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Aníbal piensa en Massa como su aliado estratégico para blanquearse: CFK teme esta traición – Por Carlos Tórtora

Las recientes críticas públicas de Aníbal Fernández a Daniel Scioli no se disiparon en absoluto por la visita conjunta de ambos al Puerto de Mar del Plata. Más bien todo lo contrario: alguien del entorno del jefe de gabinete le escuchó decir: “a mí me convendría que gane Massa”. En sintonía con esto, se mencionan contactos reservados entre los dos. La realidad electoral es que el ínfimo porcentaje de corte de boleta existente en la provincia de Buenos Aires hace que sea prácticamente imposible que, si Massa triunfa en la primera vuelta, Aníbal Fernández pueda ser gobernador. En todo caso, el beneficiario sería Felipe Solá, que se entusiasmó con su reciente cabalgata por Luján. El tema es más sutil y apuntaría al futuro.

Aníbal F. estaría empezando a mostrar ambiciones cada vez mayores que ya provocan inquietud en los círculos cristinistas. Su plan de convertirse, desde la gobernación platense, en el nuevo Eduardo Duhalde del peronismo ya no es una fantasía. Es decir, aspirar a ser el gran elector del futuro presidente en el 2019. Como tantos otros, Aníbal F. calcula que, salvo que revele dotes de estadista que hasta ahora no le sobran, a Scioli le tocará enfrentarse con el estallido del campo minado dejado por su jefa y difícilmente encuentre oxígeno para un segundo mandato. Justamente la idea de que, en caso de ganar, sería un presidente de transición, cosa que aquél se ocupó de negar hace dos días.

En cambio Massa, en la visión del naciente anibalismo, bien podría ser el futuro presidente de un peronismo depurado y conducido por el ambicioso actual jefe de gabinete.

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Desde su ángulo, Massa también estudiaría los beneficios potenciales de una alianza con Aníbal. Para empezar, se trataría de un gobernador mucho más difícil de enfrentar que Scioli y que además no titubea en castigar a los que se le oponen. Por lo tanto, para el tigrense un acuerdo en buenos términos -con la condición de no intentar proyectarse hacia la gobernación sino en dirección a la Casa Rosada- cierra con los intereses del cuestionado Aníbal.

Cristina on fire

El caso es que estos incipientes sondeos están ya repercutiendo en el frente interno del oficialismo. CFK jamás confió en Aníbal y ahora se preguntaría si no fue una mala decisión abrirle el camino a la gobernación. Contrariamente a lo que su pésima imagen pública indica, el jefe de gabinete estaría convencido de que él puede reciclarse si toma distancia de la mancha venenosa del cristinismo con su estela de corruptelas varias. Y una forma de lavarse sería apostar a la caída de un Scioli que, como presidente, estaría fuertemente atado a Carlos Zannini y La Cámpora, para en cambio levantar la figura de Massa como el nuevo ícono del peronismo junto con Juan Manuel Urtubey, Omar Perotti y otros.

Así las cosas, la presidente empezaría a vivir una doble tensión. Por un lado, le teme a la traición de Scioli, que tiene múltiples motivos para hacerla a un lado. Pero ahora también sospecharía que su espada más fuerte, el hombre que acogería a las huestes cristinistas que queden fuera del gobierno nacional, en realidad está pensando en dar vuelta la página. La posibilidad de una doble traición estaría haciendo que los nervios de la jefa de Estado estén cada vez más afectados y que aumente su natural tendencia a desconfiar de todo y de todos.

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