El tema del aborto es irrelevante. Hoy, el aborto está de hecho legalizado con esos protocolos que, mediante el llenado de un simple formulario, habilitan esa práctica quirúrgica. El problema no es el aborto sino el triunfo de quienes enarbolan esa bandera. Es el avance de la izquierda, de la ideología de género con toda su podredumbre y desviaciones. El aborto clandestino seguirá existiendo por una cuestión cultural. Seguirán muriendo mujeres lo cual tampoco es relevante. Nada hay que lamentar por quien muera durante o después de hacerse practicar un aborto clandestino. Es más, hasta podría considerarse un castigo divino contra ese acto criminal. Algo merecido.
El problema acá es el avance de toda esa lacra que amenaza nuestra forma de vida. Nuestras tradiciones y costumbres. La familia constituida, los valores, las jerarquías y la autoridad. Algo hay que hacer. No podemos seguir así contemplando inmóviles la degradación moral de nuestra Nación.
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