Sáb. Abr 20th, 2024

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«Cambio de sexo»: capricho de trastornados mentales. Por Mayo Von Höltz

Es una vergüenza para la comunidad de la medicina y para los legisladores (una vergüenza mas) que sea legal que una persona mentalmente trastornada, por mero capricho irracional, decida amputarse un órgano o colocarse artificialmente otro órgano, y que médicos inescrupulosos, amparados en legislaciones perversas, le satisfagan el capricho al trastornado mental.

Si yo mañana abordo a un cirujano y le manifieso mi deseo de sacarme un riñón sano, porque mi elección es tener un sólo riñón; el cirujano me deriva a un psiquiatra que me trata y cura; ahora, si le pido que me ampute el pene, lo hace sin ningún remordimiento ni responsabilidad penal.

Los travestis suelen decir que son personas que nacieron en el cuerpo equivocado; por qué me pregunto yo, están tan seguros que lo equivocado es el cuerpo y lo acertado la mente? No es mucho mas atinado pensar que lo equivocado es la mente, siendo que el cuerpo en su caracter de cosa, no tiene la postestad de equivocarse o acertar?. No; todos concuerdan con estos enfermos en que lo equivocado es el cuerpo y lo acertado es la mente; lo mismo cabría decir si se atropella y mata a una persona con el auto, que el equivocado es el auto y el acertado es el conductor.

Hasta el ’83 la Organización Nacional de Psiquiatría norteamericana consideraba a la homosexualidad por lo que era, es decir, por un trastorno de la mente, se la trataba y se la curaba en un amplio porcentaje de casos. Luego fue desclasificada como enfermedad y por los ’90 la Organización Mundial de la Salud, presionada por una enorme campaña mundial de activistas facciosos, y no por un documento científico que la avalara (de hecho ese documento aun no existe ni existirá nunca), sacó a la homosexualidad de la lista de enfermedades. El daño que ocasionó esta irresponsable decisión es enorme y sigue aumentando con el tiempo.

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La homosexualidad, como otros tantos trastornos de la mente, se puede perfectamente tratar; y en un porcentaje elevado de casos, se cura.

No hay forma de explicar el deseo de amputarse un órgano sano sin hablar de alguien que está mentalmente enfermo; el médico que le cumpla su deseo autodestructivo al loco -aválelo o no aválelo la ley- es un criminal sin la mas mínima justificación.