El diccionario de la Lengua Española nos dice que la ilusión es «un concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos», por eso, dicen que el ilusionado enamoramiento adolescente tiene que ver con las expectativas y deseos de uno más que con las virtudes del otro. Y dados los resultados a los que llegamos con nuestra participación democrática, como sociedad, bien nos podemos ubicar metafóricamente en esa edad de rebeldía y confusión. No vemos, lo que no queremos ver.
¡Cuántas veces nos quejamos de que los políticos nos mienten! Es muy triste y grave descubrir que fuimos engañados, pero hay algo mucho peor: nos dijeron la verdad y no les creímos. Estaba todo ahí, frente a nuestra nariz, y caemos ingenuamente una y otra vez, sin siquiera tener el recurso de aducir a nuestro favor que nos mintieron.
LA AGENDA 2030
En 2015 los gobernantes de los países miembros de la ONU adhirieron a una agenda común y se comprometieron a implementar los medios necesarios para llevarla adelante. Los 17 objetivos de la Agenda 2030, de carácter integrado e indivisible, se dirigen a implementar un «Desarrollo Sostenible» con resultados concretos en el mediano plazo. Esta agenda globalista, que se inmiscuye en las soberanías nacionales, apunta, entre otras acciones, a «Garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva». En el nivel nacional este objetivo está asociado al Plan Nacional de Prevención y Reducción del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (Plan ENIA), que básicamente es educación sexual ideologizada, anticoncepción y aborto.
Fueron muchos los que se sintieron traicionados cuando el entonces presidente Macri, abrió el debate del aborto como una forma de saldar «una deuda de la democracia», sin embargo en 2017 durante el lanzamiento del Primer Plan Nacional de Acción en Derechos Humanos dijo que: «.nuestro país es un estado miembro de las Naciones Unidas y como tal en 2015 dio su compromiso para cumplir con los objetivos de la Agenda 2030». Al año siguiente, lo reafirmó: «Mantenemos nuestro firme compromiso con el acuerdo de París y con la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible que establecimos como pilar de las políticas de nuestro gobierno.» Quien quiera oír, oiga.
EL 75% DE LA CIUDAD VIDEOVIGILADA
Nuestra vida en la ciudad cada vez nos recuerda más a la de Winston en «1984». Reconocimiento facial y dactilar, control del uso del dinero a través de billeteras virtuales y variedad de «plásticos» colaboran para que nada quede fuera de la órbita del omnipresente «Gran hermano». Son pocos los resquicios que van quedando fuera de la supervisión.
Por nuestra seguridad (obviamente, siempre es para cuidarnos) ya las tres cuartas partes de la ciudad están bajo las cámaras y se lo publicita alegremente en afiches callejeros: «El 75% de la ciudad está videovigilada». Al menos, nos avisan.
LA TRANSFORMACION NO PARA
En los últimos tiempos, todo parece acelerarse y cada día surge una novedad propia de las más alocadas pesadillas. Las verdades más obvias se ponen en duda. «Llegará el día que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde» decía Chesterton en su época. ¿Alguien pensó alguna vez que en un documento para docentes de nivel inicial -sí, maestras de niños de 3 a 5 años- podría leerse un texto como este: «Sería apropiado, por parte del/la docente, no vincular la genitalidad con el género de manera única y lineal. Si bien es posible que las/los niñas/os hagan esta distinción, «las mujeres tienen vulva y los varones tienen pene» es importante que no se establezca como norma por parte de la/el docente» (Referentes escolares de ESI. Educación Inicial) Es necesario aclarar que este material de formación emitido por el Estado Nacional va en concordancia con otros producidos por el Gobierno de la Ciudad. ¿Quién dijo que la transformación solo indica un movimiento positivo? Transformar solo es «cambiar de forma» ¿Con qué fin y hacia dónde? La Ciudad de Buenos Aires está tapizada de carteles grandes, chicos, medianos -pagados con fondos públicos- que nos anuncian que «La transformación no para». Y así es.
VAMOS POR TODO
Nuestro país, cada vez se parece más a un campo arrasado. Desmoralizado y sin rumbo. Sufre males del cuerpo y del alma, producto de desaciertos, malas intenciones e ineficiencia -nadie sabe cuánto de cada uno-, pero lo que sí sabemos es que Cristina Fernández, el día 27 de febrero de 2012, en ocasión de celebrarse el bicentenario del primer izamiento de la Bandera Nacional, aunque no tenía el micrófono abierto, pudo enviar claramente un mensaje para sus adeptos. «Vamos por todo». Fue una frase sin sonido, pero con definida intención que quedó grabada como consigna del oficialismo. Quien avisa, no traiciona.
AL ENEMIGO, NI JUSTICIA
Las minorías tiránicas gobiernan, pequeñas bandadas de ofendiditos con poder imponen sus caprichos, mientras tanto, el pueblo se empobrece, resiste o se conforma. Todo el tiempo se habla de la necesidad de pacificar, pero no se obra en consecuencia. Más bien, pareciera que se echa alcohol a las llamas y se abre grieta sobre grieta. ¿Será que se aceptó al pie de la letra, el consejo que dio «el General» en una entrevista en la década del 70: «Al amigo, todo; al enemigo, ni justicia»?
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