Vie. Abr 19th, 2024

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Entre el regreso de Cristina y las medidas sociales de Macri. Por Rosendo Fraga.

La reaparición política de Cristina sorprende a quienes pensaban que el Kirchnerismo era una expresión política en extinción, pero no a quienes opinaban que está en declinación. Es que sucede con ella lo que tuvo lugar con el Menemismo y el Duhaldismo, las otras dos versiones que tuvo el Peronismo en las últimas tres décadas. Menem como Duhalde no terminaron el día que dejaron el poder en 1999 y 2003 respectivamente. El primero tres años y medio más tarde ganó en la primera vuelta de la elección presidencial, aunque renunció a competir en el balotaje y el segundo ocho años más tarde se presentó como candidato a Presidente, aunque fracasando. Algo similar sucederá con el Kirchnerismo. Ya no tiene capacidad de controlar al Peronismo, pero sí de ser un actor en la vida política en el corto y mediano plazo y esto es lo que confirmó tanto el discurso de la ex Presidenta, como la movilización realizada en su apoyo. Ella se comparó con Yrigoyen y Perón -los dos grandes líderes políticos del siglo XX- y atacó duramente a Macri. Recuperó centralidad política y entusiasmó a su militancia, pero no más allá de ello. Bajo el impulso de la movilización del miércoles 15 de abril reunió a 71 diputados del FPV, que fueron los que votaron contra el acuerdo con los holdouts. Convocó a intendentes de la provincia de Buenos Aires -20 de ellos enviaron militantes a la movilización por iniciativa del presidente del PJ bonaerense (Espinoza) y 51 fueron al encuentro- pero ha decidido postergar la cita a los senadores, los gobernadores y los sindicalistas, donde no tiene el mismo apoyo. Sin control del Congreso y los gobernadores, el Kirchnerismo seguirá llevando a la calle su oposición, donde las minorías activas se potencian y el oficialismo se muestra vulnerable.

La reaparición política de Cristina, se da en un contexto en el cual las causas de corrupción se multiplican aunque no sólo sobre el Kirchnerismo. Hay seis causas en la justicia federal contra ella. Tres originadas en denuncias de Margarita Stolbizer: una por irregularidades en su sociedad «Los Sauces», que lleva el juez Bonadío; otra por irregularidades en su sociedad «Hotesur» que hasta ahora mantiene el juez Rafecas y la otra por enriquecimiento ilícito que lleva el mismo juez. Otras dos fueron denuncias de Elisa Carrió: la de asociación ilícita en obra pública que tiene el juez Ercolini y la de «la ruta del dinero» que lleva juez Casanello. La sexta fue una denuncia de los presidentes de los bloques de diputados de Cambiemos en 2015 (Pinedo y Negri), por la cual fue citada por el juez Bonadío la semana pasada. Pero las causas contra el Kirchnerismo, que alcanzan a los empresarios próximos a la ex Presidenta como Lázaro Báez y se extienden a sus ex funcionarios se aceleran. Esta semana tendrá que declarar el ex Ministro de Planificación e Infraestructura (De Vido) en una de la decena de causas que tiene abiertas (la tragedia de once), también se inicia el juicio contra Milagro Sala. Pero en otro nivel e impacto político, el mismo fiscal (Delgado) investiga a Macri por los Panamá Papers y al Presidente de Boca (Angelici) por tráfico de influencias y esta semana el Kirchnerismo denuncia por supuesto lavado de dinero por los Panamá Papers al ex secretario de Hacienda de Macri (Grindetti).

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Pero la tensión social es el tema central en estos días y las medidas adoptadas de urgencia por el gobierno de Cambiemos, aunque tarde, intentan contener el problema con epicentro en el Gran Buenos Aires. Se han adoptado medidas en el ámbito sindical (aumento del seguro de desempleo de 400 a 3.000 pesos por mes y extensión de las asignaciones familiares), en la provincia de Buenos Aires (aumento a pensionados y jubilados, duplicación del monto destinado a comedores escolares y aumento del 122% las partidas de medicamentos) y en el gobierno nacional (extensión de la tarifa social y devolución del IVA a los alimentos básicos a los sectores vulnerables entre otras). La cuestión es si estas medidas se implementan a tiempo. Cuando ha transcurrido más de la mitad de mes de mayor ajuste social que es abril, quienes tienen la tarifa social no alcanzan al 10% de sus nuevos beneficiarios y la devolución del IVA a los alimentos es un proyecto que debe ser aprobado todavía al Congreso. Al mismo tiempo, el manejo de la seguridad pública aparece como un área vulnerable del gobierno. Lo ratificó la política de dejar el control de la calle en manos de La Cámpora en tres oportunidades en la Ciudad de Buenos Aires y la protesta de policías en La Plata frente a la Casa de Gobierno, que aunque fueron medio centenar, evidencia la existencia de malestar en este ámbito.

Si bien el Kirchnerismo es una minoría activa y no controla el Peronismo, en esta fuerza se está registrando una actitud distinta hacia el gobierno que la de días atrás. Un ejemplo de ello es el gobernador de Salta (Urtubey), quien mientras Cristina hablaba en tribunales, junto a Macri decía «no se necesita hinchada para ir a declarar» y  horas después sostenía que «con Macri llegó la ortodoxia neoliberal más ortodoxa». Es que el Peronismo percibe que el deterioro de la situación social en los sectores más populares ha comenzado a disminuir la popularidad del gobierno y que es el momento de tomar cierta distancia. Dos semanas atrás, Macri no logró un acuerdo con los presidentes de los bloques de senadores para la aprobación de sus propuestas para la Corte. Algo similar sucedió en su reunión con los dirigentes de las tres centrales sindicales peronistas de la semana pasada -que hoy se reúnen con la Comisión de Pastoral Social del Episcopado- que tras el encuentro confirmaron la movilización de protesta para el 29 de abril. El bloque Peronista Disidente de Bossio, no votó a favor del gobierno en la convalidación de los DNU y Massa que sí lo hizo, se ha cuidado de avalar las medidas de ajuste. De ahora en más, el gobierno de Macri enfrenta un escenario político más difícil.

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En conclusión: el Kirchnerismo recuperó centralidad política, aunque sin poder realinear el Peronismo bajo su control y seguirá teniendo protagonismo aunque en declinación, como sucedió con el Menemismo y el Duhaldismo; Cristina está amenazada por seis causas en la justicia federal y los procesos judiciales se extienden en su entorno político y empresario, sufriendo el PRO los embates por los «Panamá Papers»; el gobierno ha adoptado medidas para contener la tensión social que ha escalado en el conurbano en abril, pero se demora su ejecución, evidenciándose limitaciones en el manejo de la seguridad pública y el Peronismo si bien no acompaña a Cristina, comienza a mostrarse más distante de Macri, para no compartir los costos políticos del ajuste y de ello deriva un Congreso más difícil.