Jue. Abr 18th, 2024

Prensa Republicana

Con las ideas derechas

Los primeros pantalones largos – Por Gabriela Pousa

El llamado “fin de ciclo” erróneamente interpretado por algunos, no se evidencia sólo en una economía desvencijada, ni implica una inminente retirada del kirchnerismo. Han perdido mucho pero la capacidad de daño se mantiene y se mantendrá hasta el último día de mandato kirchnerista.

Es cierto que la derrota del modelo se esparce a los cuatro costados, y cada vez hay menos áreas donde no se observe que, aún en cámara lenta, ciertas cosas van cambiando. Pequeñeces posiblemente si se tiene en cuenta que han ido por todo sin eufemismos, y han copado hasta jardines de infantes con militancia rentada pero más allá de ello, hay atisbos indiscutibles de un ocaso político.

Tampoco hay que engañarse claro. La debacle del kirchnerismo no garantiza en absoluto, ni en relativo, el final de un mal mayor: el populismo. Ahora bien, ¿en que otro espectro, además de la economía, se deja ver la agonía kirchnerista? En lo juridico, muy a pesar de los Oyarbides y los Casanellos.

Hasta hace poco tiempo, la Justicia no se atrevía a dar un paso sin un guiño previo desde algún despacho del Ejecutivo. Hoy, hablando vulgarmente, a la Presidente “se le están animando”. En un par de semanas apenas se la ha visto jaqueada por un Poder Judicial que ha decidido mostrar cierta independencia difícil de hallar en la última década.

La rectificación de la Cámara para que se siga investigando a Cristina a raíz de la firma del decreto 929/13 que favorecería a Chevron, junto al pedido de un juez para que se agilicen las pruebas del presunto enriquecimiento ilícito de Carlos Liuzzi, segundo de Carlos Zanini, fueron los primeros cimbronazos recibidos.

A ello se le sumó la exhortación de la Corte Suprema para que Anses cumpla con las sentencias que ordenan ajustes en jubilaciones, y la revocación indicada por la Cámara Federal porteña del sobreseimiento del su titular, Diego Bossio, en un juicio jubilatorio. Demasiado para quién creía tener garantizada la impunidad y más…

Si a estos “malos tragos” se le suma la declaración de inconstitucionalidad del memorándum con Irán y, en Casación Penal, la negativa a sobreseer a Amado Boudou en la causa Ciccone Calcografica, puede decirse que la Jefe de Estado está perdiendo eficiencia en el manejo arbitrario de jueces y magistrados.

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Es posible que apenas sean unas muestras de independencia pero en el contexto del “vamos por todo” aparecen como un bálsamo. Alguien más está marcando límites y alterando el escenario. Sean incipientes hechos aislados o un verdadero comienzo de independencia jurídica, es válido rescatarlo.

A esta altura, Cristina sabe que para salir ilesa de esta contienda tiene que avasallar aún más. Pero ¿cómo hacerlo ahora que el poder languidece inexorablemente? Puede saberse donde comienza el ovillo pero no hasta donde llega el hilo.

Quizás esto explica que, el gobierno, se halle concentrado principalmente en avanzar lo más rápido posible sobre el Consejo de la Magistratura cuyos miembros se renuevan en noviembre. Para eso llegaron hasta ahí los representantes de La Cámpora, Wado de Pedro y Julián Alvarez.

La tarea no es sencilla. La mandataria está involucrada hasta la coronilla aun en las causas que no la mencionan en sus portadas. Lázaro Báez no existiría si no gobernara Cristina. Boudou es su capricho. Una cosa es haber metido la pata, y otra muy distinta es sacarla y mostrarse culpable y vulnerable. No está en la naturaleza de la Presidente. Cuanto más se exija la salida del vicepresidente, más lo mantendrá a su lado. A no confundirse: cambió la sociedad al salir del largo letargo, no la Jefe de Estado.

De todos modos, intentarán desligar a la dama aunque sea con argumentos de infantes. ¿Quién creerá que YPF firmó el acuerdo con la petrolera Chevron cuando el decreto está rubricado por la mismísima Cristina Fernández? ¿Acaso la mandataria argentina no sabe lo que firma?

También es verdad que los presidentes en ejercicio del cargo jamás han sido perjudicados por la Justicia. Nadie verá a Cristina caída. No en este “fin de ciclo”, que más que un dato de calendario es el temor del kirchnerismo por su futuro después de los próximos comicios. ¿Después? Hasta ese después hay un abismo…

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En consecuencia, lo que resta de mandato estará dedicado, primero y principalmente a organizar o intentar organizar juzgados y fiscales como se ha visto sin disimulo con el doctor José María Campagnoli y su fiscalía. En términos kirchneristas podría decirse que se trata de instaurar una “oyarbidezacion” de la Justicia.

El éxito en tamaña gesta depende de la fortaleza institucional del Poder Judicial más que de la pericia de los adláteres que manejan a los magistrados con extorsiones, dádivas y aprietes. ¿Le habrá llegado de una buena vez, a los jueces, el tiempo de ponerse los pantalones largos? El invierno está cerca y eso sería lo más conveniente.

Cristina tiene a su favor la extrema debilidad de las clases medias por los entretenimientos masivos. El Mundial cooperará a ganar tiempo y a los negociados tras bambalinas. Sin embargo, en tanto la inflación no ceda, y el bolsillo se desinfle, la clase media tendrá un ojo en la TV y en la pelota pero el otro mirará hacia Balcarce 50 y el Palacio de Hacienda.

Le queda entonces, al kirchnerismo, el exceso de internismo que amenaza a otras fuerzas. En ese aspecto, la oposición tiene una responsabilidad mayor: no volver a regalarle otro periodo al kirchnerismo. De tal manera le han han favorecido la ignominia, que la complicidad no parece ser una carátula absurda ni ajena.

No hay tanto tiempo ni tanto espacio para que el escenario se modifique demasiado aún cuando los imponderables puedan sorprender como ha pasado en un sinfín de casos.

Algunos jueces ya han demostrado que el miedo puede ser superado. La apuesta es a un efecto contagio que llegue hasta el Congreso. Si desde las bancas de ambas Cámaras no “se le atreven” a la Presidente, el terreno ganado en los últimos meses puede volver, lamentablemente, a perderse. ¿El resto? El resto es tarea exclusiva de la gente.

Fuente: http://www.perspectivaspoliticas.info/