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Macri, militares, jueces y políticos en un cambalache vergonzoso. Por Cosme Beccar Varela

1) Es falso que los militares en actividad de las FFAA no pudieron ni pueden defender a sus camaradas secuestrados por sentencias injustas dictadas por jueces prevaricadores en procesos notoriamente parciales y carentes de pruebas, ocurridos durante el kirchnerismo y durante estos dos años y medio del gobierno macrista.

El secuestro de los militares instigado y cometido con la connivencia de esos gobiernos y del Presidente de la Corte Suprema, Lorenzetti que declaró varias veces que esos secuestros, a los que denominó eufemísticamente, «juicios de lesa humanidad», son una «política de Estado», es decir, fruto de una conjura entre los tres poderes que, a esos efectos, violan la Constitución que establece claramente la independencia del Poder Judicial como piedra angular de la Justicia y la prohibición absoluta del Poder Ejecutivo de inmiscuirse en los procesos judiciales.

A causa de esa conjura inspirada por el odio de la izquierda contra quienes combatieron el terrorismo (con poca inteligencia y menos moral, debe decirse, pero sin violar las leyes militares que son las que se aplicaban en el caso) han muerto ya en la cárcel 453 militares y policías (si hay muertos civiles o eclesiásticos no lo sé porque la «Unión de Promociones» UP no lo informa, pero conozco al Dr. Jaime Smart que es uno de los secuestrados y al Padre Christian von Werniche, que sigue tras las rejas, gravemente enfermo) y quedan casi dos mil más en el pasillo de la muerte.

Macri prometió en su campaña del 2015 «acabar con el curro de los derechos humanos». No sólo no lo hizo sino que continuó con la misma «política de Estado» dictada por el odio de la izquierda. Al día siguiente de asumir el poder, como lo dije varias veces en este periódico, empezando el 11/1/2016 en el artículo Nro. 1367  titulado «El caradurismo de Macri y la impavidez de sus votantes engañados», los militares en actividad, que son los que tienen las armas y la disciplina necesaria para actuar como un cuerpo legal en defensa de la Constitución violada por esos secuestros infames y sus votantes, debieron exigir a Macri la libertad de los inicuamente encerrados. Pero no lo hicieron. Se excusaron diciendo que los «golpes militares» y las mismas FFAA estaban desprestigiadas desde la caída del gobierno militar iniciado en 1976.

Sin embargo, no era necesario un golpe militar ni es verdad que las FFAA estén tan desprestigiadas frente al pueblo. No hay ya desfiles, pero las pocas veces que hubo alguna especie de parada militar, el pueblo acudió con entusiasmo.

Y no se trataba de un “golpe de Estado”. Bastaba con que los militares hubieran puesto la misma «presión política» que pusieron esta semana para exigir que se les aumenten los sueldos. Macri les había «concedido» hace poco un 8% de aumento (ridículamente bajo) y los valientes militares protestaron con éxito inmediato. Según el diario de hoy «Macri decidió evitó un foco de conflicto y dispuso un aumento del 20% para el personal de las Fuerzas Armadas» («Clarín», 13/7/2018, pag. 12).

No digo que no merezcan ese aumento, sobre todo si se comparan los sueldos de los militares con los de los jueces, funcionarios, legisladores y camioneros, pero sí digo que da vergüenza ajena ver que los señores armados se sintieron más motivados por el vacío (?) de sus billeteras que por la vida de sus camaradas secuestrados. Cabe agregar que desde que Macri asumió el poder han muerto más de 100 de aquellos y en total murieron 453 (hasta hoy) desde que empezó la «política de los derechos humanos».

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2) Es falso que Macri esté acabando con la corrupción de los políticos y es falso que «respeta la independencia del Poder Judicial». Los sobreseimientos llueven sobre él y sus colaboradores benéficamente desde que asumió la presidencia. No estoy de acuerdo con la «judicialización» de la política, o sea, que repudio la costumbre de los chantajistas que usan la denuncia penal para conseguir ventajas políticas. Pero hay conductas de los actuales funcionarios que son claramente delictivas, como la de no hacer respetar la ley por los piqueteros, ni por los «mapuches», por ejemplo, lo cual implica el delito de incumplimiento de los deberes de un funcionario público. O el derroche obscuro de los fondos públicos que es muy parecido a la malversación. Y son varios los enriquecidos sin causa de su propia tropa, empezando por Macri mismo que sale airoso de los turbios manejos realizados por él y por su padre en la actividad privada, por ejemplo, en el Correo Argentino. Sin embargo, no conozco ningún proceso que adelante en esos casos y en algunos ni siquiera empezaron, como si no hubiera fiscales…. ¿Sería aventurado suponer que eso se debe a una presión política, explicita o implícita, sobre los jueces y fiscales? ¿Por qué no usa esa presión para salvarles la vida y la libertad a las víctimas del “curro de los derechos humanos”?

Para colmo, toda su campaña política del 2015 se basó en el lema del «cambio» («¡Cambiemos!») y sus votantes tenían la ilusión de que a los pocos días de asumir Macri, La Sra. Cristina Fernandez estaría entre rejas y los millones de dólares desparecidos durante su gestión y la de su presunto marido como Presidente y como gobernador de Santa Cruz, serían recuperados. Nada de eso ocurrió y los procesos contra ella parecen una nueva versión del «cuento de la buena pipa». ¡Cómo podría ser de otro modo cuando los jueces kirchneristas, todos ellos sospechosos de prevaricadores y deshonestos, siguen en sus cargos!

«La Nación» de hoy, 13/7/2018, pone el siguiente titular en su primera página: «SÓLO EL 2% DE LAS CAUSAS DE CORRUPCIÓN TERMINAN CON CONDENAS EN UN JUICIO ORAL» o en cualquier otra clase de juicio cabría agregar para mayor claridad de la idea.

Así resulta de un trabajo del Consejo de la Magistratura, como si ese Consejo no tuviera nada que ver con el asunto. Sin embargo, ese organismo es el que debe juzgar y deponer a los jueces inmorales y enemigos de la Justicia, pero nada hace en ese sentido de tal manera que como dije, todos los jueces del kirchnerismo están en sus cargos. El peor de todos, que es Lorenzetti, Presidente de la Corte Suprema, debería ser depuesto por juicio político pero a pesar del «show» de la Carrió que lo acusa de varias atrocidades, Macri no ha movido un dedo para llevarlo adelante. Sin embargo, se ha movido entre bambalinas y con eficacia diabólica para aprobar el aborto. Mientras tanto, Lorenzetti cobra $400.000 por mes de sueldo, apoya todas las iniquidades que cometen los tribunales inferiores y su mera presencia a la cabeza del Poder Judicial es un insulto a la Justicia…

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3) Macri se ha propuesto rebajar la autoridad presidencial. Ha impuesto como una especie de «uniforme» denigrante la supresión de la corbata y hasta del traje en sus apariciones públicas y de sus ministros y demás altos integrantes del gobierno. Ha casi desaparecido de la Casa Rosada y ha contituido la Quinta de Olivos como sede del gobierno y de sus placeres personales, conviviendo allí con su presunta esposa (que no es su mujer legítima según la Ley de Dios). Además, en el Te Deum del pasado 25 de Mayo hizo una blasfema parodia de la señal de la Cruz mientras a su lado su «compañera» permanecía impávida sin siquiera fingir que cree en Nuestro Señor Jesucristo. El mal ejemplo moral que constituye ese connubio es incalculablemente corruptor. Pero los Señores Obispos parece que no se dan cuenta de este atropello contra Dios a Quien dicen servir.

Ahora ha agregado otro nuevo desafuero a su conducta indecorosa: usa un lenguaje de cloaca en discursos oficiales. Hace pocos días, lo usó en un discurso oficial (si se pueden llamar «discursos» a los balbuceos de analfabeto que produce Macri). Para abreviar y por ser muy interesante, copio una «carta de lectores» publicada hoy por «La Nación», firmada por Albino Gomez, que relata el caso y lo critica como corresponde:

«Hace ya un par de años se publicó una carta de mi autoría en la que criticaba fuertemente la ordinariez y la pobreza del lenguaje en los programas de radio y televisión. Pero el sábado 7 del actual, en la página 2 se reproduce, en «La frase del día», una expresión del presidente Macri, que transcribo: «Hay que luchar contra las mafias que nos ca…. la vida a todos, y una es la de la industria de los juicios laborales». El texto continúa en la página 16, en la que el mandatario señala «que también nos ca… la vida los piquetes». No dudamos de los enormes daños que tanto las mafias judiciales y los piquetes nos provocan, pero si yo me quejaba del lenguaje grosero e inadecuado de conductores, panelistas y periodistas de radio y TV, qué podría decir ahora si el presidente de la Nación los imita o supera. Pero lo peor es el grado de decadencia al que se ha llegado como país, que ni siquiera el primer mandatario, a quien yo voté, comprende que lo que espera de él la ciudadanía es que tome las medidas de gobierno necesarias para terminar con los daños enormes que nos causan esas mafias y los piquetes, en lugar de denunciarlos con meros discursos, usando un lenguaje seguramente más propio de esos mafiosos y piqueteros a quienes alude.”

Lamento que el Sr. Gomez haya votado a Macri. Espero que no lo vuelva a hacer. Como bien dice el Sr. Gomez, esos males que Macri califica con tanta grosería, no existirían si él actuara como se lo impone el art. 99 de la Constitución Nacional e hiciera cumplir la ley, hiciera dictar las que fueran necesarias para que esos daños cesen y derogar las que los permiten. Nada de eso hace Macri, porque es inepto, injusto y poco le interesa el bien común de los habitantes de este país en descomposición.

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