Vie. Abr 19th, 2024

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El contraataque de Cristina – Por Rosendo Fraga

El discurso de la Presidenta ante el Congreso ha sido el hecho culminante en su contraataque tras el 18F. La sanción por parte de la Cámara de Diputados del acuerdo marco con China y la reforma del servicio de inteligencia confirmó siete días después de la multitudinaria convocatoria de los fiscales que sigue controlando el sistema político. La primera fue sancionada por 133 a 108 y la segunda por 131 a 71. El discurso ante el Congreso fue la expresión política de este poder: como es su constante, la Presidenta se concentró más en cuestionar a adversarios y enemigos que en buscar aliados o ganarse a los neutrales. En lo internacional criticó a Israel en forma directa y a los EEUU indirectamente (una de las consignas del Kirchnerismo en la plaza fue «Yankees ni se atrevan»). Atacó a la Suprema Corte en particular y a los jueces en general, reiterando su tesis de que hay un «partido judicial» que se opone a su gobierno y que se ha independizado de la Constitución. Durante tres horas y cuarenta y cinco minutos -sería el record de duración que registra Argentina para un discurso de este tipo- mostró, más que una retirada, un repliegue, anticipando que será legisladora y que a quien la suceda «no le será fácil cambiar todo». Pero en la calle no tuvo el éxito esperado. Lo único que se puede discutir es si el 18F de los fiscales reunió diez o cinco veces más que el 1M de Cristina, aunque la primera fue una concentración espontánea y la segunda organizada desde las agrupaciones y la política territorial (gobernaciones, intendencias, agrupaciones y sindicatos). En cuanto a Nisman, lo refutó específicamente en aspectos de su denuncia.

Pero donde el contraataque del Kirchnerismo ha sido más efectivo es en la Justicia respecto al caso Nisman. Ha sido así con el fallo del juez Rafecas desestimando la imputación del fiscal Pollicita a la Presidente y los demás acusados. El Gobierno, con razón, ha visto esta decisión como una victoria política importante que neutraliza la amenaza que la denuncia implicaba en lo jurídico y en lo político. Al mismo tiempo, los cuatro fiscales designados por la Procuración para reemplazar a Nisman en la investigación del atentado de la AMIA parecen decididos a desandar el camino que iniciara en 2003 para acusar a Irán, al encaminarse a investigar como alternativa la eventual responsabilidad de Irán en la llamada «pista siria». En cuanto a la causa sobre la muerte de Nisman, que lleva la jueza Palmaghini e investiga la fiscal Fein, la investigación deja cada vez más dudas y se encamina hacia la vida privada del ex fiscal, buscando alejarse de la hipótesis de que es una muerte por razones políticas. A ello se suma que el Ejecutivo habría logrado que la Suprema Corte postergue para después de la elección de octubre el fallo confirmando la inconstitucionalidad del acuerdo con Irán, que ya tiene sentencia de primera y segunda instancia. El fiscal Pollicita apelará la decisión del juez Rafecas y la ex esposa de Nisman presentaría esta semana las conclusiones de sus propios peritos, que serían diferentes a las que tiene la fiscal Fein. Pero es indiscutible que hoy el Gobierno está mucho más aliviado en la justicia por la acusación de Nisman que una semana atrás.

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El cambio en el gabinete confirma que en la fase final de su mandato Cristina profundizará sus políticas y se apoyará cada vez más en sus leales. La salida del jefe de Gabinete (Capitanich) y el ministro de Salud (Manzur) se explica porque ambos se presentarán como candidatos a gobernador en sus respectivas provincias (Chaco y Tucumán) en las próximas elecciones. El retorno del ahora ex Secretario General de la Presidencia, Aníbal Fernández, a la Jefatura de Gabinete implica que escala en el Gobierno un funcionario que a poco de asumir ha dicho: «para mí es sagrado lo que dice la Presidenta». Su reemplazo, el diputado nacional Eduardo De Pedro, significa que un integrante de «La Cámpora», que actuaba como consejero de la Presidenta, llega al Gabinete. El nuevo ministro de Salud (Gollán) implica el arribo al mismo de un integrante de «Carta Abierta» -el grupo de intelectuales kirchneristas-, quien además era el segundo en esta cartera. Al mismo tiempo, desde el entorno de la Presidenta se siguen dando señales a favor de la precandidatura presidencial del ministro de Interior y Transporte (Randazzo) y tanto el nuevo jefe de Gabinete como el ministro de Defensa (Rossi) y el gobernador de Entre Ríos (Uribarri) han dicho tras el discurso de la Presidenta que siguen compitiendo por la candidatura presidencial. Todo ello complica a Scioli, que deberá competir con un candidato K en las primarias.

En la oposición, la puja está predominando sobre la unidad y ello concurre a explicar por qué el efecto político del 18F parece haber durado tan poco tiempo. Tras lograr la adhesión del justicialista Carlos Reutemann y de un ex radical (Posse) en la provincia de Buenos Aires, Macri rechaza la posibilidad de articular un frente opositor amplio para las PASO. Massa intenta retomar la iniciativa que parece haber perdido, reagrupando sus fuerzas en la provincia de Buenos Aires y apoyando la propuesta de constituir una alianza opositora amplia (Massa, Macri y el Radicalismo), de la cual en agosto emerja un sólo candidato presidencial. La convención del Radicalismo se reúne el 14 de marzo; en ella se enfrentarán dos posiciones: la que postula que el partido apoye la candidatura presidencial de Macri y la que apoya una alianza amplia en la cual el jefe de Gobierno porteño compita con Massa y, eventualmente, ambos lleven candidatos a la Vicepresidencia que sean del Radicalismo. Al mismo tiempo, el espacio conocido como FA-Unen, herido desde la salida de Carrió, ha terminado de desarticularse. En el ámbito nacional, el candidato del Frente Amplio Progresista Hermes Binner podría dar un paso al costado y ceder la candidatura a su aliada Margarita Stolbizer.

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En conclusión: la sanción del acuerdo marco con China, la reforma del servicio de inteligencia en Diputados y el discurso de la Presidenta ante el Congreso han sido piezas claves de su contraataque tras el 18F; en la Justicia logró avances importantes, como el fallo del juez Rafecas que desestimó la imputación del fiscal Pollicita y el giro que está tomando la investigación de la fiscal Fein sobre Nisman; el cambio de gabinete confirma que en la fase final de su gobierno Cristina se apoyará cada vez más en los «leales», en el marco de una estrategia de confrontación y polarización; por último, en la oposición la puja predomina sobre la unidad y ello concurre a explicar por qué se ha diluido tan rápido el efecto político del 18F.

Fuente: http://www.nuevamayoria.com/