

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En 2004, Galvarino Apablaza (otro autor intelectual) fue detenido en Buenos Aires por portar documentación falsa. Desde ese entonces, el gobierno de Chile ha pedido su extradición, sin embargo, Apablaza solicitó refugio en este país, lo que fue otorgado e incluso quedó en libertad. Con el gobierno del expresidente Macri hubo una voluntad para retornarlo a Chile, pero con la llegada de la dupla Fernández esto se vio impedido.

En el caso de Ricardo Palma Salamanca, se conoce su paradero en 2018 pues, al escapar de México por estar vinculado a una banda de secuestros, hace una parada por Cuba, para llegar finalmente a Francia. En este país pidió asilo político que fue otorgado, mientras que su extradición a Chile fue rechazada, a pesar de que en 1992 confesó su participación en el crimen cuando fue detenido. Incluso su madre señaló lo mismo en el programa “Guerrilleros: la historia tras el fusil” del canal Chilevisión.

Marcela Mardones fue detenida en 2017 cuando intentó ingresar a Chile, pues también huía desde México. Ella fue quien informó las rutinas de Guzmán en el campus universitario donde ejercía como profesor. Está cumpliendo condena en Chile.

Pero otros personajes involucrados en este magnicidio, como autores intelectuales, no están cumpliendo pena porque siguen en la clandestinidad o porque los países en los que están no han permitido su extradición.

Y como si fuese poco, desde 2018 han ocurrido indignantes situaciones, que involucran a Jaime Guzmán, por parte de políticos de la izquierda chilena que hoy están en el Congreso. En diciembre de ese año se dio a conocer un registro audiovisual del diputado Gabriel Boric (hoy precandidato presidencial por el Frente Amplio) en el que recibe de manera sonriente una polera con una imagen de Jaime Guzmán baleado y ensangrentado. Al mes siguiente, la diputada Marcela Santibañez (Partido Progresista) señaló, a propósito de lo anterior, “bien muerto el perro”, en una actividad del Partido Comunista. También en enero de 2019, las ex agregadas de Michelle Bachelet, Carmen Gloria Quintana y María Paz Santibáñez, celebraron con el asesino Ricardo Palma Salamanca cuando se dio a conocer que su extradición fue denegada.

Meses después, los diputados Boric y Maite Orsini (ambos del Frente Amplio), se reunieron de manera secreta con Palma Salamanca en Francia. Y hace dos semanas, el programa chileno “Mentiras Verdaderas” del canal La Red, le otorgó una entrevista a Hernández Norambuena vía Internet desde la Cárcel de Alta Seguridad, instancia que no fue autorizada ni por el Poder Judicial ni Gendarmería.

En definitiva, el Caso Guzmán nos demuestra que nos encontramos frente a 30 años de retroceso, porque en Chile se ha vuelto a relativizar y justificar la violencia. Mientras aún familiares y cercanos buscan justicia para Jaime Guzmán, estos hechos demuestran que su legado aún continúa presente.

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