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Macri se reafirma en la polarización. Por Rosendo Fraga

Tras el paro general, el gobierno de Macri ratificó su estrategia de “polarización” con la vista puesta en las elecciones del 22 de octubre. Este enfoque político tiene como punto de partido su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso el pasado 1 de marzo. Un año antes, había convocado al “arte del acuerdo” y la sanción de 84 leyes (incluidas holdouts y blanqueo) fueron el resultado elocuente del éxito alcanzado, para un gobierno que tiene sólo 15 de 72 senadores, 91 de 257 diputados y nada más que 5 de 24 gobernadores. Pero el discurso del Presidente un año después se centró en la polarización frente a la oposición. Lo hizo cinco días antes que se iniciara un mes de intensas protestas y movilizaciones contra el gobierno que culminaron con el paro general del 6 de abril.  El objetivo político de la “polarización” es ganar la elección legislativa de medio mandato que tiene lugar el 22 de octubre. Esta estrategia parte de la base de que un 40% de los votos unidos, es suficiente para ganar una elección legislativa. En este tipo de elección, la oposición inevitablemente se divide. Votar por el gobierno para no volver al Kirchnerismo, es la idea que se plantea y la polarización apunta a que votantes poco convencidos se mantengan con el oficialismo como opción de “mal menor”.

La estrategia de “polarización” planteada ya el 1 de marzo, se ha reforzado con la movilización del 1A. Sin el éxito de esta movilización, el paro general del 6 de abril habría culminado un mes de protestas con el gobierno a la defensiva. Con este respaldo, Macri decidió comenzar a enfrentar el problema de los piquetes, para lo cual tiene el apoyo de la opinión pública, siempre que la represión no derive en hechos de violencia grave. La estrategia de “polarización” se ve reforzada así porque el gobierno ha comenzado a recuperar el control de la calle, con la movilización del 1A y la recuperación del control del espacio público. Esto ha tonificado el respaldo al gobierno de sus propios partidarios. Ubicar a los sindicalistas como “enemigo político” es otra manifestación de esta estrategia. La realidad es que el paro general fue exitoso como tal -es el número 40 que tiene lugar desde el restablecimiento de la democracia y Cristina tuvo cuatro en su segundo mandato- pero también lo es que el consenso de los dirigentes sindicales en el promedio de la opinión pública es bajo desde hace décadas. Amenazas de revisar las impugnaciones a las elecciones sindicales, al Congreso de la CGT que eligió al Triunvirato que la preside, sancionar a los gremios que no han cumplido con el cupo femenino en las comisiones directivas y quitarles el control de la Superintendencia de Servicios de Salud -que maneja el flujo de los fondos de las obras sociales- son algunas de las acciones que el gobierno amenaza con llevar adelante.

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Pero esta estrategia tiene el costo de complicar la gestión de gobierno, dada la relación de fuerzas en el sistema político y en el campo social. Desde el 1 de marzo, el Senado sesionó sólo una vez y diputados ninguna. La Comisión Bicameral de Trámite Legal Parlamentario, no ha dado dictamen sobre ningún DNU del Ejecutivo. Las posibilidades de avanzar con el juicio político contra la Procuradora (Gils Carbó) son casi nulas y hace inviable el pedido de juicio político contra el Presidente de la Corte(Lorenzetti), planteado por Elisa Carrió y no avalado por Macri. En la justicia, el gobierno tiene fallos adversos, como los que ordenan se convoque la paritaria docente nacional, el que dispone no descontar días de paro a los docentes bonaerenses o el que suspendió la designación del juez electoral de La Plata. Para la elección faltan casi seis meses y medio y una estrategia de polarización puede complicar la gestión de gobierno. Si se tratara de uno o dos meses de campaña antes de la elección, este problema sería menor, pero es más de medio año. Por esta razón no hay que descartar que el Presidente flexibilice o modere esta estrategia de acuerdo a las circunstancias. Un ejemplo de ello es el sindicalismo. Caracteriza como “mafia” a sus dirigentes, pero al mismo tiempo negocia con los gremios más importantes acuerdos de productividad, llevó a uno de ellos en su comitiva a Holanda y acuerda con Moyano el control de la AFA. Además, una política centrada en la polarización, que deriva inevitablemente en confrontación, agrega una incertidumbre más para las decisiones económicas. Es también abandonar uno de los tres objetivos que se fijo Macri, el de la unidad nacional.

La elección es la prioridad política del año para el gobierno y ello tiene lógica, al mismo tiempo que en la política exterior, las visitas a Washington y Beijing, son sus objetivos inmediatos. Faltan menos de tres meses para que se definan las alianzas y las candidaturas. El 14 de junio, se sabrá el grado de unidad o división que tendrá el Peronismo, lo que resulta clave, especialmente en la provincia de Buenos Aires, cuyo resultado define el efecto de la elección nacional. En principio, es probable que todo el Peronismo bonaerense se mantenga unido, con la excepción de Massa. El 24 se presentan las candidaturas. La gobernadora María Eugenia Vidal -que viene encuadrando el manejo del conflicto docente en la estrategia de “polarización” impuesta por Macri en el ámbito nacional- realizó el sábado 8 de abril su primer “timbreo” provincial, acompañada de 500 funcionarios. Hoy la opinión del PRO parece inclinarse por llevar al Ministro de Educación Nacional (Esteban Bullrich) como primer candidato a senador nacional, secundado por Gladys González -fue la interventora en el sindicato marítimo-. En la Ciudad de Buenos Aires, la primera de la lista de Cambiemos sería finalmente Elisa Carrió, secundada por Diego Santilli. En el peronismo, la cuestión es si Cristina Kirchner y Florencio Randazzo competirán en las PASO por la primera candidatura a senador. Para Macri, la reunión que tendrá con Trump el 27 de abril es clave. Será presentada como la primera que hace un presidente de la región a EE.UU. como tal, argumentando que el Presidente Kucynski, vio a Trump circunstancialmente. La influencia de China en la región es uno de los cuatro temas propuestos por Argentina en la agenda del encuentro. A fines de mayo, Macri realiza su visita de estado a Beijing. Cabe destacar que con ambos países Argentina tiene un fuerte déficit comercial.

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En conclusión: tras el paro general, Macri profundiza su estrategia de “polarización” con la oposición política y social, que es el eje de su estrategia electoral para la elección legislativa del 22 de octubre; esta estrategia se ha visto reforzada con la movilización del 1A y la decisión del gobierno de mayor firmeza frente a los piquetes, que le han permitido comenzar a recuperar el control de la calle; pero esta estrategia puede complicar la gestión de gobierno dada la relación de fuerzas en el sistema político y no puede descartarse que se modere o flexibilice y la definición de las candidaturas para la provincia de Buenos Aires es tema político prioritario, cuando la política exterior se centra en las visitas de Macri a Washington y Beijing.

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