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El aborto, un «tema» que «no vale la pena» para el Arzobispo de La Plata. Por Cosme Beccar Varela

A. Fernandez, anunció en una reciente entrevista de prensa que está decidido a enviar «cuanto antes al Congreso un proyecto de ley para despenalizar el aborto”. Ese desafío a la ley de Dios cometido por el títere del kichnerismo convertido en «presidente electo» del país es repudiable y digno de la mayor execración por parte del más tibio de los católicos. Sin embargo, el Arzobispo de La Plata, Victor Manuel Fernandez, amigo y estrecho colaborador del Papa, comentó «a través de las redes sociales», o sea, el caso ni siquiera le pareció digno de una solemne condenación y excomunión como lo dispone el Derecho Canónico (canon 2350 del Código de San Pio X y canon 1398 del de Juan Pablo II) lo siguiente:

«Si yo pudiera hablar con Alberto, le preguntaría si vale la pena comenzar su mandato con un tema que tanto divide a los argentinos y que tanta tensión ha provocado» («La Nación», 19/11/2019, pag. 1)

Nótese que se refiere al futuro ocupante de la Casa Rosada, como «Alberto» insinuando un trato personal que desmiente su duda acerca de la posibilidad de «hablar» con él. O sea, son astillas del mismo palo o miembros del mismo club… Y al referirse a su maligna intención de propiciar la legalización del aborto lo menciona apenas como un «tema», como si fuera uno más entre varios a ser tratados con el artificio presidencial inventado por CFKirchner.

Sin embargo, el aborto es un pecado gravísimo que implica nada menos que el asesinato de un niño por nacer, cometido por la madre y algunos matarifes graduados en la Facultad de Medicina, o sea, una ofensa a Dios que les cuesta la vida a millones de niños por año y son miles las mujeres de mala vida y los hombres degenerados que lo propician y muchas personas de bien que lo rechazan, entre ellos los católicos que están obligados a ello si es que quieren seguir siendo tales.

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¿Es esa la «división entre argentinos que provoca una tensión» que aflige al arzobispo como motivo principal de su deliberadamente tibio reproche al infame A. Fernandez? El tono de la declaración y el hecho de haber elegido «las redes sociales» para manifestarla, ínfimo medio de comunicación cuando sabe que tiene a su disposición todos los grandes aparatos de comunicación pública, son una prueba de que su intención está muy lejos de hacer valer su autoridad para detener el inicuo proyecto. Sólo intenta «quedar bien» con los católicos sin causar molestia alguna al infame político.

Por eso es falsa la conclusión que saca de este «episodio» el panfleto masónico «La Nación» cuando empieza la nota sobre el asunto en primera página diciendo: «El vínculo entre la Iglesia Católica y el próximo gobierno tuvo su primer cortocircuito…» Debió decir más bien: «El vínculo entre el Papa y el futuro gobierno kirchnerista se vio reforzado por la discreta e inconsecuente diferencia sobre el aborto expresada en tono menor y una casi indiferente divergencia amoral, expresada *por uno de los hombres más cercanos al papa Francisco*, que lejos de lanzarle a A. Fernandez un cañonazo moral y canónico como era de esperar de parte de un Arzobispo en asunto tan grave, le hizo un afeminado mohín y una amistosa pregunta acerca de la oportunidad del planteo, sin intención alguna de que el asunto fuera interpretado como una crítica».

Eso hizo el miserable prelado platense, mandadero de otro que es peor todavía. No considero que calificarlo de «miserable» sea una falta de respeto, porque el respeto que se debe a su cargo lo perdió al actuar como un entregador sibilino de la vida de miles de niños por nacer que serán «legalmente» asesinados por sugerencia de «Alberto», de trato llano con «Victor Manuel», los dos Fernandez, para más datos.

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Empezamos mal, muy mal y esto es un anuncio de lo que nos espera.