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El Neocomunismo gramsciano ¡Es un monstruo grande y pisa fuerte! Por Juan Etchebarne Gainza

A partir de la caída del muro de Berlín en el ‘89 y de la Cortina de Hierro de la URSS en el ‘91, luego de 74 años de totalitarismo moscovita, muchos respiraron una bocanada de aire fresco o se embebieron de triunfalismo y bajaron la guardia con suma ingenuidad.

Pero el astuto y sagaz ejército de cientos de miles de intelectuales de la “intelligentsia soviética”, con miembros en absolutamente todos los países de Occidente, “capitalizó” -permítanme la ironía del concepto- esa garrafal derrota transformándola  en una victoria troyana colosal.

Desde 1934, Lenin y Antonio Gramsci, se habían percatado que a un comité comunista ortodoxo y aglutinado en “el mundo libre” no los votaba nadie (sigue pasando hoy). Entonces pergeñaron el “entrismo” infiltrándose en todos los partidos políticos para ocupar cupos y puestos estratégicos en el Estado, en las organizaciones religiosas de todo credo, en las asociaciones civiles, en mítines sindicales, clubes, sociedades de socorros mutuos, organismos supranacionales, en los claustros universitarios, en las academias de ciencia o pensamiento y de la lengua, en círculos culturales, en juntas escolares, centros de difusión de radio y televisivos, industria del cine y pornografía, en las editoriales de los diarios hasta los cómics, movimientos artísticos, bandas de rock de música contestataria o de protesta, cooptaron las ciencias sociales: filosofía, sociología, letras y psicología, en las Fuerzas Armadas y de Seguridad, organismos financieros y bancarios, hasta infiltrarse dentro de las instituciones propias a nuestra causa conservadora iusnaturalista inclusive. Los rojos se han metido en todos lados funcionando como una “sociedad paralela mancomunada”.

Cuando cae su régimen bolchevique en los noventa, la intelectualidad de izquierda camaleónica, expeditiva, flexible, dinámica y formidablemente inteligente…mutó.

Así ésta intercambió su postulado clásico y fracasado de  “odio de clases”, “lucha obrero- patrón” y “dictadura del proletariado” por dinamitar la célula fundamental de la sociedad que impedía la masificación y cosificasión del individuo o persona: LA SAGRADA FAMILIA. Sólo que ahora, ayudados por miles de millones de ciudadanos soviéticos ateos sin valores morales, totalmente materialistas e inmanentistas, “infectados” de décadas de férreo adoctrinamiento ideológico marxista, que fueron el “caballo de Troya” que se esparció como el ébola contagiando a carradas de infaustos por Europa, EE.UU., Canadá, Australia y Sudamérica: “Los errores de Rusia (comunismo) se desparraman por todo el mundo” predijo la Vírgen de Fátima a Sor Lucía.

De esta manera fabricaron una “reingeniería social” que irrumpió con la naturalización del divorcio y atomización de la sociedad al plantear neopostulados gramscianos de “lucha hombre – mujer”, “lucha padres – hijos”, “lucha ancianos – jóvenes”, “pro vida – pro aborto”, “ideología e igualdad de género”, “derribar el patriarcado”, “empoderamiento de los marginales” (prostitutas vip, travestis, drogadictos, piqueteros, delincuentes, etc.) y “empoderamiento de los débiles” (niños, esposas, nerds o nabos víctimas de bullying, proletarios, excluidos, animales domesticados o de producción, etc.). Excepto los ancianos quienes son depositarios de la “reserva moral” y del “know how” de las tradiciones, y, para que no “contaminen” a la juventud con sus nobles valores de antaño, son deportados a los campos de concentración modernos o “geriátricos”. En su estratagema renovada apoyan a toda minoría en desventaja social, laboral o productiva para lograr visibilidad y alcanzar el poder.

Cómo también pergeñaron la “horizontalización de la jerarquía moral y social” imponiendo el “igualitarismo comunitario”, que iguala hacia abajo rumbo a lo popular o precario, fomentaron el aluvión inmigratorio de “multiculturalismo” o “multiétnico” para erradicar los patriotismos e identidades autóctonas contribuyendo a la “homogenezaición mundial”. Y su mayor logro es que arribaron e hicieron propia la “Teoría del Caos” o “Caología” construyendo la “Era de lo incierto”, la cual suprime las certezas científicas evidentes impidiendo el acceso a los juicios de valor y a las verdades objetivas, para así relativizar el concepto de justicia universal y negar la realidad ontológicamente natural.

A tal fin se apoderaron del monumental “mainstream” de internet global y de la “mass media” informativa con una horda de periodistas, publicistas, youtubers, bloggers y artistas de toda índole “gramscianizados” (en MTV Channel sobretodo “quien reza cantando predica dos veces” por vía visual y auditiva) bombardeando las mentes impávidas de adolescentes y madres inculcándoles conductas sociológicamente “disvaliosas” y/o “desviadas”. Conductas las cuales son inducidas (pese a hacerle creer a la masa que son espontáneas o evolutivas), que minan y socavan el orden natural y el orden social preestablecido durante siglos de consenso evolutivo, base de la civilización judeocristiana y grecorromana occidental.

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En esta época todo pasó a ser materia de infiltración progrezurda: el mundo “fashion” de la moda se socavó para pervertir la clásica proporción estética denostada como “burguesa” o “patriarcal” (Dominique Venner sostuvo “la ética en el terreno de la estética: lo bueno es inseparable de lo bello” y los zurdos la hicieron grotesca y degenerada para corromper el alma), también el narcotráfico como factor clave de derrumbe, naciendo así los “narcoestados socialistas”. Con excepcional argucia supieron captar todas las quejas, extravagancias y marginalidades poniéndolas a su favor en los grupos de protesta (LGTB, feminazis, ambientalistas “sandía”: “verdes por fuera y rojos por dentro”, veganos, indigenistas, proteccionistas de animales y antiglobalistas) o grupos de contracultura setentista (hippies, grunge, flower-power, hipsters, funk, rastafaris, motoqueros agrupados tipo “Hell’s Angels”) o grupos de cultura alternativa (deportistas extremos, yoguis, tántricos, prácticas New Age) o grupos de subcultura underground (tribus urbanas -dark, punk, emos, floggers, trekkies, warsies, animé-, cumbia villera, raperos, reaggetoneros, malabaristas callejeros, movimiento tumbero “vatallón militante”) o grupos de relativismo posmoderno (nerds o geeks freakies, millennials y centennials). Siendo muchos de ellos aborrecidos por el marxismo ortodoxo por “indeseables”, ahora con el gramscismo pasaron a ser aliados circunstanciales por conveniencia hasta que el “neobolchevismo” retome el gobierno omnipotente y los mande a Siberia en masa a estos “idiotas útiles” (denominación leninista).

Crearon además un sinfín de ONGs (Human Rights Watch, Amnesty International, Green Peace, etc.), organismos supranacionales (Unesco, Ocde, Cepal, etc.) y fábricas de pensamiento (Escuela de Frankfurt, Franja Morada, Coordinadora Radical, Foro de São Paulo, Carta Abierta, Fundación Ford, Flacso, Cels, Justicia Legítima, etc.). Donde la socialdemocracia europea, el partido demócrata norteamericano, el libertarismo o anarcocapitalismo, la masonería de Soros y Rothschild, y la Jihad Islámica son sus socios de aparcería, pues, en el variopinto “mercado revolucionario cultural” hay una horma a medida para cada sentimiento de rebelión antisistema.

Para lograr todo esto, su foco pasó a ser generacional y empezaron a “pensar en siglos” como la Iglesia y por ello pusieron su atención y toda su energía sobre los inocentes niños. Gramsci sentenciaba “a los niños hay que cambiarles la moral paternal por nuestra moral artificialmente impuesta”. Pues la inmadurez de la conciencia infantil para discernir entre el bien y el mal, hace que la influencia nociva sea más permeable a concebir lo anormal o antinatural como “normal” o “natural”. Entonces la “revolución” marxista por las armas es efímera, en cambio la “evolución” gramsciana por la educación es permanente. Y aquel intelectual rojo de Turín remataba “nuestros enemigos son la moral Cristiana de la Iglesia  Católica, la lógica aristotélica del hombre rural y el sentido común del ciudadano burgués”. Es por lo cual los gramscianos subvierten la escala de valores e intercambian la cosmovisión del individuo aprovechándose de la inherente rebeldía de los jóvenes adolescentes.

Antonio Gramsci era tan pero tan peligroso que el propio Stalin dormía tranquilo sabiendo que éste “tovarich” (camarada) estaba preso por Mussolini en Italia y no a su lado en la Unión Soviética, porque su dialéctica era totalmente disolvente de las estructuras sociales. Gracias a él existe demasiada gente con la cabeza quemada de gramscismo sin siquiera notarlo.

 A partir de ello crearon la “supremacía moral” del dogmático “pensamiento único de corrección política” que promueve la “diversidad cultural” por múltiples dispositivos electrónicos y medios de interfaz que obedecen a las 24 hs del constante “mainstream”. Generándonos subliminalmente sentimiento de culpabilidad y cargos de conciencia, pues, pretenden suplantar la voz de Dios por la de Gramsci en los subconscientes. Si bien utilizan el concepto “diverso” aquél no es tal, pues, es todo menos universal o plural. Erigiendo así una “hegemonía cultural progresista”.

Con esta nueva herramienta, todo lo que se configura como “open mind” o “amplio” y cuyo sustento es un puro y duro relativismo filosófico. Pasa a imponerse como lo “socialmente aceptado” y cuanta creencia, costumbre, tradición o razonamiento que lo cuestione es inmediatamente estigmatizado como “pensamiento de odio” o “intolerante”, retrógrado, fachista, cerrado, incorrecto, elitista, vetusto, sexista, discriminatorio y aquel es tanto políticamente censurable como “cercado” mediáticamente sin trascender. Nada más hipócrita y contradictorio a ser verdaderamente “diverso”, aplicando una auténtica intolerancia a la inversa comparable a un “macartismo de izquierda”: “todo es diverso en tanto y en cuanto no contradiga la perspectiva “diversa”. Y, así, conduciéndonos a un totalitario “absolutismo relativista” ¡que da escozor! Por ello hoy reina la “dictadura de la diversidad”.

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Ya lograron “normalizar” la homosexualidad, las familias disfuncionales o antinaturales, el concubinato, el gaymonio, el travestismo, el “sexo fluido”, los 105 géneros de orientación sexual y judicializaron la “compensación por matrimonio” desalentando la formación de familias por temor económico. También suprimieron la patria potestad en el nuevo Código Civil, tergiversaron o “deconstruyeron” los contenidos y conceptos en los diccionarios, enciclopedias y manuales de historia, economía y biología. Asimismo consiguieron desintegrar los pilares del “sentido de misión”, la “conciencia de clase” y el “espíritu de cuerpo” de las nuevas generaciones de las aristocracias dirigentes, mediatizándolas -rompiendo la brecha de distinción- dentro de la masa amorfa para que claudiquen de su función vital de ser custodios de la tradición y los valores occidentales. Y desde 1979 lograron internalizar en los cerebros su triunfal “mantra contestatario” de “The Wall” (Roger Waters es un confeso comunista) a cuatro generaciones con su estribillo: “No necesitamos educación (ignorancia), no necesitamos control de pensamientos (moral), no más sarcasmos oscuros dentro del aula (lecciones de reglas de convivencia), maestros déjenlos a los chicos solos (libertinaje) ¡Ey! Maestro dejá a los chicos solos (autoritarismo invertido)”. Esta letra, presentada de esta manera, se configura como todo un “himno oligofrénico de cavernicolanización juvenil para manipulación masiva y desintegración cívica”.

Lo próximo es la pedofilia, el incesto, la zoofilia, la poligamia multigenérica y el sexo como “posporno” e impulso bestial a todo momento y lugar, el aborto, la liberalización de la droga, la extinción de la producción pecuaria y de la tradición gauchesca (como plan de exterminio del hombre rural y el “ser criollo”), asimismo, tanto la fundación de la “República Mapuche” como la restauración del Tahuantinsuyo, la reinstauración del Califato de Granada e islamización total de Occidente y así sucesivamente hasta arrasar con nuestras soberanías, idiosincrasias, libertades individuales y derechos intangibles ¡Así de delirante y terrorífica está la zurda progresista!

Es por esto que sostenemos que si bien en los planos militar y político el rancio, fétido y burócrata imperialismo soviético fue vencido, en el plano cultural y filosófico por el momento viene triunfando a galope tendido. Como pregona y vaticina León Gieco, el Mainstream o “corriente tendenciosa dominante”: “es un monstruo grande y pisa fuerte” y si no queremos ser conquistados, no solo moralmente sino jurídicamente, a través de sentar precedentes judiciales y reformar nuestras cartas constitucionales, debemos formar sí o sí a nuestros hijos como intelectuales conservadores y cristianos o judíos según sus creencias familiares.

El ojo gramsciano tal si fuera el maligno “ojo de Sauron” todo lo monitorea, sus acólitos o elementos nos estudian e investigan los 365 días del año, buscan nuestras flaquezas queriendo demoler nuestro estilo y filosofía de vida, arremetiendo sin piedad. Debemos tomar plena conciencia de que en esta contienda somos observados y analizados integralmente (valiéndose de la cibernética que tiene todos nuestros datos privados a merced) desde una óptica financiera, genealógica, psicológica y sociológica como pronosticaron Orwell y Bradbury. Estamos obligados y exigidos a ser agudos observadores de la realidad circundante (currículas de los tres ciclos estudiantiles y programación comunicacional o de entretenimiento) para adelantarnos a la próxima jugada de “depravación” o “mutación” o “captación” que nos presentará el progresismo socialdemócrata multipartidista neocomunista. Los intelectuales de Gramsci hicieron y hacen muy bien su trabajo.

La crueldad del marxismo sea en sus variantes leninista, stalinista, troskysta o maoísta, que cometió los genocidios y horrores del Holomodor en Ucrania y no dejó población viva mayor de 30 años en Camboya, momentáneamente ha cesado. Pero en su matriz gramsciana, que reniega de la violencia, sus balas y municiones continúan hoy con mayor sofisticación y virulencia…éstos son la lectura y las usinas de pensamiento para la conquista de mentes y voluntades. Así la batalla cultural se está librando en el plano metafísico e intelectual. Nuestra supervivencia como civilización occidental en todo orden se encuentra en jaque, debemos ganarla cueste lo que cueste!!! Estamos solos porque nuestras instituciones ya están tomadas, por eso es imperativo organizarse profesional e internacionalmente como los “bolches” lo vienen haciendo desde la 1er. “Internacional Socialista” en 1864, nos llevan años luz!!! Lean, lean y lean…a por ellos!!!!!