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«El socialismo es la religión laica de los resentidos sociales» Reportaje a Nicolás Márquez en PanAm Post

No hay datos históricos donde la puesta en práctica del socialismo haya dado resultados positivos. A lo largo de la historia hemos visto cómo desde Rusia hasta Cuba regímenes de esta línea política imponen la figura máxima de un líder, sin libertades y sin una economía decente. El Estado se convierte en juez, verdugo y en el principal benefactor de sociedades empobrecidas.

El ejemplo contemporáneo más representativo es Venezuela. El país con las mayores reservas de petróleo del mundo padece escasez de combustible, destrucción de los servicios básicos, devaluación sin precedentes y una grave crisis institucional.

Se paseaba rimbombante por el mundo. Aseguraba que Venezuela se convertiría en potencia, defendía la igualdad social y firmaba acuerdos enormes apoyado en la bonanza petrolera. Aquella promesa nunca se hizo realidad y hoy solo hay desastres. Venezuela se volvió dependiente económicamente de países como Irán y Rusia. Mientras que las alianzas con otras naciones latinoamericanas se desvanecieron con nuevos gobiernos.

Pero con el paso del tiempo, el socialismo parece haber agarrado un poco de aire, resurgiendo en países como Argentina y Bolivia, amenazando con volver en Ecuador, acechando en Brasil y aferrándose en Venezuela.

¿Por qué pasa esto? Una ideología que sigue aplicándose en varios países a pesar de que su teoría queda destruida en la práctica. Para conocer la respuesta, PanAm Post entrevistó a Nicolás Márquez, conferencista, abogado, analista político y escritor de obras como El libro negro de la nueva izquierda.

¿Por qué el socialismo sigue vigente si ha fracasado tanto en la historia? Desde Josef Stalin en Rusia hasta Mao Tse Tung en China. Y hoy en Venezuela tampoco ha funcionado.

El socialismo es la religión laica de los resentidos sociales. Siempre los habrá. Por supuesto que no todos los socialistas son resentidos pero sí tienen un núcleo duro que se aferra esa superstición porque de esa manera tienen a quién echarle la culpa de sus fracasos propios. Al imperialismo, al capitalismo, etc. Ellos no asumen responsabilidades sino que inculpan a terceros.

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Además, el socialismo en su discurso promete una introducción del Estado que te va a dar felicidad, bienes, te va a solucionar los problemas de la vida y eso es muy tentador desde el punto de vista electoral.

El otro tema es que a la izquierda no se le juzga por sus resultados que son confirmadamente desastrosos, sino que se le juzga por sus objetivos, sus propósitos presumiblemente nobles. Si bien hablamos de resultados catastróficos, no es por eso que se les juzga, sino porque ‘no funcionó’ pero ellos lo que pretenden es salvar a los pobres del mundo. Entonces ‘sigamos apostando porque lo aplicaron mal’ A grandes rasgos es lo que hace que la izquierda esté siempre vigente.

Además los grandes genocidas la gente no los conoce: Mao Tse Tung, Pol Pot o Stalin porque eso no se difunde ni se divulga. En el caso de Cuba y Venezuela se le echa la culpa al bloqueo y nunca se asumen los fracasos propios. Entonces la gente siempre está tentada a votar por la izquierda.

¿El socialismo ha cobrado fuerzas en América Latina en los últimos años?

Sí, ha cobrado fuerza muy rápidamente. Tuvo una hegemonía muy grande durante todo el proyecto castro-chavista bolivariano donde logró colocar a Michelle Bachelet en Chile, los Tupamaros en Uruguay, Evo Morales en Bolivia, Lula Da Silva en Brasil. Todos los que ya sabemos.

Todo eso sufrió un fuerte cimbronazo al punto que parecía que esa metástasis caía por su propio peso. Sin embargo han tenido una enorme recuperación. El candidato de Correa puede ganar tranquilamente, fueron anuladas las condenas contra Lula Da Silva, el kirchnerismo volvió en Argentina, inclusive la izquierda ganó en México, un hecho inédito.

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Esto se explica porque el problema son los partidos de centro. La izquierda rabiosa, prepotente, se lleva las instituciones por delante. Es autoritaria y el centrismo bien pensante pelea sin agallas, no tiene convicciones. Son partido moderados con un candidato amable sin garra política. La única esperanza que queda en América Latina es Jair Bolsonaro en Brasil, casualmente el menos moderado.

¿Qué tiene el discurso socialista que lo hace atractivo para sus seguidores frente a otras corrientes ideológicas?

Es mucho más simpático. El capitalismo te va a decir: si hay libertad de mercado, inversiones y pleno empleo vas a poder trabajar, ganar un sueldo digno, ahorrar y en 20 años te compras tu casa o sacas una hipoteca con el esfuerzo y fruto de tu trabajo.

El socialismo no te ofrece eso, este te regala la casa y después no te la da. Y aunque lo haga no es tuya, es del Estado pero de todas maneras el discurso del capitalismo te dice: te facilito las herramientas en aras de la libertad para que logres tus metas esforzándote. El socialismo no te las da, sino que de manera mágica e instantánea te ofrece llegar a la meta.

En EEUU parece estar surgiendo una corriente progresista amparada en la ideología de género, o el racismo ¿Peligra el sistema de gobierno de EEUU tal como lo conocemos?

EE. UU. está pasando por un momento lamentable. Creo que la derrota de Donald Trump es a expensas de una agenda globalista que le va hacer mucho daño, no solo a ese país sino al resto del mundo.

No puedo opinar todavía acerca del peligro de las instituciones porque Joe Biden está en sus primeras horas de mandato pero sin duda es el más izquierdista de la agenda que puede ofrecer el Partido Demócrata.

panampost.com