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Insólitas razones por las que hay Presos Políticos en el Penal de San Felipe. Por David Rey

El periodista rosarino David Rey estuvo en el Penal de San Felipe, en la provincia de Mendoza, para conocer de cerca el testimonio de todas aquellas personas que encuadran perfectamente dentro de la categoría de Presos Políticos. Entre los muchos denominadores comunes que pueden observarse, la ilegalidad de los apresamientos destaca de modo rotundo. Han hecho de todo (hasta lo imposible, hasta lo ridículo) para meterlos presos.

Leyes nuevas que juzgan “para atrás” (como por ejemplo, el famoso Tratado de Roma al que Argentina adhirió en los años 90), prisiones preventivas que exceden el máximo de dos años, testimonios demostradamente falsos, testigos que un día dicen una cosa y al otro recuerdan otra, querellantes que no conocen ni el nombre de las personas a las que acusan, fiscales militantes de organizaciones políticas, jueces que formaron parte de organizaciones terroristas, en fin… la lista de irregularidades es tan larga como infinita. El ensañamiento es tal que permanecen arrestados en una cárcel común mientras que la misma ley precisa que, por edad (y demás cuestiones) al menos debieran cumplir prisión domiciliaria.

El promedio de edad de los Presos Políticos en San Felipe es de 70 años. Las cárceles argentinas no están preparadas para albergar presos mayores de 60.

Siempre el mismo trasfondo: la década del 70 y el último gobierno Cívico Militar. Siempre la misma acusación: formar parte de un “plan sistemático de exterminio de disidentes”. Siempre el mismo acusador: las “orgas” de supuestos derechos humanos. Y siempre una misma víctima: aquel que alguna vez vistió un uniforme policial o militar.

Hoy se juzga a quienes de alguna manera (aunque sea “sirviendo café a los oficiales”) participaron en la lucha contra subversiva de los años 70, mientras que la facción que corresponde a las organizaciones guerrilleras no sólo que gozan de indemnizadas victimizaciones sino que además hasta ostentan cargos públicos.

www.DAVIDREY.com.ar ha procurado un compendio ilustrativo de todos y cada uno de los testimonios recabados en el Penal de San Felipe. Desde ya, cada caso en particular – más allá de las semejanzas en sí – tiene algo que lo hace especial y que desnuda la tragedia por la que pasan tanto los Presos Políticos como sus propias familias.

Pasen… y vean.

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Oscar Bianchi, Preso Político Argentino

Preso en su cárcel

Oscar Bianchi (64). Exdirector del Servicio Penitenciario Boulogne Sur Mer, el cual está al lado del Penal de San Felipe, precisamente donde ahora está preso. Es agente de policía desde el año 74. En virtud de poseer secundario completo, fue dispuesto para tareas administrativas.

En más de 31 años de servicio jamás recibió una denuncia. Sobre una población carcelaria de 1200 reos que estuvieron bajo su cuidado, 110 han sido presos subversivos que sólo 6 meses estuvieron bajo su cuidado. Sólo 10 de ellos hoy lo acusan por “tormentos”.

“Los testigos que me acusan a mí”, dice Bianchi, “son los mismos que declaran en todos los juicios”. Su caso es bien particular, y no sólo porque prácticamente está preso en el mismo penal que dirigió, sino por dos razones bien relevantes: uno de los presos subversivos que estuvo bajo su cuidado, Mario Fioretti, declaró a su favor; y otro de los presos en cuestión – cosas de la vida – llegó a ser patrón suyo en otro trabajo que Bianchi tuvo para mejorar su salario.

Casado, tres hijos, cuatro nietos. Hace tres años cumple ilegal prisión preventiva.

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Miguel Megetto, Preso Político Argentino.

El hombre de Infantería

Miguel Ángel Megetto Baigorri (68). Policía de Mendoza. Al momento de los hechos que le imputan, tenía 25 años y hacía sólo cinco meses que era radio operador de la policía. “Nunca tuve contacto con detenidos”, señala.

Megetto asegura: “Los defensores oficiales nunca nos defendieron. Al contrario, son cómplices de quienes nos acusan”.

Se encuentra detenido, entre otras ridiculeces, “porque un testigo dijo que creía que un ‘tal Megetto’ lo había llevado a un calabozo de Infantería”.

Está casado, tiene tres hijos y dos nietos. Y, en 40 años de servicio, nunca estuvo en Infantería.

Oscar Raúl Pérez, Preso Político Argentino.
Oscar Raúl Pérez, Preso Político Argentino.

¿Por dónde paso a cobrar?

Oscar Raúl Pérez (66). Comisario General, Policía de Mendoza, San Rafael. Lo acusan de 41 desapariciones, 6 homicidios y la violación de una niña de 12 años (23/02/76) durante una redada del Ejército.

Al momento de los hechos que le imputan contaba con 26 años de edad y 4 de actividad apenas como oficial ayudante. En rigor, Pérez ha demostrado con testimonios y hasta material fotográfico que trabajaba en la oficina de personal de la fuerza (una suerte de RR.HH.) y, por lo tanto, no realizaba detenciones sino tareas administrativas. Respecto de quienes lo imputan, dice que “han actuado con un obcecada premisa de encontrar culpables. No hay víctimas ni registros que señalen mi participación en los delitos” mencionados.

El único lugar donde figura su nombre data del 19/01/76 por una “sanción disciplinaria” por no efectuar la comunicación del fallecimiento de un efectivo policial al Secretario General (aunque sí al resto de los organismos policiales), lo que demuestra, entonces, que trabajaba como ayudante a cargo de personal.

Respecto del caso de Raúl Pérez se da un hecho entre curioso, ilustrativo y alarmante. El testigo acusador Armando Paya, al terminar su declaración, preguntó al Tribunal: “¿Dónde tengo que pasar a cobrar?”.

Oscar Pérez está casado, tiene tres hijos y dos nietos. Lleva 4 años de ilegal prisión preventiva.

Carlos Rico, Preso Político Argentino.
Carlos Rico, Preso Político Argentino.

¡Basta de “sobres” a los periodistas!

Carlos Rico Tejeiro (66). Comisario retirado, ex subsecretario de Seguridad de Mendoza. El 26/02/76 trasladó, POR ORDEN JUDICIAL, a tres detenidos para que comparezcan frente del juez. Rico contaba, entonces, con 25 años; era subinspector del Cuerpo de Infantería y no tenía capacidad de decisión. El “Movimiento Ecuménico de DD.HH.” está a cargo de la denuncia en su contra.

(El general) Milani tiene las mismas imputaciones que yo”, aseguró Rico, “ya que también hizo traslados de reos por orden de un juez. De hecho, yo mismo aporté las pruebas de que efectivamente trasladé a esos tres prisioneros”.

Para Rico, en realidad, la noche comenzó en el año 2007, a partir de su designación como Subsecretario de Seguridad de Mendoza, que duró apenas cinco meses. Sobre esto, se “sincera”: “Mi gran pecado fue haber ordenado en la Policía que no se entregaran mássobres a los periodistas”.

Evidentemente, alguna tramoya política se interesó en resucitar cuestiones que siempre fueron de dominio público (“los expedientes siempre estuvieron, tendrían que haberme detenido antes si fuera por eso”). La prensa nacional supo asombrarse de que Rico, en el año 76, haya participado de un curso “contrasubversivo” dictado por la Policía Federal.

También el comisario Rico está detenido ilegalmente con prisión preventiva que ya consta de cuatro años. Es padre de dos hijos (uno de ellos, fue echado de su trabajo por ser hijo de “un represor”, así de simple).

Roberto Usinger, Preso Político Argentino.
Roberto Usinger, Preso Político Argentino.

“Me torturó, pero no me torturó”

Roberto Juan Usinger (67). Agente de la Policía de Mendoza, 17 años de servicio. Pérez Fernández, de nacionalidad chilena e integrante del terrorista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), le ha dicho al juez, respecto de Usinger: “Me torturó, pero no me torturó” (SIC).

Hace 5 años que cumple ilegal prisión preventiva. Usinger es rosarino y arribó a la provincia de Mendoza en calidad de mochilero, y de alguna manera tanto le gustó la ciudad que se quedó a vivir ahí alistándose en la fuerza policial en el año 75.

Usinger tiene 7 stents. Padece infección de húmero, entre otras afecciones. Le han denegado todas las domiciliarias y corre serio riesgo de muerte en el Penal de San Felipe.

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Está casado. Tiene tres hijos, y uno de ellos está internado en un neuropsiquiátrico; es esquizofrénico, condición que empeoró notablemente a raíz de la ilegal detención de su padre.

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Oscar Simone, Preso Político Argentino.

La derecha… sindical

Oscar Alfredo Simone (66). Personal Civil de Inteligencia del Ejército.

Para la justicia argentina Simone mató a Roberto Blanco, militante sindical de “la derecha” peronista (resumidamente, parece que la corriente“derechohumanista” también se afligió de que un “facho” matara a otro “facho”).

A Alberto Martínez, Secretario General de la UOCRA, diez organismos lo acusan exactamente del mismo crimen, junto con otros 94 ilícitos. Su cercanía a la expresidente Kirchner, empero, le ha salvaguardado de estas molestias “procesales”.

Simone hace dos años cumple prisión preventiva, y su esposa tuvo que ser internada – un mes completo – el día que lo detuvieron. Está casado y tiene dos hijos.

Ah… cierto. Lo principal… A Simone lo acusan de un homicidio, por parte del Ejército, ocurrido en el año 1977. Él ingresó a Inteligencia en el año 1983. “Se persigue el objetivo de instaurar la idea de que se persiguió y asesinó gente antes y después del 76”, dice.

El perfume delator

Julio Héctor la Paz Calderón (73). Sargento Ayudante, mendocino. Fue custodio de cuatro gobernadores. Hace seis años está preso ilegalmente de forma preventiva. Rosa Gómez lo acusa de haberla violado cuando ella tenía 32 años.

Ya, en el año 77, la mujer denunció, ante el juez Otilio Romano (también, Preso Político, aunque en domiciliaria), haber sido manoseada, con ojos vendados, tras una detención. A Rosa le dicen “la Negra” y es esposa de un activista.

Pero parece que tras cuarenta años, la memoria de Rosa felizmente hubo de refrescarse un poco. Tanto como para recordar en 2006 que, en realidad, fueron dos las personas que directamente la violaron (¿no era que la habían manoseado?) y que sabe exactamente quiénes fueron porque, entonces, los reconoció… por el perfume.

Julio es padre de tres hijas y abuelo de tres nietos. Su esposa, Olga, a raíz de todo esto se volvió depresiva. Hubo un momento en que, tras una visita, tuvieron que sacarla de San Felipe en camilla.

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Juan Giovarruscio, Preso Político Argentino.

¿Dónde están las pruebas?

Juan Armando Giovarruscio (70). Suboficial Mayor del Ejército Argentino. Entró al Ejército en el año 65; pidió retiro en el 95. Lleva cuatro años de ilegal prisión preventiva. Le adjudican 57 hechos de homicidios y violaciones.

Giovarruscio, a todo esto, solamente hace una pregunta:“¿Dónde están las pruebas?”. De hecho, nunca fue nombrado por ningún testigo. No obstante, él sí tiene la prueba que lo conmina a la cárcel: haber llevado puesto un uniforme militar, sencillamente.

Está casado, tiene dos hijos y tres nietos. Su esposa sufre severos trastornos físicos y psicológicos, los cuales, sin embargo, no le impiden allegarse a San Felipe para acompañar a su marido. María, la mamá de Juan Giovarruscio, es una hermosa mujer de increíbles ojos azules ya incapaces de reprimir las lágrimas. También acompaña a su hijo sin falta los días de visitas. Tiene 90 años. Su hermana, Mabel Giovarruscio, debió sufrir un mensaje mafioso algún tiempo atrás: le balearon la casa.

El pasamanos…

Segundo Héctor Carabajal (70). PCI, Inteligencia del Ejército, Mendoza. Lleva año y medio de detención preventiva. Tiene 18/10 de presión y corre riesgo de muerte en San Felipe. Pero los médicos se han encargado de fraguar ese guarismo, por lo que está en inmejorables condiciones de afrontar la vida en cautiverio.

Todos sus pedidos de excarcelación fueron rechazados ya que “representa un peligro para la sociedad”.

Es un caso bastante llamativo: lo acusan de haber sido el “pasamanos” dentro del “Plan Sistemático de Apropiación de Menores”. Rareza n° 1: la imputación corresponde al año 78; Carabajal ingresó al Ejército en el 82.

Rareza n° 2: Carabajal está preso por “privación ilegítima de la libertad”. Supuestamente, les dio un bebé de desaparecidos a los apropiadores. Lo curioso es que mientras él está preso… ¡los mismos apropiadores están libres y sin ningún drama encima!

Está casado. Tiene cinco hijos y cinco nietos.

98 hechos delictivos, ninguna prueba

José Antonio Escobar (73). Suboficial Mayor del Ejército, Mendoza. La misma ensalada de causas que sus camaradas. Le adjudican 98 hechos delictivos, entre robos de bebés, secuestros… En ningún momento, no obstante, lo nombran los testigos.

Lleva ya tres años y medio de ilegal prisión preventiva (se la acaban de ampliar por tercera vez). La domiciliaria le fue negada dos veces por “peligro de fuga” y por riesgo de “perturbación del juicio”.

Tiene dos hijos, seis nietos. Su esposa, una señora muy elegante, desmejoró tanto a raíz de todo esto que debió ser operada de la vejiga. Con sonda y bolsita debe visitar a su marido, Preso Político, en el Penal de San Felipe.

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Carlos Ledesma, Preso Político Argentino.

La causa, la megacausa y la recontracausa

Carlos Eduardo Ledezma Luna (72). Oriundo de Buenos Aires. Ex Teniente Coronel de Infantería y profesor en Ciencias Políticas y Sociales.

Está preso… nada más que por haber vestido el uniforme militar (por eso le meten la causa, la megacausa y la recontracausa). Cumple ya 5 años de ilegal prisión preventiva. En momentos de los hechos en que lo imputan (74-76), se desempeñó como Subsecretario de Servicios Públicos de Obra de Mendoza. También fue Interventor del Servicio Penitenciario Provincial.

Carlos hoy, en prisión, se dedica a escribir. Dice: “Cambié el fusil por la pluma”, exactamente al revés de como hiciera, por ejemplo, el emblemático terrorista Rodolfo Walsh.

Es viudo. Tiene dos hijos y cinco nietos.

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Rubén Camargo, Preso Político Argentino.

El “represor” folclorista

Rubén Camargo Granda (68) Comisario, Policía de Mendoza, 30 años de servicio. Lleva ya tres años de ilegal prisión preventiva. Primeramente está acusado de “encubrir” un homicidio. “Me enteré de todo lo que me acusan en el transcurso del juicio”, dijo. Si bien fue policía, lo acusan de haber trabajado junto con el Ejército cuando tenía 22 años.

El caso de Camargo es explicativo en un sentido: a raíz del supuesto encubrimiento que le endilgan, de inmediato le cargan encima toda la misma ensalada que sus compañeros en San Felipe: asociación ilícita, tortura, tormentos, robo, homicidio agravado.

Su perfil público contrasta notablemente con el presumido por la justicia. Camargo es un tipo sencillo y de un natural más bien apacible y bonachón: fue presidente de la Cooperadora Abelino Maure, presidente de la Comisión Vecinal City Father, fue delegado del coro del Club Mendoza de Regatas, delegado de folclore, delegado del coro de la Obra Social Empleados Públicos (OCEP). Camargo también acredita algunas distinciones por su actividad artística, entre lo que cuenta nada menos que un premio en Cosquín.

Está casado. Tiene seis hijos y ocho nietos.

¡Por qué no le di un sopapo, aunque sea…!

Armando Hipólito Guevara Manrique (79). Comisario, Policía de Mendoza. Hace 36 años que está retirado de la fuerza. Es el Preso Político más longevo de San Felipe, le han denegado cuatro veces el arresto domiciliario y lleva ya tres años de ilegal prisión preventiva.

El motivo por el cual está detenido es, lisa y llanamente, un insulto a la inteligencia. “Tormento psicológico”, le adjudican.

Fue subcomisario de la Seccional 13 (Rivadavia) y, como tantos otros, simplemente se limitó a ejecutar la orden un juez federal. El 17/09/1976, Guevara Manrique fue hasta la casa de Mario Roberto Díaz para arrestarlo y dejarlo a disposición del Departamento Judicial de la Jefatura Central de la Policía de Mendoza.

Guevara Manrique recuerda que, debido a que la casa de Díaz quedaba cerca, lo fue a buscar caminando, y caminando lo llevó sin siquiera haberlo esposado. “Íbamos haciendo chistes y todo”, confiesa. Nunca más lo vio.

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El caso es que cuarenta años después el reo en cuestión lo acusa a Guevara Manrique por “tormento psicológico y amenazas”.

“Cuatro generaciones me arruinaron”, cuenta Manrique. “La mía, la de mis hijos, la de mis nietos y la de mis bisnietos”. Con resignación, agrega: “¡Le tendría que haber metido un sopapo siquiera…!”.

Es viudo, hipertenso, padece deficiencia cardíaca y, lógicamente, corre riesgo de muerte en la cárcel de San Felipe, algo que parece no conmover a los “psicológicos” jueces y fiscales que le arruinaron la vida.

Es padre de dos hijos, cinco nietos y tres bisnietos.

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Hugo Trentini, Preso Político Argentino.

Un caballero… el fiscal

Hugo Ramón Trentini (67). Comisario, Mendoza. Es un caso bien particular. Trentini ya estaba preso por la muerte de Sebastián Bordón, adjudicada a la Policía mendocina.“Quisieron tapar el caso Cabezas en Buenos Aires”, nos dice. Al momento de cumplir 10 años de condena y estar en condiciones de salir en libertad condicional, “le cayeron” encima con las causas “de lesa”. Lleva ya 4 años de ilegal prisión preventiva.

A Trentini, pues, lo imputan por cuatro desapariciones y 27 casos de torturas durante los años 70. Por su parte, el acusado ha sabido demostrar que precisamente en la fecha en que habría cometido los ilícitos en cuestión… él estaba en cama.

A raíz de su detención, Trentini padeció infinidad de desgracias. Su casa paterna, por caso, fue usurpada por tres familias de ‘ocupas’. Más delicado aún es lo que respecta al círculo familiar. “Tengo mi familia destrozada”, ha dicho. “Hace ocho años que no veo a mi nieta”.

En su momento, no le fue concedida la prisión domiciliaria para cuidar de su mujer, enferma de cáncer cuya situación empeoró ostensiblemente a partir de que su marido comenzó a enfrentar las causas “de lesa”. Enferma y todo, la mujer de Trentini se allegó hasta el fiscal Maldonado, el cual, burlonamente, le dijo: “¡Qué bien que se la ve, qué buen aspecto!”. 43 kilos, pesaba, entonces, la mujer de Trentini. Fue lo último que pudo hacer por su marido antes de fallecer.

Trentini tiene tres hijos y una nieta.

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Marcelo Moroy, Preso Político Argentino.

El Freud de las torturas

Marcelo Moroy (70). Policía de Mendoza, Suboficial Mayor Cuerpo Comando. Aunque parezca chiste, es otro de los que está preso por “tortura psicológica”. Veamos.

Ramón Córdoba, un gremialista de la Bancaria de Mendoza, le dijo al juez que Moroy que “lo torturó psicológicamente mientras subían una escalera”, imputación que inmediatamente reforzó con la siguiente aseveración: “Eso creo yo” (sic).

No sólo que por este argumento increíble Moroy hace tres años que cumple ilegal prisión preventiva sino que además su carátula se completó con “privación abusiva de la libertad”, “tormentos agravados”, “abuso deshonesto”, “asociación ilícita”, etc.

Está casado hace 45 años, tiene tres hijas (una fallecida) y 7 nietos (uno fallecido).

Ante la duda, ¡apresar!

Julio Escudero (60). Suboficial Principal Fuerza Aérea Argentina. Hace dos años y medio cumple ilegal prisión preventiva. Sencillamente está preso… porque sí.

“El mismo secretario del juzgado, cuando me lee la imputación, me dice que no hay pruebas en mi contra”, confiesa, ya sin sorpresa. En definitiva, lo imputan por la sola suposiciòn de que “pudo haber estado en tal o cual lado” como jefe u organizador de una asociación ilícita… cuando sólo era un cabo de 19 años (y tan solo uno de servicio).

“Se supone que yo debía saber que ocurría lo que ellos dicen que pasaba…”, añade Escudero, aunque luego se tranquiliza: “Tengo el convencimiento pleno de que hubo un error conmigo, donde solamente hay dudas. El caso es que por duda, a todo el mundo… dejan libre. ¡Y a nosotros nos meten presos!”.

Escudero está casado, tiene tres hijas y tres nietos, Iván, Axel y Brisa, los tres con serias dificultades en el colegio a raíz de toda esta situación (Iván, el mayor, sueña con que su abuelo lo vea terminar la escuela primaria; Axel no asocia dónde está su abuelo y padece atención dispersa y Brisa, además de los problemas de aprendizaje, tiene momentos de extrañar mucho a su abuelo, mientras que por otro lado no crece y actúa como un bebé. Los tres niños debieron ser derivados a distintos especialistas).

“Los hermanos Ponce”

Juan Carlos Ponce (73). Comisario Mayor, Policía de Mendoza; lleva tres años de ilegal prisión preventiva; tres veces le negaron la prisión domiciliaria. Miguel Ponce (72). Cabo, Policía de Mendoza; lleva 4 años de ilegal prisión preventiva; tres veces negaron prisión domiciliaria.

Los “hermanos” Ponce comparten caso junto con el Preso Político Rubén Camargo Granda, ya que se los imputa por el mismo hecho.

Se los imputa, en principio, por encubrimiento y asociación ilícita. De ahí, pues, ya les“tiran con todo el código penal por la cabeza”, como diría Juan Carlos.

En los hechos, concretamente, el querellante Salinas ha dicho “que un testigo le dijo que vio a ‘los hermanos’ Ponce y a Camargo recoger un cadáver” durante un operativo. Ya, pues, la cosa se complica para este trío: la carátula ahora vira a “homicidio y tormento doblemente agravados”.

No sólo que no hay testigos (reales) ni pruebas que certifiquen estas cosas, sino que el mismo juez supo determinar, en su momento, que dichas imputaciones no requieren ni de prisión preventiva. No obstante, el fiscal Dante Vega exhortó la detención, el querellante Salinas pidió “prisión perpetua” y, finalmente, el Tribunal determinó el apresamiento (lo que se resume ya en una ilegalidad grande como una casa).

En los hechos y resumidamente, el querellante Salinas acusa a los “hermanos” Ponce y a Camargo de haber patrullado, en abril de 1976, una determinada zona de la ciudad de Mendoza. Allí, pues, se habrían dado los ilícitos en cuestión.

Los imputados reconocen, pues, que esa noche – como de costumbre – realizaron tal patrullaje, aunque no precisamente en el lugar sindicado por la querella y la fiscalía ya que dicha zona estaba a cargo del Ejército y no de la Policía. “Dicen que estuvimos en un lugar… donde no estuvimos”, explica Miguel Ponce. “No podíamos entrar nosotros ahí”.

El caso es que tal parodia judicial, a falta de sustento, se vino a pique, de modo que retiraron los cargos de “homicidio y tormento doblemente agravados”, ¡pero les dejaron los de encubrimiento y asociación ilícita!

Juan Carlos está casado, tienes tres hijos y tres nietos. Tanto su esposa como uno de sus hijos enfrentan serios problemas psiquiátricos.

Miguel, por su parte, también está casado, y tiene tres hijos y cuatro nietos.

“Gente que solamente llevaba un café a los oficiales hoy está presa por homicidio”, explica Miguel, al momento de referirse al pretendido y complejo “engranaje de esa maquinaria infernal” que denuncian tanto fiscales como querellantes.

El caso de los “hermanos” Ponce es bien conocido en Mendoza, y lo mismo se debe a la publicidad que el mismo querellante Salinas, tan exhaustivo conocedor del hecho que narra (con un testigo que no nombra), se encargó de hacerle.

Dijo Juan Carlos: “El fiscal se pasó todo el tiempo hablando de «los hermanos Ponce. ¡Hermanos Ponce de aquí, hermanos Ponce de allá! Estaba todo el tiempo con eso»”.

Y les quedó nomás lo de “hermanos Ponce”.

Nótese, pues, la seriedad del querellante Salinas, el mismo que dice “que un testigo le dijo…” y que pide “prisión perpetua” a quienes imputa por delitos excarcelables sin mediar la más mínima prueba. Nótese cuánta seriedad por parte de este señor que llama por “hermanos Ponce” a dos personas que comparten apellido… ¡pero que no son hermanos!

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