Vie. Mar 29th, 2024

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¡Qué bueno es el comunismo…! – Por Manuel Castro Rodríguez

A finales de la década del sesenta y con el cinismo que siempre lo ha caracterizado, el dictador Fidel Castro Ruz ordenó situar vallas por todas partes, donde los lemas que predominaban eran: “El presente es de lucha, el futuro es nuestro” y “Los niños nacen para ser felices”. Con su habitual sentido del humor, el pueblo cubano transformó los lemas castristas en: “El presente es de lucha, el futuro es negro” y “¿Los niños nacen para ser felices… o para tener lombrices?”.

Este sábado, su hermano menor, el dictador designado –que ha demostrado ser tan cínico y criminal como el creador de la tiranía dinástica- expresó durante su intervención en la sesión plenaria de la eufemísticamente llamada Asamblea Nacional del Poder Popular: El éxito de Cuba ha sido resistir al imperialismo. Si no fuera por el dolor que les han causado a varias generaciones de cubanos, tal declaración merecería una estruendosa carcajada.

Fidel y Raúl Castro, tiranos insaciables que a Cuba han destruido, jamás han tenido un proyecto para favorecer al pueblo cubano. Desde que el propio Fidel asesinara la Revolución, apenas transcurridas cuatro semanas de su entrada triunfal a La Habana el 8 de enero de 1959, todo lo que han hecho los hermanos Castro ha sido con el objetivo de entronizarse en el poder, primero ellos y ahora sus descendientes.

 

Y lo peor es que todavía hay gente que defiende ese régimen de oprobio. La izquierda caviar -goza de todos los derechos consagrados por la Declaración Universal de Derechos Humanos, pero apoya al régimen militar que le niega al pueblo cubano el disfrute de esos mismos derechos- tiene a Cuba como un parque temático de una utopía que ha fracasado donde quiera que se ha implantado. Ahora apoya la “actualización del modelo”, o sea, la combinación de la tiranía totalitaria con pequeñasreformas económicas, todo en nombre de la supuesta justicia social imperante en Cuba.

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No debe pasarse por alto esta entrevista a un sobrino de Ernesto Guevara de la Serna, el Che, que es una verdadera lástima no sea leída por la mayoría de la izquierda iberoamericana, dado que es una muestra de la Cuba en la que viven o han vivido extranjeros que defienden el totalitarismo castrista.

La situación imperante en Cuba desde pocos años después que los hermanos Castro se adueñaran del poder y establecieran un régimen dinástico, era mucho peor a lo narrado en esta entrevista, la cual me ha hecho recordar algo que viví en 1968, poco después que mediante un discurso Fidel Castro Ruz se robara 55.636 micro y pequeñas empresas, entre ellas 8.101 establecimientos de venta de comida (restaurantes, cafeterías, guaraperas, puestos de frita, etc.) que hasta el 13 de marzo de 1968 existían en Cuba:

De manera clara y terminante debemos decir que nos proponemos eliminar toda manifestación de comercio privado, de manera clara y terminante”,

declaró Fidel Castro el 13 de marzo de 1968 en la escalinata de la Universidad de la Habana, cuando decretó la “ofensiva revolucionaria”.

A decenas de miles de trabajadores independientes los despojó de lo único que tenían para poderse ganar la vida honradamente y los obligó a trabajar para él: “se llegó a aplicar una ‘Ley contra la vagancia’ que castigaba con la detención a los hombres que no estuvieran vinculados laboralmente”. Por cierto, la ‘Ley contra la vagancia’ no se ha derogado.

Hasta el 13 de marzo de 1968, la mayor parte de las noches me comía dos panes con tortilla acompañados de dos vasos grandes de guarapo (el jugo de la caña), con eso ‘escapaba’. Después de comenzar la “ofensiva revolucionaria” desapareció la gastronomía popular, ni el pan con tortilla o el guarapo o algo similar se podían comprar, por lo que tenía que ‘inventarla’ para poder cenar.

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Posteriormente al 13 de marzo de 1968, la mayoría de la población residente en La Habana comenzó a pasar hambre literalmente hablando. Un amigo que estudiaba el último año de Economía en la Universidad de la Habana me invitó a comer en el hotel Habana Riviera, donde vivía un compañero de estudio de él, un guyanés que era miembro del People’s Progressive Party, organización política creada por Cheddi Jagan. Comimos opíparamente, ya que el guyanés sólo tenía que firmar; así se pasó los cinco años de la carrera. El pueblo cubano es el que pagaba y continúa pagando.

Ese fue el primer ‘revolucionario’ extranjero que conocí.  Un par de años después conocí a JB -una bella joven paraguaya casada con un comunista que estaba encarcelado en su país-, la cual vivía en una excelente residencia ubicada en la intercepción de las calles 15 y 16, en el entonces bello barrio habanero del Vedado, y gozaba de una alimentación que la mayoría de los cubanos ni soñábamos, todo disfrutado gratuitamente por ella y pagado por el pueblo cubano.

En Cuba, ‘el primer territorio libre de América’, los ‘revolucionarios’ extranjeros vivían a cuerpo de Rey, mientras los niños cubanos perdían el derecho a tomar lechedesde que cumplían siete años. ¿Esa es la tan pregonada justicia social? ¡Qué bueno es el comunismo para la cúpula del poder y sus amistades!

Fuente: http://www.elblogdemontaner.com/