El sentido común y las mujeres musulmanas acabarán con el terrorismo islámico – Por José Brechner

Los asesinatos en Copenhague han causado aturdimiento en la comunidad danesa. ¿No sabían que iban a suceder tarde o temprano? ¿Tan ciegos son sus líderes políticos? Pues da la casualidad que sí. Son empecinadamente cuadrados, y por un solo motivo: son izquierdistas. Y no hay izquierdista racional; sus emociones y dogmatismo prevalecen sobre su inteligencia.

Helle Thorning-Schmidt la Primer Ministro de Dinamarca es Social Demócrata, eso más o menos lo resume todo.

Pese a haber estudiado Ciencias Políticas no tiene “Sentido Común”. Eso no se aprende en las universidades.

Dinamarca tiene una comunidad musulmana de 270.000 personas, equivalente al 4,8% de la población general, que es de 5.6 millones.

La mayoría es Sunita. Comenzaron a arribar en los 70, de Marruecos, Turquía, Pakistán y la ex Yugoslavia, en busca de trabajo. En los 80 y 90 llegaron como refugiados de Irán, Irak, Somalia y Bosnia.

Se estima que en ese periodo de “integración” 2.800 daneses se convirtieron al Islam y se calcula que 70 se adhieren anualmente a la religión del profeta. En contraparte, entre 2000 y 2004, 300 musulmanes se pasaron al cristianismo, que es prácticamente el mismo número de conversiones anuales que los otros.

Las estadísticas nos permiten apreciar cómo un grupo pequeño puede influenciar culturalmente y causar tantos estragos.

Los franceses, que finalmente empezaron a reaccionar por los asesinatos en Charlie Hebdo, están tomando medidas preventivas, pero monitorear a seis millones de musulmanes esparcidos, no es tarea fácil para la policía.

El país que más va a sufrir su presencia es sin duda Francia, cuna de la proclama izquierdista más incoherente de la historia: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”.

Los franceses de fraternales no tienen nada, son los menos queridos de los europeos por los propios europeos. Su “igualdad” les ha llenado de parásitos llegados de Levante que viven de sus dádivas sociales. Y por último, “libertad” no puede existir donde cunde el miedo.

El país occidental (no por su ubicación geográfica, sino por su cultura) con mayor minoría musulmana, es Israel (20%).

Solamente en Israel, pese a todos los problemas que le causan sus vecinos y los islamistas incrustados en su sociedad, hay convivencia pacífica. Pero para llegar a eso, hay que ser consciente de que hay un enemigo presente e identificado. A su vez, el enemigo sabe que cada israelí es un soldado, y a la menor provocación que intente, será castigado.

Las reglas del juego en Israel son democráticas y claras. Los árabes-israelíes musulmanes, viven felices, sin ganas de irse a ningún otro lugar. Especialmente las mujeres, ya que gozan de irrestricta libertad, condición que es tabú en el Islam.

Las mujeres serán las que en algún momento se rebelarán a la opresión de sus maridos y de su teología. Vivir de esclavas encapuchadas no es aceptable nunca.

Las mujeres Kurdas son un notable ejemplo de la valentía y determinación que demuestran las jóvenes en combate, sin tener el entrenamiento de sus machistas contrincantes.

Para que los daneses, franceses, norteamericanos, y demás, puedan vivir en paz, deberán tomar medidas semejantes a las de Israel. La primera será, imponer el servicio militar obligatorio. También deberán enseñar a los niños en las escuelas, cómo actúan los terroristas, para protegerse.

Decenas de instructivas deberán ser aprendidas por los pobladores de cada país. Pero como esa es una labor que lleva tiempo (a Israel le demoró 60 años desarrollarla y no está exenta de peligros) los Occidentales llevan las de perder, a menos que tomen medidas discriminatorias contra los musulmanes que no son Políticamente Correctas ni aceptadas por los izquierdistas, de ahí que la timorata PM danesa no se atreve a decir que el asesino era un islamista.

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