Sáb. Abr 20th, 2024

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Casado y Macri, dos tibios atrapados. Por María Zaldívar

Cuando se trata de reunirse con Mauricio Macri, Pablo Casado se siente como en casa. Ambos transitan una feroz interna partidaria, paradójicamente, con personajes que ellos mismos inventaron; están en medio de una dura pulseada por sendos liderazgos y esas rencillas internas los tienen atrapados sin poder ver el bosque.

Porque el bosque es la agenda globalista que avanza a paso firme y sin descanso tanto en Europa como en la América hispana. Por eso preocupa que no rechacen con vehemencia las imposiciones de la izquierda. Los problemas internos de sus armados políticos y la imposibilidad de resolverlos evidencian falta de liderazgo. Sus reparos para definirse ideológicamente evidencian tibieza, dos carencias con las que es difícil encarar proyectos de envergadura.

En su reciente visita a la Argentina, el titular del Partido Popular español se ha reunido con el ex presidente Mauricio Macri y con el actual jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta por separado aunque pertenecen a la misma coalición, para no dejar dudas de que el enfrentamiento entre ambos por estas horas es, como decimos los argentinos, “a cara de perro”.

En su breve paso por Argentina, el político español tuvo tiempo para las contradicciones. Se fotografió firmando un documento en el que propone una “alianza por la libertad”, se expresó contra el Grupo de Puebla en un evento organizado en su honor en los salones del Club Español pero en lo concreto, evitó manifestar sus preferencias en el proceso chileno. Curioso, porque la situación de ese país tiende peligrosamente a parecerse a la de España, donde gobierna una alianza entre el socialismo y el comunismo chavista. El candidato de izquierda Gabriel Boric pelea la presidencia de Chile aliado al partido comunista frente a José Antonio Kast, un conservador de derechas. A la pregunta de si festejaría su eventual triunfo, ensayó un tibio “Ahora estamos aquí festejando en la Argentina el futuro triunfo del PRO”; tan políticamente correcto que empalaga. Su socio argentino estuvo aún peor ya que, frente al mismo micrófono, respondió “Voy a festejar lo que a los chilenos los ponga contentos”. Es decir que, de consagrarse un régimen marxista-friendly en el país vecino, Mauricio Macri festejaría. Impresionante.

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Ninguno de quienes se retrataron escribiendo contra las izquierdas que asolan nuestras regiones quiso o se animó a definirse a favor del candidato que, sin remilgos, propone un decidido rechazo a los lobbies de la agenda globalista; en suma, un monumento a la tibieza. No se puede encontrar mejores exponentes de la “derechita cobarde” que estos agentes del cualquierismo ideológico.

Pablo Casado viajó a la Argentina a proponer una alianza por la libertad. Loable, pero esa gesta ya está en marcha desde el 26 de octubre de 2020, fecha en que nació la Carta de Madrid, un esfuerzo de la Fundación Disenso que, con el liderazgo político del diputado español Santiago Abascal, constituyó una explícita denuncia de las organizaciones de izquierda en Iberoamérica considerándolas una amenaza para la democracia liberal y frente a las que propone una decidida resistencia. Desde entonces, la iniciativa ha cosechado numerosos apoyos internacionales, de México a Chile o Argentina, políticos, intelectuales y personalidades de todos los ámbitos se fueron sumando al compromiso de frenar el embate empobrecedor y esclavizante de la izquierda.

Pero la resistencia se practica en la incomodidad del llano, en el barro, en la calle no en los cocktails de las ong y frente a las cámaras; se pelea en la perseverancia, con las herramientas que haya, en la convicción de que se no se eligen las alternativas sino entre las alternativas y que si se declama la defensa de la libertad, esencialmente, hay que ser valiente.

Ni la Iberosfera ni España se sacudirán el yugo de las izquierdas que se les han infiltrado en las entrañas con personajes tibios. Tampoco podrán solos, por eso la propuesta del Foro Madrid es inspiradora, porque entiende que la dimensión del peligro excede las mezquindades partidarias. La invitación a luchar por nuestra libertad sigue abierta. Una vez más, vale aquella frase con la que Abascal cerró su intervención a propósito del vertiginoso crecimiento de Vox en las urnas: porque esta batalla no es para cualquiera, para los dispuestos a sumarse, “Bienvenidos a la resistencia”.

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