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Prensa Republicana

Con las ideas derechas

«Me gusta el arroz, pero…» – Por Malú Kikuchi

Hay momentos en que me pregunto si no estoy delirando al escuchar una voz conocida que dice cosas banales, que implican confesiones que sólo le importan a la persona que las dice, o quizás, a sus médicos. A mí no me interesan. Supongo que al resto de mis compatriotas, tampoco.

Porque yo vivo en Argentina, un país que tiene toda clase de problemas realmente serios, de difícil solución y que está al borde del abismo. Hablar de inseguridad forma parte de nuestras vidas. Lo hacen hasta los chicos de 8 años. Todas las formas de la violencia que usan los delincuentes, nos son conocidas.

De eso, la presidente no habla.

La droga se ha instalado y no existe una política seria encaminada a exterminarla. Hay tanta desidia con respecto a la droga, que una se termina preguntando si de verdad el gobierno está tan distraído que no ve, o si no quiere ver, o si pactó. Es tanto el crecimiento del negocio narco y en tan poco tiempo, que una tiene el derecho de hacerse estas terribles preguntas, con temor de que alguna de ellas tenga respuesta positiva.

De eso, la presidente no habla.

De un lado están los abolicionistas del código penal, que han decidido que el delincuente es la víctima de la sociedad. Este grupo está liderado por el juez de la Corte que tenía (¿o sigue teniendo?) 6 departamentos que su administrador le había alquilado a prostíbulos, con 2 mujeres que pudieran ser fruto de la trata de personas. Un juez que pregunta “¿a quién le ha hecho mal fumarse alguna vez un porrito?” ¡Un lujo el juez!

De eso, la presidente no habla.

Del otro lado, el sentido común que quiere delincuentes victimarios y responsables de sus actos, y por supuesto pagando sus delitos con las penas correspondientes. Estos son mayoría entre la población, el problema es que no son mayoría en el congreso. ¿Qué pasará con el proyecto de reforma del código penal liderado por Zaffaroni y rechazado por la gente?

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De eso, la presidente no habla.

Nuestra inflación, que ha sido erradicada del  mundo, empezando por nuestros vecinos, Chile, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Perú, Ecuador, etc… está 4°, sólo Venezuela, Sudán e Irán, nos ganan. Aún así, dicen la verdad por horrorosa que esta sea. Nosotros mentimos. Declaramos  la mitad de la inflación real que sufrimos. Y con “precios cuidados” no se arregla.

De eso, la presidente no habla.

Según los informes PISA (informes internacionales, serios, se hacen cada 3 años, evaluando chicos de 15 años de 65 países, en interpretación de textos, ciencias y matemáticas), Argentina es el país que más ha INVOLUCIONADO en materia educación pública. La que debe ser de excelencia, ya que es el único rasero socio/económico que existe. Este pecado que pagaremos por varias generaciones, sucede en el país de Sarmiento y de la ley 1420.

De eso, la presidente no habla.

El poder judicial ha sido deliberadamente abandonado por la Justicia y es manejado sin pudor alguno por el ejecutivo. Así tenemos personajes de alto rango acusados por lo menos de enriquecimiento ilícito, y  esos se exhiben en La Rosada sin darse por aludidos. Casi ninguno de ellos puede explicar sus bienes, ni siquiera los blanqueados. Y al fiscal que investiga, lo suspenden y probablemente lo echen. ¡Cometió el pecado de cumplir con su deber! Y eso, en tiempos K, no se hace.

De eso, la presidente no habla.

El desempleo acecha. La gente no compra. Las industrias fabrican menos, las empresas se vuelven más cuidadosas. Resultado: primero se suspenden obreros y empleados, luego se los echa. El empleo en negro crece, lo mismo que la pobreza. ¡Y tenemos tantos pobres!, 36,5% según ex empleados del INDEC; 27,5% según la Iglesia. Pero   el gobierno hace 9 meses, el tiempo de un embarazo, que no da a conocer ni siquiera una cifra mentirosa, y eso que nos tiene acostumbrados a las mentiras. ¡En la década ganada! Los 11 años con más viento internacional a favor en la historia argentina, probablemente irrepetibles. Y sin lugar a dudas, desperdiciados.

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De eso, la presidente no habla.

Los jubilados esperan morirse rápido, para no pesarle a sus hijos ya que la jubilación no les alcanza ni para los remedios. Se prometen obras que nunca se concretan. Se las inaugura una y otra vez. La fachada, detrás no hay nada. Shocklender se pasea sin compartir sueños, mamá Hebe lo desconoce y sigue recibiendo plata (nuestra) desde el gobierno, no sabemos a cambio de qué.

De eso, la presidente no habla.

Hay venganza contra los militares, porque eso no es justicia, salvo algunos casos puntuales. El abuso y mal uso de los DDHH, totalmente tuertos; los piquetes, los escraches, el descontrol de tantos funcionarios y allegados. La desaparición del país en el concierto internacional.   Las máquinas de la casa de la moneda que no dan abasto y Ciccone tampoco. Pero Boudou no conoce a Vaderbroele. Y sonríe. Siempre. ¿Se ríe de nosotros?

De eso, la presidente no habla.

¿De qué habla la presidente desde su país de las maravillas? Habla de su funcionamiento intestinal. Porque mientras todo esto nos sucede, la presidente por “condena” nacional, nos explica desde La Rosada, ante un grupo de empresarios, que: “me gusta el arroz, pero me constipa un poco”.

Ya está. Con esas sabias palabras hemos solucionado todos los problemas del país. ¿Cómo hemos podido vivir los argentinos sin este imprescindible conocimiento? ¡Cuánta incultura de nuestra parte! ¡Qué mal  informados! Es casi como ignorar el 9 de julio de 1816. Una vergüenza.

Perdón, tengo una curiosidad, ¿la presidente comerá mucho arroz?

Fuente: http://www.lacajadepandoraonline.com