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Alberto Fernández quiere hacer magia monetaria con las criptomonedas, pese a que no son dinero. Por Roberto Cachanosky

Días atrás, el presidente Alberto Fernández afirmó que habría que analizar la utilización de una criptomoneda dado que tiene la ventaja de poder frenar la inflación.

Si bien mostró cautela sobre las criptomonedas porque no todos conocen cómo funcionan, el presidente dejó en evidencia que no termina de comprender el problema monetario, aunque uno podría intuir que al decir que una criptomoneda podría frenar la inflación estaría reconociendo que la inflación es un problema monetario.

En primer lugar. lo que se conoce como criptomonedas no son monedas desde el punto de vista estrictamente económico. Para que algo sea moneda tiene que cumplir como dos requisitos básicos: 1) ser una mercadería cualquiera que es ampliamente aceptada como medio de intercambio y 2) ser reserva de valor. De la segunda condición, reserva de valor, se desprende la tercera condición que es ser unidad de cuenta.

Dicho en otros términos, ser unidad de cuenta es permitir hacer cálculo económico a lo largo del tiempo. ¿Qué significa hacer cálculo económico? Estimar ingresos, egresos y rentabilidades futuras porque la unidad de medida es constante.

La volatilidad en la cotización de las monedas no permite hacer cálculo económico. Es como si el metro un día tuviese 100 centímetros, otro día 50 centímetros y otro día 200 centímetros. No permitiría medir nada en metros porque el metro cambiaría todo el tiempo de tamaño. Las criptomonedas son como el metro que cambian todo el tiempo de tamaño.

Tampoco las criptomonedas cumplen con el requisito de ser aceptadas ampliamente como medio de intercambio. No son tantos las transacciones que hoy en día se realizan en criptomonedas. Es más, salvo algún caso excepcional, no se ven productos cuyos precios de venta se expresen en las mal llamadas criptomonedas.

En todo caso pueden aceptarse criptomonedas como forma de pago, pero el precio está puesto en las monedas de amplia aceptación, no hay casi precios en bitcoins o cualquier otra mal llamada criptomoneda.

Si las criptomonedas no son ampliamente aceptadas como medio de intercambio y no son reserva de valor, no son moneda. ¿Qué son, entonces? Activos financieros de altísima volatilidad en el precio por bruscos cambios en la demanda.

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En efecto, si bien el bitcoin es el más conocido, actualmente existen 8.500 criptomonedas, las más conocidos tienen una oferta monetaria casi permanente, es decir, la emisión de bitcoins y otras criptomonedas no varía todo el tiempo, por lo tanto, por definición, las fuertes fluctuaciones en su cotización con otras monedas fiat responde solo a la demanda. Basta con que Elon Musk largue un tuit apoyando o rechazando el bitcoin para que el bitcoin suba y baje como una montaña rusa.

De manera que lo que se conoce como criptomonedas, no son moneda, son activos de altísima volatilidad en su cotización y que es demandado por alguna razón subjetiva del comprador que, como en todas las otras transacciones, se desconoce.

De todo lo anterior se desprende que comete un grosero error conceptual el presidente Alberto Fernández cuando dice que la adopción de una criptomoneda, que no es moneda, podría ayudar a frenar la inflación.

El primer error es considerar moneda a algo que no es moneda y el segundo error es que la causa de la inflación es la expansión monetaria que genera el BCRA o el aumento espontáneo de la mercadería que se utilice como moneda.

Por ejemplo, en la segunda mitad del siglo XV y en la primera mitad del siglo XVI, España tuvo una inflación en los precios medidos en oro como consecuencia del oro que se llevaba desde América. El descubrimiento de oro en el nuevo continente y su traslado a España, generó un fenomenal incremento en los precios. El oro se depreció frente al resto de los bienes por la mayor oferta de oro produciendo un efecto inflacionario.

Pero supongamos que se estableciera una criptomoneda en Argentina, el gasto público no bajara y el déficit fiscal continuara existiendo. En ese caso el BCRA tendría que emitir su criptomoneda para financiar al tesoro al igual que hoy emite pesos. Prostituiría a la nueva criptomoneda de la misma forma que prostituyó al peso. Tal vez a mayor velocidad porque ya no habría que recurrir a las imprentas para fabricar billetes.

El problema inflacionario tiene que ver con un gasto público que es infinanciable por el sector privado vía impuestos y por lo tanto aparece el déficit fiscal que hoy se traduce en emisión de moneda.

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No se ve la diferencia entre el papel moneda actual de curso forzoso y una criptomoneda que pueda ser emitida por el estado sin ningún tipo de restricciones. Y más si esta criptomoneda emitida por el Estado es de curso forzoso.

Cuando Hayek publicó Desnacionalización de la Moneda en 1976, libro que escribió haciendo un alto en la monumental obra que estaba redactando en ese momento y que originalmente fue publicada en tres tomos y se llamó Derecho, Legislación y Libertad, ya estaba pensando en la moneda privada. Es más, pensaba en la competencia de monedas privadas e imaginaba que el uso de esas monedas se iba a ir concentrando en unas pocas monedas. De manera que los adherentes a las criptomonedas no están descubriendo nada nuevo. Esos temas ya se conocen de la década del 70, con la diferencia que la propuesta de Hayek era de tener monedas en serio y no esto que se llaman monedas y no lo son. Incluso hasta se podría dejar funcionando el BCRA, quitarle el curso forzoso al peso, darle curso legal a cualquier moneda y si el BCRA no produce una moneda de buena calidad, muere solo el BCRA. No hace falta dinamitarlo para que desaparezca. En todo caso esa propuesta puede ser una expresión de improvisados en temas económicos que solo buscan llamar la atención, pero sin seriedad científica.

En definitiva, si hoy el peso no es confiable porque las instituciones jurídicas, políticas y económicas argentinas no pueden darle respaldo a la moneda fiat, ¿por qué una criptomoneda generaría confianza con las mismas deplorables instituciones jurídicas, políticas y económicas que tenemos?

Y, para finalizar, aun si Alberto Fernández comprendiera que el problema inflacionario es monetario, le faltaría dar un paso más, que es que el problema de fondo sigue siendo el nivel y la calidad del gasto público. Si se tiene equilibrio fiscal con un fenomenal e ineficiente gasto público, los problemas de competitividad seguirán vigentes y los salarios reales no lograrán recuperarse.

En economía no hay magia financiera, monetaria o de criptomonedas que pueda resolver los problemas estructurales.

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