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«Somos pobres, pero no ladrones» – Por Cosme Beccar Varela

INTRODUCCIÓN: El 16 de Junio ppdo., como un merecido castigo por el incendio de las iglesias cometido ese día en 1955 por Perón y su banda de peronistas (cuyos sucesores siguen en el poder), la Corte Suprema de los EEUU se negó a oir la apelación del kirchnerismo contra la sentencia que condena al país a pagar lo que se les debe a los tenedores de bonos de la deuda externa argentina.  En el año 2003, con una desvergüenza fabulosa, el kirchnerismo repudió el 75% de la deuda externa, siendo ministro de economía el hoy supuesto «opositor» Lavagna. A causa de eso escribí un artículo que reproduzco ahora porque explica muchas cosas que valen para entender la actual situación.  Se titulaba: «SOMOS POBRES, PERO LADRONES»

Cosme Beccar VArela

«SOMOS POBRES, PERO LADRONES»

Buenos Aires, 25 de Septiembre del año 2003 – Nro. 511 de «La botella al mar»

La «propuesta» de no pagar el 75% de la deuda pública externa y la forma en que se hizo no es una propuesta: es una vergüenza. Es un acto de deshonestidad que me deshonra como argentino. Sería, además, un acto de arrogante imbecilidad sino hubiera una segunda intención política como verdadera motivación.

En el nro. 506 de «La botella al mar» (2/9/2003), escribí que este gobierno de izquierda usa «la enorme deuda externa contraída por la «dirigencia» desde 1976, que ha terminado por hacerse impagable,… para presentar a los países del mundo capitalista como enemigos y hacerse popular con argumentos (demagógicos) que, de rebote, inspiran rechazo por la propiedad privada y la libre iniciativa y favorecen proyectos estatistas».

La deuda externa fué obra de los gobiernos «capitalistas» de Martinez de Hoz y Cavallo, principalmente.

Esta y la represión ilegal del terrorismo realizada por las Fuerzas Armadas durante los períodos en que ocuparon el gobierno, fueron dejadas en los cimientos del país como sendas bombas de tiempo. Son dos argumentos tan convenientes para la izquierda que siempre he sospechado de la misma izquierda como inspiradora de las dos cosas. No de la izquierda brutal y callejera sino de los altos estrategas de la revolución profunda que sufre el ex-occidente cristiano. Ellos tienen estos dos «ases» en la manga para jugarlos cuando quieran y como quieran, seguros de que siempre les harán ganar la mano. Hay todo un aparato de prensa montado en torno a esos dos temas, numerosas complicidades y una confusión absolutamente garantizada.

La gigantesca y creciente deuda externa es usada como excusa para actos de terrorismo económico, como el robo de los depósitos bancarios del 2001/2002 y el incumplimiento deliberado de las obligaciones del Estado, de los Bancos y de las grandes empresas y, además, para provocar una enorme confusión que desconcierta las nociones de justicia y de prudencia que deberían inspirar a los gobernantes y jueces, y guiar a la opinión pública.

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Kirchner, mandadero de aquellos «altos estrategas», ha sacado a relucir con total desparpajo los dos argumentos. En el orden militar, le ha servido para hundir y neutralizar aún más a las Fuerzas Armadas y en el asunto de la deuda externa, ha montado el «show» de Dubai.

En la reunión anual del FMI y del Banco Mundial realizada en ese lugar con asistencia de lo más granado del mundo financiero, Lavagna anunció que la Argentina no pagará los intereses acumulados de su deuda (unos u$s13.000.000.000) y sólo pagará un 25% de la deuda pendiente con los inversores privados (unos u$s95.000.000.000) y eso, vaya a saber cuando, porque no lo dijo. Todo eso en un tono de matones soberbios e inconscientes y no por sentirse seguros de su fuerza.

La cosa es grave y deshonrosa. Esta gente pretende representar al país por un juego electoral indecente, pero el mundo mira la Argentina, lamentablemente, a través de estos personajes. Los argentinos que no estamos representados por ellos, que todavía tenemos honor y vergüenza, rechazamos la barbaridad cometida por las siguientes razones:

1) La deuda externa, como dije en mi campaña política por la presidencia de la República, «debe ser revisada para determinar cual es la deuda genuina y cual es la deuda objetable a la luz de la sentencia del Juez Ballestero». (puede ver la sentencia completa, de 150 pags. en la sección «Documentos» de este periódico)… La deuda genuina será renegociada en cuanto a sus plazos e intereses».

Kirchner no investigó nada, no averiguó la responsabilidad de los «coimeros» oficiales ni de los Bancos pero resuelve, con notoria injusticia, no pagarle a nadie o, lo que es lo mismo, no pagar sino el 25% y cuando al gobierno se le dé la gana. Está insinuado que no se le dará la gana nunca.

¿Qué diferencia hay entre este acto de prepotencia deshonesta y un asalto a mano armada o una estafa? El hecho de que quienes lo cometen sean funcionarios que no van a ser procesados penalmente (por ahora) por este desfalco, por gozar de inmunidad, no quita que es un desfalco.

Kirchner, además, es cómplice del menemismo, responsable de la mayor parte de esta deuda. Lo es por pertenecer al mismo partido, por más que se haya hecho la parodia de una disensión interna. Hay mil y una ventajas que aprovechó Kirchner para llegar a la presidencia por el hecho de pertenecer al megocio denominado «peronismo» (S.A.). Y eso lo hace solidario con los desmanes de la década infame menemista. No es suficiente clamar: «¡Yo no tengo nada que ver!» cuando no se ha renunciado ni a la estructura partidaria, ni a la «marca», ni a la indispensable colaboración de los socios peronistas.

Todos los «coimeros» de la era menemista (y la «caja» del partido) tienen todavía lo que recibieron a cambio de endeudar al país. Mientras eso no haya sido recuperado, no hay derecho a presentarse al mundo con aire de víctimas vindicativas.

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2) La mayor parte de la deuda que se dejará de pagar es la que tienen en sus manos los particulares directamente o a través de fondos de pensión como las AFJP. En cambio, la deuda con los organismos internacionales se pagará íntegra, a pesar de que el FMI entre ellos, es uno de los grandes culpables de la situación caótica en que está el país y de la deuda irresponsablemente contraída por los sucesivos gobiernos militares, peronistas, y radicales.

Después del robo de los depósitos bancarios, la colocación forzada de Bonos a cambio de los fondos que administran las AFJP (sin que a sus gerentes se les moviera un pelo), ahora viene la estafa llamada «quita» de un 75% del valor de los títulos que se les obligó a tomar y la confiscación del 100% de los intereses adeudados.

Una vez más queda en evidencia la gran mentira que fué la «jubilación privada» hecha por Cavallo-Menem. Sólo sirvió para enriquecer a una veintena de Compañías que cobraron comisiones del 30% de los aportes forzosos recibidos.

Los titulares de títulos de deuda argentina llamados «buitres», o sea quienes compraron los títulos a sus propietarios originales por monedas son cómplices de los gobiernos peronistas, militares y radicales responsables de este horror. No merecen más que el desprecio que les cabe a quienes comen carroña. Pero ellos no hubieran podido hacer esos negocios leoninos si los últimos gobiernos que hemos padecido no hubieran inspirado la mayor de las desconfianzas a los inversores como para decidirlos a desprenderse de sus títulos a precio vil.

3) El cinismo de los funcionarios argentinos que «negocian» la deuda nos enloda a todos. Me da vergüenza como argentino y aunque esto no sirva de nada, pido perdón a los habitantes del mundo por no haber sido capaz de impedir que una caterva como esta se adueñara del poder para cometer estas inmoralidades.

Lavagna, camino a Paris adonde dará una conferencia en La Sorbonne (!!!), todavía se atreve a comentar así las repercusiones adversas que tuvo el asalto de Dubai: «La presentación fué muy importante porque era CUMPLIR CON LA PROMESA QUE HABIAMOS HECHO…Eso tiene el valor de CUMPLIR CON LA PALABRA EMPEñADA…» («Clarín» 24/9/2003, pag. 5).

¿Entenderá Lavagna lo que quiere decir «cumplir una promesa» y «cumplir con la palabra empeñada»? O es un cínico total o no lo entiende.

La Argentina está deshonrada. El pueblo dice: «soy pobre, pero honrado». En la medida en que este gobierno represente a la Argentina (cosa que niego) sólo podríamos decir: «Somos pobres, pero ladrones».

Fuente: http://www.labotellaalmar.com.ar/