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Nisman asesinado, enterrado, difamado y enterrada también la causa penal – Por Cosme Beccar Varela

Nisman ha sido asesinado y enterrado. Pero lo peor es que al cabo de un mes y medio es evidente que también ha sido enterrada la causa penal que debería castigar a los culpables. La han enterrado de una manera que delata el método de las tiranías comunistas y que consiste en una combinación de mentiras, calumnias, amenazas, distracciones y silencios. Es lo que hace Putin en Rusia, Castro en Cuba, Maduro en Venezuela y seguramente en los demás países sometidos al mismo régimen siniestro, hacen lo mismo, aunque no tengamos noticia de ello.

También han enterrado la causa por encubrimiento iniciada por Nisman contra la usurpadora presidencial y su canciller, para lo cual ha contribuido el ex-Juez de a Corte Zaffaroni, de siniestra catadura y peores antecedentes, haciendo declaraciones despectivas sobre esa denuncia, hasta el ridículo extremo de decir que “el escrito no lo hizo nadie con un mínimo conocimiento jurídico” (“Clarín”, 1/3/2015, pag. 7). Es Zaffaroni el que carece de ese conocimiento porque debería saber no se puede interferir de esa manera peyorativa y partidista en un proceso relacionado con un atentado terrorista que dejó un saldo de 85 muertos.

El «juez» Rafecas (me resisto a darle el título de «Juez» a un individuo tan obviamente indigno de él), le echó una tonelada de tierra encima rechazando la denuncia de Nisman, retomada por el Fiscal Pollicita, con una velocidad y una liviandad de razones que denuncian una notoria mala fe.

En cuanto al asesinato, la Fiscal Fein ha dicho y hecho tantos disparates y omitido tantas cosas obviamente necesarias y urgentes, que es difícil comentarlos uno por uno. Entre ellos, ha empezado a actuar en una escena que no era la del crimen sino la que armaron los varios individuos que lo cometieron y después de ellos, los aún más numerosos que invadieron el lugar, entre ellos el «cow-boy» Berni, émulo de la KGB y de la Gestapo. Lo dijo claramente una señorita que fue llevada como testigo pero después, en la oficina de la Fiscal Fein fue inducida a desdecirse. Es obvio que la pobre mujer nunca de los nuncas dirá que la obligaron a desdecirse. Sabe que se juega la vida.

La prensa, desde el principio, mantuvo la tesis de un suicidio, con vaivenes en el énfasis. Últimamente, sin embargo, ya dan como cierto que Nisman se suicidó, asustado porque su denuncia era «un disparate» y le daba vergüenza reconocerlo.

Como motivo para un suicidio y nada menos que un hombre como Nisman, no puede ser más ridículo. Por otra parte, he leído la denuncia y está muy bien escrita e incrimina a los acusados con bastantes visos de verosimilitud, dentro de la escasez de las pruebas que ellos dejaron. Una acusación basada en indicios siempre parece frágil, pero nunca tanto como para enterrarla como lo hizo Rafecas, sino digna de una seria investigación, más aún cuando el famoso “memorandum” firmado con Irán claramente le quita jurisdicción a los jueces argentinos y se la transfiere a una “Comisión de la Verdad” que realizará sus audiencias…¡en Teherán! Eso sólo puede implicar la impunidad para los acusados iraníes.

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Después la prensa, siempre servicial a la tiranía, introdujo un elemento pasional en el cuadro, sin que hubiera ninguna razón para eso, a no ser, distraer. Había una novia que desapareció. Nada más lógico si se piensa en la trampa mortal en que se ha convertido el caso Nisman. Pero en todo caso, que tuviera una novia no era motivo para suicidarse. Lo que quieren insinuar es que lo mató un Fulano celoso… Otra distracción.

La Sra. Fernandez se comportó desde el primer momento del asesinato con una frialdad y una indiferencia ante la muerte del desdichado Fiscal que recuerda al Padrino de la novela, mondándose los dientes al lado del cadáver de su víctima como si aquel cuerpo fuera menos que una mosca. El Padrino no mataba personalmente: mandaba matar. Para eso tenía una tropa de asesinos a sus órdenes.

En su discurso de ayer en el Congreso, la Sra. Fernandez tuvo el mal gusto de calificar a Nisman y a su denuncia como un “escándalo, un bochorno para los argentinos” (“La Nación”, 2/3/2015, pag. 8). (Lo que es un bochorno para los argentinos es que ella usurpe el sillón presidencial desde hace ocho años). Esa frialdad ante la muerte del Fiscal configura también el perfil de una especie de “Padrino”.

En cuanto a los especialistas en asesinar sin dejar rastros, el Poder Ejecutivo, como ahora lo sabemos todos, tienen a sus órdenes a un ejército de «espías» que pueden matar a la perfección y que son amigos de otros «espías» extranjeros que pueden matar por encargo, como una devolución de atenciones. Por ejemplo, iraníes. Por eso la identidad del asesino no se descubrirá jamás. Es imposible. Puede ser cualquiera de ese “ejército” local o extranjero.

Por lo tanto la investigación de la Fiscal Fein, si quisiera ser seria -que no lo es ni por asomo- debería buscar a quienes dieron la orden de matar. Y eso no lo está haciendo ni está siguiendo, aunque más no sea para descartarla, la hipótesis de que sean los propios inculpados por Nisman quienes lo mandaron matar para impedir que hablara en el Congreso al día siguiente y preguntarse por qué les interesaba tanto, a ellos o a sus «eminencias grises» que eso no ocurriera.

El problema es que si alguien inteligente y corajudo siguiera esa línea se plantearía de inmediato el aspecto político del asunto. Y ese planteo incluye una pregunta esencial: «¿No será que la denuncia de Nisman debilita un poder que interesa inmensamente mantener libre de todo riesgo para poder llevar a cabo un plan de gran envergadura, por ejemplo, la implantación de un Estado comunista en el país?»

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Eso le llevaría a analizar si la política de esta tiranía no se asemeja a la de un Estado comunista y si detrás de la usurpadora no hay «asesores» comunistas, como los que dominan el gobierno de Venezuela, que necesitan mantenerla en el poder y conservar la posibilidad de reemplazarla el próximo mes de Diciembre por otro títere de la misma secta que siga ejecutando ese plan, cosa que Nisman ponía en peligro con su inoportuna denuncia.

Ese investigador no podría dejar de ver la semejanza del crimen de Nisman con el «sistema Putin» de eliminar a quienes le molestan y al sistema castrista-chavista de no ahorrar sangre de opositores si constituyen un riesgo para su permanencia en el poder, como pudo verse por la forma despiadada con que ametralló a manifestantes indefensos en Febrero del año pasado.

Nada de eso hace ni tiene talla para hacer la Fiscal Fein que, por otra parte, debe haber sido informada de que si lo hace, su vida no vale ni cinco centavos. Y a Rafecas le deben haber mandado un mensaje semejante. Por eso, cuando el Fiscal Pollicita asumió la denuncia de Nisman, yo dije a quienes quisieron oírme que eso no era una prueba de coraje de ese Fiscal ni de su intención de seguir adelante. Lo hizo porque sabía que Rafecas se negaría a investigar.

Estimado lector: si Ud. tuvo la paciencia de llegar hasta aquí, abusaré de ella un poco más para agregar que este caso pone en evidencia que estamos dentro de un proceso político de enorme peligro para nuestra libertad porque el poder instalado en el gobierno es un poder que nos está llevando al comunismo y que no se detendrá ante nada con tal de lograrlo. No crea que las elecciones de este año podrán salvarnos porque no hay ningún candidato que sea capaz de, ni quiera, enfrentar ese peligro y, además, porque ganará el que la secta designe, fraude electrónico de por medio.

¿Qué hacemos, entonces, me preguntará? Le respondo: empezar por darse cuenta de esta triste realidad y, enseguida, empezar a organizarse para resistir antes de que sea tarde. No pueden matarnos a todos, como decían los valientes en Venezuela, sólo que para ellos ya es demasiado tarde, como lo es para los cubanos.

Fuente: http://www.labotellaalmar.com.ar/