Reflexiones sobre el conflicto venezolano – Por Rosendo Fraga

En América del Sur hay mayoría de gobiernos de centroizquierda -aunque con matices y diferencias- y ello es la causa política de por qué los gobiernos de la región no critican, por ejemplo, las restricciones a la libertad de expresión en Venezuela, que son evidentes.

Además, se ha ido gestando cierta disposición de los gobiernos a ayudarse entre sí, más allá de la ideología. Por esta razón, la OEA evitó condenar al gobierno de Maduro y el Mercosur lo respaldó.

La crisis de Venezuela combina una fuerte crisis económica, altísima brecha cambiaria, la inflación más alta de America Latina -que llega al 56% anual- y un creciente desabastecimiento de productos básicos. En este contexto, y tras 15 años del Chavismo gobernando, no es tan extraño que el descontento haya estallado.

En Venezuela no hay riesgo de golpe de estado: el riesgo concreto es que el desgaste que generan las protestas y los costos de la represión terminen dividiendo al Chavismo y que desde su mismo seno se promueva el recambio de Maduro.

En cuanto a los EEUU, durante la campaña electoral Obama dijo que Venezuela no era una amenaza para la seguridad de EEUU y esta es una de las razones por las cuales ha convivido 15 años con el Chavismo, pese a los desafíos y conflictos que éste significó.

A ello se agrega que la importancia estratégica de Venezuela para EEUU como exportador de petróleo ha disminuido en los últimos años, porque en un par de años alcanzará el autoabastecimiento energético y en el mediano plazo será exportador.

Por estas razones, la Administración Obama no tiene interés estratégico para provocar la caída de Maduro en Venezuela. Pero tampoco puede mantener silencio frente a las acciones recientes de Maduro, al vulnerar las libertades públicas en la represión de las protestas.

En cambio para Venezuela -país para el cual el 96% de sus ingresos provienen de la exportación de petróleo-, que EEUU se lo siga comprando resulta vital. El colapso económico del Chavismo se produciría si EEUU toma la decisión política de dejar de comprarle petróleo.

Cuando en 1989 tuvo lugar el estallido social conocido como “Caracazo”, en el cual murieron 300 personas, el precio de petróleo había caído debajo de los 20 dólares (el mismo año y por la misma causa comenzó la crisis que llevó a la disolución de la URSS). Pero ahora el precio del petróleo no está bajo en términos históricos y ronda los 100 dólares.

Venezuela tiene más reservas de petróleo convencional que Arabia Saudita, pero las explota en forma ineficiente y con un criterio político. Los demás países petroleros con este precio no están experimentando una crisis política y económica, como sucede hoy con Venezuela.

En cuanto al límite de la crisis, lamentablemente los muertos en las protestas callejeras son el límite que enfrentan los gobiernos autoritarios. En Ucrania, 80 muertos precipitaron la caída de Yanucovich. Posiblemente será el costo de la represión lo que termine debilitando o no el apoyo que Maduro sigue recibiendo de los gobiernos de la región.

Fuente: http://www.nuevamayoria.com/