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Borges: el escritor argentino más importante de la historia. Por Julio C. Nieto

Argentina's writer Jorge Luis Borges talks in his Buenos Aires apartment on Nov. 20, 1981. (AP Photo/Eduardo Di Baia)

El antiguo estupor de la elegía me abruma cuando pienso en esa casa

Fragmento del poema “Adrogué”

      En 2013 llegué  a Borges por un turismo cultural. El tour de grandes escritores argentinos, incluía Villa Ocampo (Victoria Ocampo y Sur), Adrogué (Borges) y Santos Lugares (Ernesto Sábato).

     Pero Borges me atravesó. Sólo conocía aspectos de su vida y algunos escritos (como La biblioteca de Babel), leídos durante mi secundaria.

     En Brown, quedé sumamente impresionado al ver estudiantes de todo el mundo llegar a Buenos Aires para recorren los itinerarios que el autor señala en sus cuentos y poemas.

      La de Diagonal Brown (propiedad de  casi 150 metros cuadrados cubiertos y 100 de parque) era la casa de fin de semana de la familia. Sin bien Borges había nacido en la ciudad de Buenos Aires, en una típica casa porteña de fines del siglo XIX;  la vieja casa de Adrogué la recordaba con alegría. Tanto, que es la que más aparece en sus textos.

      En 2011 el Municipio de Brown expropió la casa para convertirla en un espacio de difusión de su obra y en 2013 el laberinto de la casa de veraneo abrió sus puertas al público como museo. De modo que alguien que quería iniciar el apasionado laberinto borgeano, Adrogué era la llave.

¿Qué hace a Borges tan especial?                                       

“Siempre he imaginado que el Paraíso sería como una especie de biblioteca»

     Borges fue ciego desde los 55 años, durante 30 años de su vida sin embargo eso no le impidió seguir escribiendo y publicando.

     Para entender a Borges, en primer lugar, hay que leer los clásicos, tarea un poco difícil en una época donde los lectores han perdido el buen gusto. Y… ¿Qué es un clásico? Ítalo Calvino (escritor cubano, nacionalizado italiano) nos brinda la mejor respuesta: “Un clásico, son aquellas obras que a través del tiempo permanecen y son insuperable”. Las propias influencias de Borges pasan por ellos, desde Paul Valery a Arthur Schopenhauer, desde Dante a Beowulf y la Kabbalah.

     Su amor por los libros es tan contagioso que en sus páginas como en sus entrevistas, quizás sea el único escritor que invita a leer a otros autores. Para Borges, leer bien –seleccionar buenos libros– era una cualidad tan o más importante que escribir bien. “Que otros se jacten de las páginas que han escrito, a mí me enorgullecen las que he leído” dice en el poema Un lector.

     Borges se expresó fundamentalmente en cuentos –nunca eligió escribir novelas–. Y en estos cuentos, además de su estilo inigualable, el lector puede presenciar historias que lo marcarán para siempre. Los duelos a cuchillo, los laberintos, el tiempo y el infinito, los espejos velados, el heroísmo y la traición; en fin, una gran variedad de temas tratados como sólo un verdadero genio de las letras puede hacerlo. “La intrusa”, “El inmortal”, “El jardín de senderos que se bifurcan” o “El sur”, son una escasa y azarosa selección para el que quiera empezar a leer Borges.

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     Fue un pionero en mezclar géneros. Hace uso de laberintos, espejos, juegos de ajedrez e historias de detectives, creando un complejo panorama intelectual. Trasciende todo tipo de clasificación y su obra es objeto de análisis múltiples.

     Al leer a Borges, uno se encuentra en un viaje sin límites, tanto  geográfico como temporal. Lamentablemente, este carácter cosmopolita, hizo que los aplausos al escritor provengan mucho más de afuera que de adentro de su país. Borges era enemigo de los nacionalismos. Se definía como un anarquista-individualista.

La cuestión del Nobel

“La inteligencia de los europeos se demuestra por el hecho de que jamás me hayan dado el Premio Nobel. ¿Sabe usted por qué? No hay escritor más aburrido que yo. Es una gran equivocación que la gente me lea, porque ni a mí mismo me gusta lo que escribo y por eso ni yo mismo me leo, nunca me he leído.
Todo lo que he escrito, todo, no pasan de ser borradores; ¡borradores!, papeles sueltos. No entiendo a las personas. Y por ejemplo en esta biblioteca que usted ve ahí, no tengo libros míos. ¿Para qué?”
Borges en una entrevista al diario Clarín en 1985

     El Premio Nobel (no solo en Literatura) siempre fue un premio político. Los cuatro mayores escritores que dio el siglo XX (Jorge Luis Borges, Marcel Proust, James Joyce y Franz Kafka) no obtuvieron el premio.

     La cuestión en Borges seria, habiendo ganado los más importantes premios de literatura, ¿por que se le negó el nobel?  La respuesta conduce a Chile, pero los motivos son variados.

     En 1976 estuvo a un paso de obtenerlo pero una inoportuna visita al Presidente chileno Augusto Pinochet lo descalificó ante la Academia Sueca para siempre.

     Otro motivo fue su eterna enemistad con Pablo Neruda (escritor marxista anti-pinochetista y miembro de la Academia Sueca). Su rivalidad no solo era política, sino también literaria. En los Diarios de Bioy Casares, su mejor amigo describo que Borges sostenía que «Neruda era un bruto». María Esther Vásquez, otra biógrafa de Borges, señala que al autor argentino le molestaba la actitud ambigua de Neruda con el régimen de Perón. Le molestaba que en Canto general dedique versos a los tiranos de América y «ni siquiera dijo una palabra contra Perón».

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     Otro aspecto, quizás mas polémico, es la que retrata el escritor norteamericano Edwin Williams, autor de “Borges: a life” (Borges: una vida), donde sostiene que la rivalidad que no solo astilló la relación en los planos literarios, ideológicos, sino también en el trato personal. Ambos se habían enamorado de Norah Lange, esposa del poeta argentino Oliverio Girondo. Borges no pudo conmover el corazón de Norah. En cambio Neruda se hizo amigo del matrimonio y habría tenido una breve relación amorosa con la dueña de casa. ¡Una buena noticia para los paparazzi de la época!

     En cierta oportunidad, María Kodama –viuda del escritor-, aseguró que él «nunca traicionó su forma de ser, aunque eso le valiera perder el Nobel”; «no sintió herido por este motivo, porque no era un hombre competitivo». «No ganar el Nobel fue el precio que pagó por la libertad».

     Su apoyo a Pinochet no solo habría sido clave, sino también su apoyo a Videla, apoyo que acompañó junto a otro gran escritor argentino, Ernesto Sábato (aunque éste ultimo se desentendió años mas tarde y prologó el Nunca Más).

Borges hoy                                                                       

A 30 años de su muerte la relevancia mundial de Borges ha seguido creciendo durante las décadas posteriores a 1986.

Su obra creó un nuevo continente literario entre América del Norte y América del Sur, entre Europa y América, entre los mundos viejos y la modernidad.

La prestigiosa traductora de Borges, Suzanne Jill Levine sostiene que: «la Internet, en la que coexisten simultáneamente el tiempo y el espacio, parece que hubiera sido inventada por Borges. Por ejemplo, considere a su famoso cuento El Aleph. Aquí la primera letra del alfabeto hebreo se convierte en el punto en el tiempo y el espacio que contiene todo el tiempo y a todo el universo».

La lectura de Borges nos ayuda a entender al hombre, sus relaciones interpersonales y su apertura a la trascendencia. En una época en la que las neurociencias nos quieren enseñar a pensar, leer a Borges es comprender el sentido de la pluralidad. Dios –por ejemplo- no es sino lo que puede llegar a ser. La religión, le interesaba más como problema, como dilema intelectual.

     Las preocupaciones e innovaciones de Borges están espléndidamente exhibidas en Ficciones.

Estas consideraciones están siendo estudiadas mas afuera que adentro. De modo que meses atrás la BBC de Londres, en base a estudios realizados por facultades europeas dedicó un interesante artículo, preguntado si no ha sido Borges el escritor más importante del siglo XX.