Mié. Abr 17th, 2024

Prensa Republicana

Con las ideas derechas

Juan Medici, el músico venezolano que le canta a la libertad en Nueva York. Por María Zaldívar

Nueva York es, sin duda, la capital del mundo libre. Allí se puede encontrar una variedad inimaginable de historias de vida. La de Juan Medici es una de tantas. Juan es un músico venezolano que le canta a la libertad, casi una epopeya en un país dominado por un régimen que canceló el disenso.

Con 41 años y seis residiendo en los Estados Unidos, un día decidió dar la batalla al comunismo desde su oficio: «Soy ese ciudadano que estaba tumbado en el sillón esperando que otro hiciera algo. Chávez mintió y luego modificó la bandera, el escudo y el himno. ¿Qué más tenía que esperar para reaccionar?», comenta.

Su primera canción de protesta sonó hace 12 años; desde entonces, el comunismo, las dictaduras y la ilusión de una vida mejor se volvieron mensaje. Molestó al gobierno de Nicolás Maduro, tanto que decidió expatriarse por la seguridad de su familia.

Hoy realiza y produce sus propios temas musicales y vídeos. Está orgulloso de su independencia económica y política. «No me gusta la dictadura de Maduro, pero tampoco la llamada oposición de mi país, que no ha conseguido modificar en nada las condiciones que padece mi pueblo», dice Medici con pesar. Se ha negado a identificarse con fuerza política alguna y no recibe financiación. Insiste que no es él sino el mensaje lo que importa.

«Cuando salí de Venezuela comprobé que lo que nos pasaba a nosotros se repetía en muchos lugares», dice Medici. Es por eso que en sus videos se pueden ver no solo a Fidel Castro, el Che Guevara o a Maduro, sino a Putin, Daniel Ortega y Pablo Iglesias.  

Medici reconoce que lo suyo fue una necesidad personal: «Yo escribo para mí; escribo lo que necesito decir». Y dice: «Vivo en un país en el que es pecado pensar diferente, por alzar la voz te pueden destruir; el que clama por un cambio es un traidor; la revolución está de moda; viejos trucos que usa el comunismo; culpan de lo que les ha ocurrido a quien tiene dinero y trabaja; venden un sistema igualitario, sacar a los de abajo es la promesa, pero no es para hacerlos millonarios, es para igualarnos en pobreza». Estas ideas son parte del tema «Lejos de la oscuridad». «Yo sé que la música no va a derrocar un gobierno, pero une a la gente, la representa y permite que se encuentra en una coincidencia de sentimientos», explica Medici.

«Una vez me preguntaron si canto esperando que todo esto termine y dije: No, lo hago para que todo esto termine», porque Juan repite como un mantra su aspiración, su máximo deseo, su ilusión: libertad; libertad para los pueblos oprimidos por regímenes totalitarios como el que padece su país, porque no le alcanza con haberse salvado solo.

Medici no pierde el fuego sagrado de la lucha. No lo perdió cuando dejó su país ni cuando le censuraron uno de sus videos por subtitularlo en inglés para aumentar su difusión. Lejos de ello, sonríe y recupera el mensaje que la famosa plataforma de reproducción de música le envió y que transcribimos a continuación: «Ojo que yo también soy un producto del adoctrinamiento. Solo que un día me di cuenta de la mentira en la que vivía», termina diciendo. Nos saludamos y se aleja caminando por Times Square, sonriendo, probablemente envuelto en su música, sus sueños y proyectos.

Tal vez Juan Medici no se dé cuenta de que es una valiosa pieza en la extensa cadena humana por un mundo mejor, eslabón lleno de épica, de ejemplo para los más jóvenes y de valentía. Porque es un testimonio vivo de la batalla cultural desde la trinchera misma, la propia, la que cada uno puede construir con el combustible de la esperanza y la fuerza incontenible del amor a la libertad.

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