Lun. Mar 20th, 2023

Prensa Republicana

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Un callejón sin salida, las elecciones del 22. Por Cosme Beccar Varela

Se acercan las elecciones de legisladores nacionales del 22 de Octubre. Al «llanero solitario» (así podría designarse al supuesto «ciudadano» de la argentina, porque está en el llano y está solo) le hacen creer que su voto es importante porque el pueblo es soberano y él es la 1/30.000.0000ava parte de pueblo. ¡Magnífica proporción que denota un enorme poder de decisión! El «llanero solitario», es solicitado por una tropa de mentirosos que son los únicos candidatos admitidos y promocionados por la prensa sin la cual no existirían, y aconsejado por pseudo-moralistas llamados «obispos» a votar «conscientemente» y jamás abstenerse de participar en esa liturgia democrática, so pena de lesa majestad.

Sin ningún entusiasmo y sólo para poner las cosas en su lugar, voy a decir de qué se trata, contrariando varias de las farsas montadas por los ladrones (porque eso es lo que son los candidatos, entre otras cosas) para que el «llanero solitario» pueda formarse su propia opinión sobre el asunto.

Como digo, hay que optar sólo entre ladrones, porque no otra cosa son los políticos profesionales.  De manera que si Ud. no quiere apoyar con su voto a un ladrón, no tiene posibilidad alguna de votar positivamente por alguien.

Es necesario aclarar que se entiende por «ladrón», porque hay varias especies de ese género.

a) Está el ladrón que roba la billetera de su prójimo en un colectivo, el carterista. Es muy desagradable que eso le ocurra a uno, pero debe reconocerse que es la forma menos lucrativa de la innoble profesión de los ladrones.
b) Están los «coimeros» que reciben un estipendio indebido a cambio de favorecer al pagador con una brillante oportunidad de hacer negocios con el patrón del coimero, ya sea el Estado (en ese caso se encuentran la mayoría de los funcionarios con cargos ejecutivos) o una empresa millonaria.
c) También se encuentran dentro del género de los ladrones los que aceptan un cargo suculentamente remunerado sin tener las calidades necesarias para desempeñarlo con eficiencia. Esta especie de ladrones suele coincidir, in persona, con los coimeros.
d) Son ladrones también los que administran fondos del Estado o de una empresa y mandan a hacer obras o comprar cosas innecesarias para congraciarse con el proveedor y ser favorecido en futuros negocios.
e) Merecen la tacha de «ladrones» los que están a cargo de una tarea o una obra y la hacen mal o tarde y con eso aumentan los costos y las incomodidades de los que necesitan de esa tarea o de esa obra.
f) Ladrones sin duda son los funcionarios que, aunque sean capaces de cumplir con su deber al ocupar un cargo, se dedican a otra cosa, por ejemplo, a hacer política en beneficio propio en vez de dedicarse a resolver los asuntos que están a su cargo.
g) Ladrones son los funcionarios que dictan normas arbitrarias que hacen más difícil o más gravoso el goce pacífico de los bienes o de las libertades de los habitantes. Esa costumbre, habitualmente, encubre una oportunidad de lucrar con el otorgamiento de permisos o exenciones.
h) Aumento desmesurado de multas y penalidades contra los particulares (p.e. el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), manteniendo penalidades insignificantes para el delito de abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionarios públicos (la pena es una multa de $10 a $200 e inhabilitación de un mes a un año, según el art. 249 del Código Penal) y otorgando total impunidad a los agitadores y piqueteros que cortan calles y rutas.
i) Malversar los fondos del Estado en forma de subsidios a supuestos desocupados y mejoras en las «villas miseria» construidas en terrenos usurpados.
j) Malversar los recursos públicos para pagar la propaganda política personal de los integrantes del gobierno.

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En esta enumeración me quedo corto pero no tengo dudas en afirmar que TODOS los políticos profesionales se encuentran en alguna de esas especies. Incluyendo a los actuales integrantes del gobierno macrista cuyo desprecio, además, por la Constitución y los derechos de la ciudadanía es asombroso. Las arbitrariedades que cometen corren parejas con las mentiras con las cuales quieren crear un falso optimismo sobre el éxito de su gestión.

Se quiere presentar esta elección como una opción entre el macrismo y el kirchnerismo. Es verdad que el kirchnerismo es intolerable, como lo es toda tiranía de izquierda.  Sin embargo, no es verdad que el macrismo sea muy distinto del kirchnerismo. Hay una continuidad notoria entre los dos sistemas. Desde la «política de derechos humanos», injusta y homicida, hasta los «planes trabajar» (o mejor dicho, «no trabajar»), más el crecimiento del aparato del Estado con el consiguiente deficit fiscal e inflación, las semejanzas y hasta la identidad de una gran parte de los altos funcionarios, son notables. Bajo este gobierno se mantiene la «sensación» tiránica que causaba el kirchnerismo.

La opción entre los dos partidos, por lo tanto, es sólo aparente. Votar por el macrismo es votar por una versión «light» del kirchnerismo.

En cuanto al resto de los candidatos, son peronistas (izquierda emocional) o de izquierda declarada. Es decir, no son muy diferentes de los otros dos partidos de la falsa opción.

En vista de eso, ¿qué puede hacer el «llanero solitario»? Lo que debe hacer es hacerse cargo de la obligación de crear una alternativa política que realmente rompa el círculo vicioso en que se encuentra el país. Pero si no quiere o no puede hacerlo (yo quiero, pero no tengo quien me acompañe) sólo puede repudiar todo este tinglado y votar en blanco o no votar. Esta es la única forma honesta de actuar el próximo 22 de Octubre. De todas maneras, haga lo que haga la Argentina verdadera ya no existe y sólo nos queda esperar, como dice el Martín Fierro, «hasta que venga algún criollo en esta tierra a mandar». ¡Si Dios quiere!

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