El profesor Alberto inauguró hoy – por tercera vez – lo que fuera el hospital privado Antartida ahora en manos de Moyano.
Pocas veces, me atrevería a decir ninguna, he visto un espectáculo menos digno y más vergonzante.
Para los que después de Cámpora creíamos haber visto y escuchado todo en materias tan poco dignas como la adulación y el servilismo, hoy Alberto nos demostró, con su alta retórica y grande sabiduría, que no sabemos nada.
El profesor, que por algo lo es, nos enseñó desde la cátedra, que para él “toda ruindad es chica y pudiera ser mayor”.
Se trata de una lección única, que en nuestro país será parte – no lo dudo – del libro negro, del más negro libro de los presidentes argentinos.
A tal punto única la imagen del profesor, que no me negaría a que fuese incluído en otra historia universal de la infamia.
Del heroico Moyano, el obrero super millonario, nada, porque está todo dicho y escrito y en la justicia , claro.
Cristina no se equivocó, en materia de elegir miserables, su puntería es inexorable.
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