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Juzgado Electoral de La Plata: el gobierno optaría por la moderación y no habría invasión de La Cámpora – Por Carlos Tórtora

La designación de Laureano Durán -cercano al Ministro Julio Alak- como subrogante en el estratégico Juzgado Federal Electoral de La Plata, vacante por la muerte de Manuel Blanco, desató las mayores sospechas de la oposición en su conjunto. Se trata del juzgado con competencia sobre el 40% del padrón electoral nacional y, en una elección discutida voto a voto, su intervención puede ser decisiva. A Blanco se lo recuerda por dos cosas: su estrecha vinculación con Eduardo Duhalde y su política de hacer equilibrio entre el gobierno y la oposición, que le dio excelentes resultados.

La batalla por la designación de Durán se dará próximamente en el ámbito del Consejo de la Magistratura. Mientras tanto, en la justicia electoral platense se aguardaba ayer el desembarco de observadores de La Cámpora, con la misión de monitorear el funcionamiento del juzgado, donde predominan viejos funcionarios de línea. En el juzgado no se esperan remociones de funcionarios importantes ni mucho menos un desembarco masivo del oficialismo sino más bien un control light. La vieja línea que gestiona este tribunal desde el ‘83 confía en mantener su continuidad sobre todo por una razón: la complejidad del tema electoral es enorme y Buenos Aires es el distrito más complicado del país. La burocracia del juzgado creería que, a menos de un año de las PASO, si el gobierno quisiera improvisar de cero podría encontrarse con que la situación se le vuelva inmanejable. Por otra parte, ya existen algunas garantías políticas importantes. Por ejemplo, la Secretaria Electoral, María de Belén Vergara, no sólo tiene una larga amistad personal con el apoderado del PJ Nacional Jorge Landau sino que integraría su estudio jurídico. Más abajo en la escala jerárquica, tres prosecretarios se reparten el trabajo. Uno de los mismos, Liliana Lucía Adamo, habría sido en los últimos años fuente de innumerables conflictos con distintos partidos, por lo que terminó siendo desplazada. Ahora, el peso del trabajo, es decir el grueso de los expedientes partidarios, están a cargo de otro de los prosecretarios, Daniel Darío Armellini, que se caracteriza por su capacidad negociadora con las dirigencias partidarias. Desaparecido Blanco, Vergara y Armellini son los funcionarios claves del juzgado y con quienes Durán tendrá que negociar si se afianza en su cargo.

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Una Junta Electoral de bajo perfil

Curiosamente, el gobernador Daniel Scioli no consiguió hasta ahora tener una influencia decisiva en este juzgado federal, donde la UCR y obviamente el PJ oficial, cuentan con mejor ambiente. El caso es que la política electoral bonaerense tiene otra columna y es la Junta Electoral de Buenos Aires, un organismo administrativo que otorga la personería política a los partidos para presentarse a la elección de los cargos provinciales, lo que en alguna medida es más significativo, por su cantidad, que el reducido cupo de cargos nacionales. De bajísimo perfil, la Junta Electoral está integrada por representantes de diversos organismos, entre ellos la Corte Suprema y el Consejo de la Magistratura de la provincia. Está compuesta del siguiente modo: Presidente: Daniel Fernando Soria; Vocal: Eduardo Benjamín Grinberg; Vocal: Dr. Francisco Agustín Hankovits; Vocal: Dr. Claudia Angélica Matilde Milanta; Vocal: Dr. Eduardo Raúl Delbés; Secretario de Actuación: Dr. Guillermo Osvaldo Aristía; Secretario Administrativo: Dr. Adolfo Alberto Griffo. En este grupo, la mayoría fueron designados durante la gobernación de Eduardo Duhalde y convivieron durante una década con el kirchnerismo sin integrar sus filas. Según una versión, la Casa Rosada no intentó siquiera remover a estos funcionarios, en primer lugar porque nunca le representaron molestia alguna y, lo más importante, para evitar que Scioli quisiera meter cuchara y aprovechar para designar a hombres de su confianza.

Así es que el sistema electoral en Buenos Aires se conforma como un delicado mecanismo con dos terminales: el Juzgado Federal y la Junta Electoral, en el cual el gobierno estaría en principio moviéndose con la mayor cautela. El ministro de Justicia, Julio Alak, como viejo conocedor de la justicia platense, aconsejaría seguir la política de la prudencia y evitar invasiones al estilo de La Cámpora. “Si la justicia electoral termina como Aerolíneas Argentinas -graficó un dirigente K- el desastre político puede tener consecuencias inimaginables”.

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