Vie. Mar 29th, 2024

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El empleo de la guerra asimétrica en los conflictos sociales – Cnel. Mario R. Pazmiño Silva

Los sociólogos, los militares y los políticos han dedicado gran parte de estos últimos años a estudiar un nuevo tipo de conflicto, denominado la guerra asimétrica, guerra periférica o guerra de cuarta generación. Esta rompe todos los esquemas tradicionales del enfrentamiento, que fueron expuestos en su debido tiempo por pensadores como Clausewits, en su Teoría de la Triada (Ejército-gobierno-sociedad), que continuaba vigente hasta el presente siglo.

Los conceptos de Ejército, Estado, territorio, gobierno y sociedad se van diluyendo cuando aparece en el escenario otros ingredientes como la desproporción de fuerzas entre adversarios, recursos económicos mínimos con relación al objetivo alcanzado, rompimiento de la ética, moral y derecho humanitario tradicional, técnicas de conflicto no convencionales, sociedades sometidas por países o gobiernos totalitarios, ideologías ortodoxas emergentes, sorpresa y engaños tácticos con una elevada repercusión mediática, creación de temor e inseguridad en el adversario, ataque a los puntos neurálgicos del enemigo. El tiempo de desarrollo del conflicto no tiene límites, así como otros muchos factores que constituyen las nuevas armas en estos enfrentamientos asimétricos.

¿Qué es la Guerra Asimétrica? Es un método de lucha no tradicional en el cual se enfrentan dos adversarios de distintas capacidades y tamaño. Se emplean técnicas innovadoras y de bajo costo, para debilitar al adversario, explotando sus vulnerabilidades, sin sujetarse a un escenario geográfico definido, y se busca un máximo impacto mediático. Estas técnicas no habituales e innovadoras de los conflictos asimétricos pueden ser también aplicadas en los conflictos sociales nacionales como una herramienta de lucha.

La guerra asimétrica tiene sus orígenes en los conflictos sociales, en donde la población, con pocos recursos, gran iniciativa y técnicas descentralizadas, hacen uso de la sorpresa y la astucia para enfrentar al poder de un gobierno o Estado.  Algunos de estos enfrentamientos   escalan en intensidad y generan crisis que pueden pasar a enfrentamientos armados. La historia en los últimos cinco años nos trae ejemplos en Siria, Libia, Venezuela y Palestina.

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En Venezuela, las denominadas guarimbas son una demostración efectiva de lo que pueden hacer las técnicas de guerra asimétrica en un conflicto social: con un poco de desechos ubicados en diferentes sitios, paralizaron las principales ciudades y al país, lo que obligó al Estado y todo su poder económico y bélico a dialogar.  Las guarimbas tuvieron impacto mediático internacional, lo que provocó presión de la comunidad regional y global a favor de su causa, que ni el mismo Estado venezolano, con todos sus recursos, pudo conseguir.

Los conflictos sociales pueden mutar a enfrentamientos bélicos cuando un actor armado entra en escena. Ese es el caso de Palestina y el grupo terrorista Hamas, en la franja de Gaza, en donde lo importante no es el control territorial sino  causar la mayor cantidad de bajas civiles y temor en la población del Estado de Israel.

Desde el empleo de una simple bomba molotov, una piedra, la destrucción de una entidad pública o privada, la zanja en una carretera, los miguelitos, son técnicas de guerra asimétrica adaptadas a un conflicto social, que tiene un alto impacto mediático y  bajo costo.

En suma, ningún Estado o gobierno está libre de que su población, en algún momento ante el abuso, la prepotencia, el irrespeto a los derechos de la sociedad, adopte estas nuevas técnicas de guerra asimétrica en un conflicto social.