Vie. Abr 19th, 2024

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En esta guerra Putin puede perder y la internet puede salvar al mundo. Por José Brechner

La política se trata de una sola cosa, del «poder». A todos les gusta ser poderosos, es siempre mejor que ser víctimas. Putin es un matón muy poderoso que ha venido anunciando durante meses que atacaría a Ucrania si su presidente no desechaba la idea de formar parte de la OTAN; un asunto que Zelensky puso en su agenda y que Stoltenberg, el Secretario General de la OTAN, impulsó pero nunca concretó.

El camino fácil y sensato que Zelensky podía tomar era: Dejar de conversar con Stoltenberg, no buscar ser parte del Tratado; negociar con Putin un acuerdo de paz que establezca límites territoriales permanentes; integrarse a la Unión Europea y hacer alianzas bilaterales con los países del mundo.

Irónicamente, no firmó ningún papel con la OTAN y está en guerra. Esta se puede expandir al resto del globo; la crisis recién comienza. Ucrania está en la peor situación que podía imaginar. ¿Si decía que rescindiría de ingresar a la OTAN, se hubiese librado de ser invadida? ¿Se puede confiar en Putin? Parece que la respuesta a ambas preguntas es negativa.

Joe Biden, por su parte, tampoco habló en ningún momento de una Ucrania sin la OTAN, al contrario, igual que Stoltenberg animó a Zelensky a continuar con su obsesión de integrarse al Tratado.

Putin desplegó 180.000 tropas en su frontera occidental, a la vista de todos, arguyendo que eran «juegos militares» y nadie hizo absolutamente nada para detenerlo. ¿Dónde estuvo el Consejo de Seguridad de la ONU?

En el mundo existen tres países que militarmente rivalizan por ser el número uno. Estados Unidos, Rusia y China. Con estos tres hay que manejarse con cuidado pues si se ponen agresivos, nadie los puede detener. Solamente se pueden atajar entre ellos mismos. Esa es la situación; guste o desagrade a la humanidad, las reglas del juego las establecen los poderosos.

Es asombroso que en los medios de comunicación, la pregunta central que hacen los periodistas es, por qué está sucediendo lo que está sucediendo, por qué Putin está atacando. ¿No tuvieron décadas para entender a Putin? Vladimir es agresivo pero comunicativo. Siempre avisa lo que va a hacer. Hay que ser necio para no tomarlo en serio.

Los países son como las personas, con sus mismas virtudes y defectos. Lo único que nos diferencia de los estados es que ellos tienen derecho a utilizar la fuerza. En los negocios de las personas, los únicos que utilizan la cohersión son los mafiosos.

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   Putin es un mafioso. Amedrenta a un país democrático, independiente, que fue subyugado por Rusia y no quiere volver a estar bajo su control. Putin no tiene ningún derecho a someterlo, pero tiene la fuerza. Putin es un frío dictador, inteligente, temible y difícil de confiar. Enfrentarse con él no es aconsejable, a menos que puedas vencerlo.

Los ucranianos se sienten ofendidos, humillados y violados por la pérdida de Crimea, su orgullo nacional está herido y no quieren agachar la cabeza. Están cansados de soportar las bravuconerías de Putin y prefieren enfrentarlo antes de que someterse a su voracidad. Nadie puede negarles el derecho a ser soberanos y vivir en libertad. Esto explica el comportamiento de Zelensky y de su pueblo.

El escenario es desgarrador, con millones de personas huyendo de lo que puede ser el epicentro de una guerra mundial y más millones dispuestos a pelear contra el invasor ruso con lo que tengan a mano.

Sin embargo, algo inesperado está sucediendo. Putin está errático, solitario, paranoico, perdiendo el control. Muchos soldados en el ejército ruso no están convencidos de estar actuando de forma moralmente correcta, atacando a los civiles de un país culturalmente similar. La población rusa también está cansada de la dictadura de Putin y contra la invasión. La represión interna ha comenzado en Rusia contra los simpatizantes con Kiv.

Putin está en una encrucijada, pues si logra tomar Ucrania, le espera una guerra de por vida, más el rechazo y aislamiento internacional. Por primera vez, Suiza se ha unido al boicot contra el agresor y puede haber un colapso de la maquinaria política rusa que dominó desde la revolución de 1917. Putin es el último resabio de la guardia vieja.

Los analistas coinciden en que Putin no es el mismo de antes. Aquellos que lo conocen y quienes lo vemos actuar, notamos cambios extraños en su comportamiento. Sus declaraciones están tomando un cariz irresponsable, autoritario, falso, confuso, hormonal, superlativamente agresivo, que producen mucho temor.

Ha dado orden de alistar sus armas nucleares, lo que excede todos los límites. Biden va a tener que responder a semejante amenaza. Si hasta ahora Estados Unidos ha sido un espectador que brinda una pequeña ayuda militar a Ucrania, una alerta nuclear rusa obliga a una acción mayor. La preparación nuclear no es para atacar Kiv.

La flamante guerra tiene un elemento que nunca existió en el pasado; su lado cibernético. El motivo principal por el que nos sentimos unidos a los ucranianos es porque los vemos y escuchamos diariamente a través de la internet y la TV. Sabemos de primera fuente lo que está sucediendo en el momento.

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Putin ha implementado restricciones a las comunicaciones de internet en Rusia y se teme un ataque cibernético a Occidente. De ocurrir, automáticamente entrará en funcionamiento el tratado de la OTAN, pues un ataque a los sistemas informáticos es un acto de guerra.

Un golpe a las redes de comunicación no sería para interferir en las interrelaciones sociales, sino para alterar los sistemas bancarios, militares, de trenes, aviones, comercios, industrias y todo lo que hace a la vida productiva de las personas. Debido a que todos estamos conectados, un ataque al sistema es un ataque al mundo entero.

Precisamente, la internet es un invento derivado del proyecto militar ARPA, creado en 1966 por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos para proteger la información en las computadoras de un ataque nuclear. Había que formar una red para acumularla en distintos lugares. Hoy la llamamos «La Nube».

Muy adelantados al resto del mundo, los militares americanos pensaron en lo que podría suceder si una guerra destruía los cerebros electrónicos, e inventaron un sistema que inicialmente se intercomunicaba a través de las líneas telefónicas. La llamaron Internet (International Network o Red Internacional). Se debe decir «LA» Internet, «LA RED», no «EL» Internet.

Hoy, las redes están diversificadas. Se usan líneas físicas y satelitales. El Cable es el método más utilizado; la mayoría de las conexiones a la internet son a través del cable de TV o cable coaxial, que puede ser cortado o interrumpido por un ataque.

Para evitar esa posiblidad, Elon Musk está instalando en Ucrania su sistema Starlink que elimina las conexiones terrestres. En este momento miles de discos satelitales están siendo enviados a Ucrania para ser distribuidos en todas partes. Elon es un héroe silencioso.

Las conexiones en Ucrania se están manteniendo estables pese a los intentos del Kremlin por interrumpirlas. Los ucranianos se están comunicando principalmente a través de Telegram, Twitter, Facebook.

Telegram fue inventada por un ruso, Pavel Durov y Putin la bloqueó sin éxito en 2018 pues quería controlar su contenido. Whatsapp sigue siendo la más popular en Rusia, Europa y las Américas. Es gracias a estas aplicaciones que Putin no puede reprimir, limitar ni tergiversar la información.

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