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Nerviosismo en la izquierda chilena por el rechazo que sufriría el proyecto de nueva Constitución. Por Nehomar Hernández

La opinión adversa que están levantando las gestiones de la Convención Constitucional en la sociedad chilena comienza a generar efectos. La izquierda del país sudamericano –en todas sus vertientes y presentaciones– ha comenzado a acusar el golpe que los sondeos de opinión han dejado entrever sobre la posibilidad, para nada remota, de que el proyecto de nueva Constitución que de allí va a emanar sea rechazado en el plebiscito que está previsto a realizarse el 4 de septiembre para aprobar o rechazar la nueva Carta Magna.

El campanazo lo han dado justamente las encuestas en la última semana. Así, el sondeo realizado por la empresa de investigación Cadem señala que el 53,5% de los chilenos rechaza las gestiones la Convención Constitucional, mientras que un 46,5% las aprueba. Del mismo modo, la encuesta de Pulso Ciudadano-Activa arroja que el 52,8% de los chilenos rechazaría la nueva Constitución, frente a un 47,2% que la aprobaría en las urnas.

Contrario a lo que podría pensarse de antemano, la llegada de Boric a La Moneda ha coincidido, entre otras cosas, con el hecho de que el desempeño de la Constituyente ha comenzado a transitar los caminos del rechazo popular, con el agravante de que ese rechazo podría transformarse de aquí a septiembre en una contundente negativa de la sociedad a suscribir el proyecto de nueva Constitución propuesto desde una Convención dominada por la izquierda y que no ha hecho otra cosa que radicalizarse desde que comenzó a ejercer funciones.

Basta recordar que, semanas atrás la Constituyente incluyó, por ejemplo, varias disposiciones dentro del articulado de la nueva Constitución que abren la puerta a la legalización del aborto sin límites en la nación hispanoamericana. De igual modo, desde julio de 2021, la Convención ha venido presionando para indultar a los criminales que causaron destrozos y daños a la propiedad en Santiago y otras poblaciones de Chile durante las violentas revueltas callejeras de 2019.

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Recientemente, y quizá por el apremio del tiempo y la no consecución de los resultados esperados para esta fecha, la Constituyente chilena incluso pidió una prórroga para extender sus funciones y su mandato por tres meses más.   

De allí que entes como la Fundación Horizonte Ciudadano, afín a la expresidente izquierdista del país y ahora comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, hayan puesto el grito en el cielo, señalando que los sondeos de opinión están dando cuenta de las preocupaciones de los chilenos sobre el trabajo que se está haciendo desde la Convención.

Así el ente emplaza a las «nuevas autoridades, las organizaciones, agrupaciones y articulaciones ciudadanas» a «fortalecer los liderazgos internos que faciliten el acercamiento de posiciones y permitan superar ciertos atrincheramientos que impiden la articulación de las legítimas diferencias”.  Hay nervios.

Bachelet nunca ha ocultado ser una entusiasta del proceso adelantado dentro de la Convención Constitucional. Al punto de que diciembre pasado, durante una visita al país, fungió como oradora en la tribuna de ese espacio, arguyendo que allí se estaba realizando la tarea de “Encontrar el ‘nosotros’ que traerá orgullo y paz por décadas”.

De estas preocupaciones no escapa el propio Gabriel Boric, quien de acuerdo al medio La Tercera, ha dicho que “la discusión no es solamente comunicacional, no se le puede echar solamente la culpa a lo externo, también hay responsabilidades de quienes creemos en el proceso.”

El mandatario izquierdista ha llegado incluso más allá, cuando se le ha preguntado por un hipotético escenario en el que el proyecto de nueva Carta Magna sea rechazado, con las consecuencias que esto traería para quienes, como él, han abanderado esa causa. A ello ha respondido: “Sería una muy mala noticia para Chile y, por lo tanto, prefiero no ponerme en ese escenario sino hacer todo lo posible para generar el consenso suficiente para que se apruebe y, ojalá, con una amplia mayoría”.

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No todo está dicho en lo referente a la nueva Constitución chilena. Aunque la Convención ha estado dominada en más de dos tercios de su composición por parlamentarios de izquierda de toda laya y todo tipo, el gran dique de contención contra ese proyecto podría terminar siendo la propia sociedad chilena, que el 4 de septiembre tendrá la última palabra sobre el asunto.

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