Todos sabemos que cuesta, pero hay que reconocer las obras buenas sin importar quien las haga.
Cibrian fue al Congreso, apareció por ahí invitado para una actuación a favor del aborto que, nobleza obliga, no pudo ser más contundente.
Es cierto que nada lo distinguió del asco, pero es que eso es el aborto.
Es cierto que en el acting pro aborto, el tipo se empeñó a fondo y nada dejo afuera, que no olvidó vulgaridad, que se movió entre lo escabroso y la abominación como solo un grandísimo histrión puede hacerlo.
Pero es que, en cierto modo, eso es el aborto.
Pero también es más, claramente más, como es el hecho que en el aborto se mata a un inocente, indefenso y además y por sobre todo que el terrible crimen se ejecute a pedido de los padres.
Después de la escatológica actuación de Pepe es dudoso que alguna persona de buena voluntad, algún ser humano capaz de distinguir el bien del mal, pueda declararse a favor del aborto.
Debemos señalar que la representación se llevo a cabo en una sala del congreso casi vacía, dado que los diputados que la habían convocado, estaban debatiendo en otro lado, haciendo cualquier cosa, como es habitual.
Los que miramos desolados el turbio presente, le agradecemos a Pepito que haya ilustrado el espanto, bien desde adentro, con mano maestra.
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