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La Argentina está muerta. Por Cosme Beccar Varela

La argentina está muerta. Lo que queda de ella es su cadáver en estado de putrefacción. Nada se mueve por sí, salvo las ratas y los gusanos que habitan en la podredumbre. Los movimientos naturales de un cuerpo vivo ya no existen. Es fácil darse cuenta si se lee alguno de los diarios que sirven como una especie de aviso fúnebre. Lo que parece moverse por sí mismo, no es más que un truco de titiretero; el aire que entra en sus pulmones lo hace de manera artificial por obra del pulmotor del FMI y otros mecanismos financieros que a la larga la ahogan.

Sus movimientos espasmódicos son los de un agonizante, esporádicos, torpes y para colmo, trabados por piquetes y huelgas salvajes, como la de hace unos días de los servicios aéreos cuyos pilotos ganan un promedio de $290.000 por mes y todavía quieren más. Ya está anunciado que las empresas de alimentación no podrán recibir insumos ni mandar al mercado sus productos porque el sindicato respectivos bloqueará las puertas de los establecimientos.

Dijo Pio XII que el dinero es la sangre de la economía. La argentina no tiene sangre, luego no tiene moneda. En cambio usa el dólar que tampoco es dinero porque no sirve para las compras diarias y su valor depende del capricho de los políticos y de las Bancos, o sea, de los ladrones. Por lo tanto, el ahorro es imposible e inútil porque la propia definición de ahorro exige que uno pueda guardar a valor constante lo que ganó hoy para los tiempos en que lo necesite. Pero los ladrones se ocupan de que ese valor constante no exista.

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Casi todo el dinero está en la mano muerta del gobierno que lo succiona como un vampiro mediante impuestos agobiantes y sólo lo reparte entre sus amigos y entenados.

Hay más de 3.000.000 de individuos que no trabajan porque el gobierno les paga para que no lo hagan y se limiten a votar por los políticos, mientras hay pequeñas empresas que deben cerrar, según se anuncia hoy, porque no encuentran quien ocupe los puestos vacantes. ¿Cómo han de trabajar si están muertos?

Como todo cuerpo muerto la argentina no tiene alma. El clero, que es el que debería sostener en vida esa alma, se dedica a matarla cultivando y difundiendo ideas demagógicas y cobardes, que nada tienen que ver con el catolicismo, que es el alma del país; todo ello a impulsos del Papa argentino.

La muerte está en las calles y no hay Policías que detengan a los criminales porque la prensa los persigue si cumplen con su deber y los Jueces son nuevos ricos con suculentos sueldos (más de $200.000 por mes) a quienes la Justicia les importa un bledo.

El Congreso es un enorme mausoleo de inútiles descarados que en todo el año no sesionan sino una docena de veces pero nunca faltan a la hora de cobrar sus jugosos emolumentos. Y si dictan alguna ley, es un monumento a la iniquidad, fruto de pactos espúreos entre los políticos que no representan a nadie sino a sí mismos y a sus intereses de asaltantes de caminos.

Y la población en general es como una procesión de muertos en vida que se deja robar, tiranizar, acorralar, inmovilizar por cortes piqueteros y obras inventadas por los funcionarios para cobrar coimas. Vive a salto de mata, cada vez más pobre y más ignorante, rechazando la guía de los mejores y tragándose todas las mentiras que les cuentan los políticos y la prensa asociada a ellos. No sale de sus cabezas ni una sola idea noble y cuando se da la ocasión de hacer algo bueno, se deja dirigir por falsos líderes y no entiende realmente lo que hace ni por qué lo hace, como fue el caso del «debate sobre el aborto» inventado por Macri, el cadáver presidencial. Gasta lo poco que tiene en sobrevivir y vive en permanente sobresalto sin atreverse a seguir a quienes les invitan a luchar para ser legítimamente libres. Es más fácil dejarse llevar por las negras velas de la muerte, rumbo a la apostasía.

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Tan muerta está y tan ignominiosamente muerta , sin defenderse, que ni siquiera se puede decir.»Requiescat in pace», porque este ignominioso resto de lo que fue una gran nación, ni muerta tendrá paz.

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