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Madres de Plaza de Mayo apoyan al terrorismo de Estado castrista – Por Agustín Laje

Por Agustín Laje (*)

No resulta redundante insistir en debatir seriamente sobre la veracidad o no de la “lucha por los derechos humanos” de las Madres de Plaza de Mayo. En efecto, el proyecto para hacer del pañuelo de las madres un símbolo patrio ya obtuvo media sanción en Diputados y ahora el Senado deberá pronunciarse al respecto.

Pero un “debate serio” implica dejar de lado la sensiblería barata, los clichés, los eslóganes tan propios del “relato” y las emociones impuestas, para dar lugar a lo que realmente importa: los datos objetivos.

Así las cosas, en mi nota anterior (click aquí para leerla) ofrecí un sinnúmero de pruebas sobre los vínculos que las Madres de Plaza de Mayo establecieron con organizaciones terroristas extranjeras tales como ETA, FARC, M-19, Al-Qaeda, por no mencionar las constantes reivindicaciones al terrorismo vernáculo de Montoneros y ERP.

En este artículo brindaré datos sobre el vínculo de las Madres de Plaza de Mayo con el terrorismo de Estado castrista.

Fidel Castro conoció por primera vez a Hebe de Bonafini a mediados de los ’90. El encuentro fue gestionado por Sergio Schoklender, el parricida que por entonces era hijo adoptivo de Hebe y que varios años después sería el chivo expiatorio del caso de corrupción de “Sueños Compartidos”. En concreto, lo que Schoklender gestionó fue que Hebe fuera invitada como oradora en el Festival de la Juventud que se organizó en Cuba.

Fidel Castro quedó bien sorprendido por el discurso de Bonafini −una apología al homicida serial Ernesto Che Guevara− y mandó a Frei Betto, uno de sus lugartenientes, a aceitar el contacto con la líder de las Madres.

La reunión con el dictador cubano no tardó en llegar. El propio Schoklender cuenta que “en un viaje posterior Fidel Castro nos recibió no bien llegamos. Eran las ocho de la mañana y a las ocho de la noche seguíamos reunidos porque Fidel no había parado de hablar”.[i] Fue el inicio de una interminable lista de viajes a La Habana que harían las Madres de Plaza de Mayo.

Siempre que las Madres viajaban a Cuba se sentían como en su casa. Agrega Schoklender que “cada vez que Hebe llegaba a la isla tenía coche, casa y todos los recursos que Fidel ponía a su disposición”.[ii] Así pues, mientras las Madres de Plaza de Mayo gozaban de los lujos y comodidades que el régimen les facilitaba, otras madres y esposas cubanas, conocidas como “Damas de Blanco” (verdaderas luchadoras por los Derechos Humanos), desde hace años vienen peleando para conseguir la libertad de sus hijos y maridos, quienes viven hacinados en las cárceles de la dictadura castrista por el delito de disentir. Hay que destacar que jamás se produjo ninguna reunión entre sendas organizaciones; las Madres de Plaza de Mayo jamás se solidarizaron con la lucha de las Damas de Blanco cubanas.

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Las únicas palabras de solidaridad que pronunciaron las Madres tuvieron como destinatario al dictador Castro. Las apologías son incontables. “Gracias Fidel por todo. Me gustaría volver a abrazarte en nombre de todas las Madres y seguiremos leyendo cada uno de tus escritos que nos dan conocimiento, el alimento más fuerte para todos los que creemos que la revolución se hace construyendo todos los días”[iii] le dijo Hebe de Bonafini al tirano vitalicio en una carta abierta en 2008. Asimismo, cuando el dictador cumplió 80 años, Hebe lo calificó como el mejor hombre de los últimos siglos y le expresó su obediencia ciega en los siguientes términos: “Le queremos traer el amor, la fidelidad, la comprensión, que lo acompañamos en todo lo que haga siempre (…). A una personalidad como él, el hombre más grande que han dado estos dos siglos, uno tiene que acompañarlo sin discutir, o estamos o no estamos”.[iv]

Para aquellos que piensan que éstos son “tangenciales excesos” de Hebe de Bonafini, deberíamos remitirlos a los propios libros institucionales de las Madres. Por ejemplo, en el libro institucional “Historia de las Madres de Plaza de Mayo” publicado en 1995, se incluye un capítulo entero con fotos de las Madres recorriendo La Habana escoltadas por funcionarios castristas de alta jerarquía. Esto es fundamental: los vínculos con la dictadura son institucionales, y no simplemente personales.

Las Madres incluso se reunieron con Barbarroja (Manuel Piñero), el funcionario cubano encargado de gestionar el entrenamiento y adoctrinamiento de guerrilleros y terroristas latinoamericanos desde el llamado “Departamento América del Comité Central del Partido Comunista”, en el marco de lo que fue el plan de exportación de la revolución marxista al continente durante la segunda mitad del siglo pasado. Sobre esa reunión la propia Hebe ha contado: “Siempre que me conceden el honor de hablar en Cuba, o en actos de solidaridad con Cuba, se me anuda la garganta… y una vez fui a Cuba, y hablé con Barbarroja, él me dijo que uno de mis hijos había estado allí, y había hablado con él. Y ahí me di cuenta, recién, lo cerca que estaban, y lo que cada vez más cerca está ese pueblo cubano dentro del corazón de las Madres”.[v]

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Pasemos las cosas en limpio. Las Madres de Plaza de Mayo han apoyado y apoyan incondicionalmente a la dictadura más larga del continente, responsable de incontables violaciones a los Derechos Humanos. Entre otros, se han contabilizado: 45.350 presos políticos desde 1959 hasta la fecha[vi]; 41.695 asesinados por el régimen castrista[vii]; 1.200.000 exiliados (el 10% del total de la población cubana actual) que, ante la imposibilidad de salir del país y como consecuencia de las inhumanas condiciones de vida que ofrece el modelo político y económico de la isla, debieron escapar a los Estados Unidos en rudimentarias balsas. El “Archivo Cubano” de la FSP habla de 77.879 balseros muertos en tentativas de exilio, sea por hundimiento de las balsas como por las balas represivas de los guardacostas del régimen que apoyan las Madres del pañuelo.

Que quede claro: la línea de Madres de Plaza de Mayo lideradas por Hebe de Bonafini reivindican todas estas atrocidades y muchas más. Las pruebas han sido debidamente expuestas. Ellas no luchan por los Derechos Humanos, puesto que éstos son por definición universales y, por lo tanto, es contradictorio defenderlos aquí sí pero allá no; para éstos sí pero para aquéllos no. Es decir, la lucha por sus hijos ha sido deslegitimada por ellas mismas al vincularse con regímenes que violan sistemáticamente los Derechos Humanos como el que rige en Cuba.

Si el proyecto de hacer del pañuelo un símbolo patrio está fundamentado en la presunta defensa de los Derechos Humanos de las Madres, ese proyecto debe ser rechazado indefectiblemente y cuanto antes.

(*) Agustín Laje es coautor del libro «Cuando el relato es una FARSA» y es Director del Centro de Estudios LIBRE.
@agustinlaje


[i] Schokleder, Sergio. Sueños Compartidos. Buenos Aires, 2011, p. 163.

[ii] Ibíd., p. 127.

[iii] Carta publicada en el Portal de Noticias ADITAL (Noticias de América Latina y Caribe), 20 de febrero de 2008.

[iv] Carta publicada en Diario La República, Uruguay, 29 de noviembre de 2006.

[v] Discurso de Hebe de Bonafini en el aniversario de la toma del cuartel de La Moncada, 26 de julio de 2003.

[vi] Informe de la embajada de España en Cuba, citado en Márquez, Nicolás. El canalla. Buenos Aires, Edivérn, 2009, p. 146.

[vii] Informe de Archivo Cubano, principal programa de Free Society Project (FSP).

La Prensa Popular | Edición 297 | 10 de Julio de 2014

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