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El conflicto de las migraciones – Por Rosendo Fraga

El problema migratorio adquiere cada vez más conflictividad no sólo en Europa, sino en el mundo. No es un hecho nuevo en la historia: las migraciones en busca de mejores condiciones de vida, ya sea mediante la conquista de territorios ocupados o la ocupación de tierras deshabitadas, han ido de la mano de la expansión de la humanidad. Un ejemplo de ello puede ser España: sobre los íberos avanzaron los celtas desde el norte y los fenicios desde el sur, y posteriormente los griegos establecieron colonias. Esto mismo hicieron cartagineses y romanos, que terminaron enfrentándose entre sí por la posesión de la Península Ibérica. Más tarde avanzaron las tribus occidentales: godos, ostrogodos, normandos y otros; y luego se dio el avance musulmán, que llegó a dominar casi la totalidad de la península y cuya «reconquista» por parte de los españoles llevó 8 siglos. En consecuencia la migración no es un fenómeno nuevo, pero los avances en los medios de comunicación y en el transporte le dan un impacto y una velocidad mayor que en el pasado. El relato bíblico de la marcha del pueblo judío hacia la «Tierra Prometida» tiene un significado religioso, pero al mismo tiempo recoge una realidad histórica. Los judíos no ocuparon una tierra desierta: libraron batallas contra sus ocupantes.

Hoy el caso de Siria es el ejemplo más concreto y manifiesto de este fenómeno en tiempos modernos. En algo más de cuatro años de guerra civil han muerto 230.000 personas, 50.000 de ellos integrantes de las Fuerzas Armadas sirias. Pero los sirios que han dejado el país son 4 millones y los que han tenido que abandonar sus casas y desplazarse llegan a 8 millones (todo ello sobre una población de 22,5 millones de acuerdo a estimaciones de 2012). El primer destino de los refugiados han sido como es lógico los países limítrofes. Si bien hay campamentos de refugiados sirios en Turquía e Irak, los países que han recibido más y se encuentran colapsados son Jordania y Líbano. Hoy el 9,4% de la población total de Jordania de 6,3 millones son refugiados de la guerra civil siria y en Líbano llegan a ser el 27% sobre una población de 4,2 millones. Viven en campamentos en condiciones de miseria y hacinamiento y tanto el gobierno jordano como el libanés han cerrado las puertas a la inmigración siria, temiendo los efectos desestabilizadores que ella puede tener y debido a la imposibilidad de asistir y controlar esta nueva población. Las clases medias y altas con recursos económicos han iniciado la emigración hacia el mundo desarrollado. En caso de los sirios, por lo general llegan a Turquía y desde allí viajan desde el sur de Europa hacia los países más grandes y con mejor nivel de vida: Alemania, Francia y el Reino Unido (atravesando en su mayoría los países de los Balcanes). Pero los sirios no son los únicos migrantes ilegales o refugiados -condición que está en discusión- que llegan a Europa. A trasvés del Mediterráneo, Libia es otro punto de embarque hacia el continente europeo donde confluyen migrantes de dicho país y otros del norte de África y el Cercano Oriente. Yemen e Irak sufren también guerras civiles y países como Somalia, Sudán del Sur o Mali están en la condición de «estados fallidos» e incapacitados de mantener el orden interno.

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La Unión Europea tiene el desafío más concreto en este momento: mantener el proyecto de la unidad europea. En lo que va del año, 350.000 migrantes sin papeles han cruzado el Mediterráneo hacia Europa. Es 60% más que en el mismo período de 2014 y se estima que superarán medio millón en el año. La acumulación de refugiados en el puerto francés de Calais que esperan pasar a Gran Bretaña es una manifestación del conflicto. Londres y París buscan coordinar acciones, pero el gobierno conservador ha planteado que sólo recibirá inmigrantes que tengan trabajo. Ello originó una respuesta de la Comisión Europea, advirtiendo que no puede limitarse el tránsito de trabajadores dentro del continente. La jefa del gobierno alemán (Merkel) ha dicho que si no se logra hacer cumplir un sistema de cuotas para repartir proporcionalmente los inmigrantes entre los 29 países miembros de la UE, corre peligro el libre tránsito de personas dentro del continente. En la primera economía de Europa crecen actitudes xenófobas, especialmente en la cuarta parte de la población que vive en la ex Alemania comunista. Austria cierra la frontera a los migrantes que buscan llegar al territorio alemán; éstos se acumulan en Hungría, que cierra sus fronteras e impide lleguen de países como Serbia y Macedonia. Los muros fronterizos se están extendiendo; Hungría construye uno, Serbia también y Estonia por su parte lo hace en la frontera con Rusia. A su vez, tanto el sur de Italia como el sur de Grecia sufren la llegada de decenas de miles de migrantes sin papeles. A mediados de septiembre la UE realizará una Cumbre de emergencia para enfrentar el problema.

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Pero el problema migratorio como conflicto también se manifiesta en América. La campaña electoral estadounidense muestra una radicalización creciente de los precandidatos republicanos en esta cuestión. Trump introdujo el tema con fuertes críticas hacia los inmigrantes ilegales, que fueron dirigidas a los mexicanos en particular, el mayor contingente que normalmente llega a los EEUU. El éxito que ha tenido en los sondeos ha llevado a que otros candidatos de su partido tomen el mismo camino. El gobernador de Wisconsin propone construir un muro en la frontera con Canadá, como se está haciendo en la frontera con México; el de New Jersey poner una identificación digital a los migrantes para poder controlar sus desplazamiento, como se hace con los envíos de correo; y hasta Jeb Bush ha criticado la práctica de los «bebés ancla», es decir la decisión de los sin papeles de tener hijos en los EEUU para forzar su legalización. Pero el tema también irrumpe en América del Sur. El conflicto fronterizo que en agosto ha escalado entre Venezuela y Colombia tiene como componente más importante la expulsión de migrantes colombianos que viven en la zona fronteriza de Venezuela, y a quienes el Presidente Maduro acusa de ser «paramilitares y contrabandistas». Se estima que 800.000 colombianos migraron en los últimos años a Venezuela para eludir el conflicto entre las Fuerzas Armadas por un lado y las guerrillas, los narcotraficantes y los para-militares por el otro. Maduro expulsó a 1.000 colombianos y destruyó las casas que dejan atrás, mientras que otros 8.000 se han ido por propia voluntad.

En conclusión: el conflicto migratorio que hoy afecta a Europa es una manifestación continental de un fenómeno global que se ha repetido mucho a lo largo de la historia; los países limítrofes de Siria como Jordania y Líbano se han visto superados por la cantidad de refugiados de ese país y han cerrado sus fronteras, lo que impulsa el flujo de personas hacia otras regiones; Europa es la región del mundo hacia donde hoy se dirige el mayor flujo migratorio que originan las guerras en Medio Oriente y África y ello constituye un gran desafío para la UE y también hay manifestaciones del conflicto migratorio en el continente americano, como lo muestra el debate electoral en EEUU y el conflicto entre Venezuela y Colombia en América del Sur.

Fuente: http://www.nuevamayoria.com/