Vie. Abr 19th, 2024

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!Miente, miente, que algo quedará! Por Cosme Beccar Varela

En el mismo infierno debe haber habido asombro y un frenético aplauso cuando el gobierno del monstruoso Intendente de Buenos Aires (uno de los humanoides más feos del mundo) declaró que los asistentes a la Marcha del 25 de Marzo contra el aborto fueron 4.000 y el falsario gobierno nacional estimó la concurrencia en 5.000 personas («Clarin», 26 de Marzo del 2018, pag. 6) Los policías que «participaron del operativo de seguridad» calcularon 20.000 y 30.000″(«Clarin» ibidem). Semejantes mentiras sobrepasan todas las que ha dicho hasta ahora este gobierno caracterizado por la mentira.  La verdad es que en la Marcha contra el aborto hubo más de 100.000 personas.

Los manifestantes dejamos libre la mitad de la Avda. Libertador para no entorpecer totalmente el tráfico, al contrario de lo que hacen los piqueteros que, con 15 individuos más la ayuda de decenas de policías, cortan cualquier avenida cuando quieren, cómo quieren y porque quieren. Pero esa mitad de la Avenida estaba ocupada desde el Monumento de los Españoles hasta casi la esquina de la Avda. Pueyrredón, o sea, unas quince cuadras. Obviamente, ese espacio enorme sólo puede ser ocupado por 100.000 personas o más.

Sin embargo, los infames abortistas hipócritas del gobierno macrista, nacional y municipal, se atrevieron a decir que eran «unas 4.000 o 5.000», con la cínica intención de quitarle importancia al acto y silenciar el rechazo de la mayoría de los argentinos al criminal aborto. «La Nación» escribió farisaicamente que hubo «miles de asistentes» -si arriesgar una cifra concreta- y agregó que «según estimaron los organizadores, al menos 50.000 personas participaron de toda la marcha» («La Nación», 26/3/2018, pag. 24), como si ese número fuera una “confesión” de parte a la cual se le debe descontar la exageración propia del interesado.  «Clarín» se limitó a publicar el burdo embuste oficialista arriba citado, sin indicar ninguna cantidad de su propio infame coleto.

La misma mendacidad cometieron ambos diarios cuando se refirieron a la marcha de las abortistas del 8 de Marzo. Ambos daban como un hecho cierto que eran 350.000. Sin embargo, apenas ocupaban una parte de la Avda. de Mayo y eso no alcanza ni a la mitad de quienes marcharon contra el aborto. Y si comparamos la calidad humana de una concurrencia y la otra, es innegable la superioridad moral de los antiabortistas, casi todas familias con sus niños. En cambio, la otra, era un desfile de mujeres feministas, abortistas, practicantes del amor libre, dispuestas a matar a los hijos de sus entrañas y sus consignas eran soeces, muy a tono con su inmoralidad. Un país dominado por ellas poco se distinguiría de un prostíbulo. Mientras que los que marcharon por la Avda. LIbertador contra el aborto eran representantes de la Argentina real, que cree en Dios (aunque, lamentablemente, no se Le mencionó en las consignas que impusieron los «organizadores»), aprecia la sana vida de familia y la femineidad natural negada descaradamente por el feminismo.

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Sé muy bien que el macrismo y los políticos se caracterizan por mentir continuamente cada vez que abren la boca. Pero, ¡demonios!, hasta de los mentirosos contumaces se espera una cierta aproximación a la verdad, aunque más no sea para hacer más creíbles sus mentiras. Pero estos deslenguados sinvergüenzas de Macri, Marcos Peña y Rodriguez Larreta no tuvieron ningún inconveniente en dejar de lado esa regla elemental de los más burdos estafadores y mintieron con una mendacidad excesiva. Porque eso de sumar sólo 4.000 o 5.000 cuando hasta un ciego podría haberse dado cuenta, aunque más no fuera por el rumor de la muchedumbre, que allí había 100.000 marchando, ¡eso, mezquinos canallas, eso es demasiado!  Al parecer han adoptado la famosa consigna volteriana: «¡Miente, miente, que algo quedará!».

Lo peor es que esos mismos 100.000 que marcharon no se enojan con estos farsantes, los votaron y los seguirán votando porque leen «La Nación» o «Clarin» o ven televisión y les creen contra toda evidencia. Ni siquiera les reprochan la evidente culpa que tienen en esta embestida a favor del aborto que inició Macri «abriendo el debate» sobre el asunto. Hasta los mismos Obispos lo apoyaron (ver Nros. 1543 y 1544, del 13 y 19 de Marzo del 2018 de este periódico) llamando ellos también al «diálogo» en vez de condenar el aborto como un gravísimo pecado contra la ley de Dios y como una causa de excomunión ipso facto.

Y los heroicos participantes de la marcha del 25 de Marzo adoptaron como consigna de sus exclamaciones un ambiguo «¡Sí a la vida!» en vez de un «¡No al aborto!», a pesar de que todos fueron a la marcha por ese «¡¡NO!!» que exclamaban con su presencia más que con sus voces.  Como el propio inmoral Macri dijo: «Yo estoy en favor de la vida», intentando hacer creer que eso es lo mismo que estar contra el aborto, esa consigna principal de la marcha no le causa problema político alguno. Hasta los mismos abortistas dicen ahora que están a favor de la vida y por eso esperan que nadie aborte, pero que ellos quieren que cada mujer tenga el derecho de abortar libremente, si así lo quiere. De ahí su exigencia de que se legalice el aborto.  Sofisma más vil, no se puede imaginar.

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Consecuentemente, el efecto político de la marcha del 25 de Marzo, o sea, el crear en los miserables políticos abortistas o «indecisos» el temor de perder apoyo político si aprueban el aborto, se perdió en una gran medida. Ha quedado probado que los antiabortistas no son ni la mitad de combativos que las arpías feministas-abortistas, por lo tanto, éstas son más de temer y más para conformar que los mansos corderos que defienden a los niños por nacer contra el asesinato cometido por sus propias madres.

Sea como sea, la marcha fue muy importante y si hubiera un resto de buena fe en esta «dirigencia» corrupta e inepta que hoy encabeza la «maffia» macrista, deberían abandonar el siniestro proyecto. La audacia con que sus máximos capitostres mintieron, con toda la boca y todos los dientes, me hace temer que su desvergüenza no tiene esa clase de resquemores. Seguirán mintiendo, corrompiendo y robando, que es lo que saben hacer mejor. O sea, seguirán intentando aprobar el aborto.