Sáb. Abr 20th, 2024

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El deterioro de la economía rusa – Por Emilio J. Cárdenas

En las últimas semanas la intensidad de la publicidad oficial de la Federación Rusa en los medios de prensa de nuestra región parece haber aumentado mucho, cantando loas a su país, como es habitual. Mala señal, por cierto. Humo para el disimulo. Y es efectivamente así. Las cosas en Rusia, hoy aliado estratégico de la República Argentina, se deterioran muy rápidamente en el plano de la economía.

Ello es consecuencia de las sanciones económicas que fueran impuestas a Rusia por Occidente desde su ilegal anexión de Crimea y Sebastopol y con motivo de su permanente interferencia desestabilizante en el este de Ucrania, que no se ha detenido un minuto y es una amenaza para la paz y seguridad del mundo.

Pero, además, lo cierto es que Rusia es víctima, algo inesperada, de la fuerte caída del precio internacional del petróleo, del que la muy poco diversificada economía rusa depende enormemente. En junio pasado, el barril de crudo se vendía a unos 107 dólares el barril. Hoy, en un mercado dominado por la demanda, se logran apenas unos 44 dólares el barril, esto es tan sólo el 41% del precio de un año atrás. Como golpe a los ingresos de Rusia, tremendo. Rusia, recordemos, genera por las exportaciones de sus hidrocarburos aproximadamente la mitad de sus ingresos totales de tesorería.

Entonces pongamos sobre la mesa algunas cifras globales, para poder dimensionar, adecuadamente, el actual drama ruso. El de su pueblo, ciertamente. Y el de Vladimir Putin, cuya imagen política se está deteriorando. En el segundo trimestre del año en curso, la economía rusa se contrajo un doloroso 4,6% de su PBI. En el mismo período, su moneda, el rublo, perdió nada menos que un 22% de su valor. La inflación es ya del 16% anual y está en aumento.

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La industria es probablemente el sector de la economía rusa que más está sufriendo. Pero para la gente común el problema más inmediato es el de la fuerte subida del precio de los alimentos y bienes de primera necesidad, consecuencia directa de la pérdida de valor de su moneda. Todo lo que se importa es cada día más caro, obviamente.

Por eso, en un año, unos tres millones de personas, se estima, han vuelto a caer en la pobreza. Lo que es lamentable. Sólo el fuerte nacionalismo y el discurso cada vez más agresivo de Putin y los suyos contra los extranjeros parecen mantener un mínimo de cohesión en una sociedad que muy pronto podría comenzar a protestar contra Putin, responsable directo de lo que está sucediendo.