Vie. Abr 19th, 2024

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«AF está recurriendo a la receta que ya ha fracasado» Reportaje a Agustín Monteverde. Por Nicolás Márquez

NM: La ciencia política afirma que cuando un gobierno asume, tiene que tomar las medidas más drásticas en los primeros 100 días de gobierno: ¿qué decisiones tomó Alberto Fernández y en ese caso, son o no correctas?

AM: En cuanto a la postura que reza que el gobernante debe tomar las medidas antipáticas al inicio para luego dar lugar a las medidas más amables, cabe decir que Alberto Fernández le podría dar una cátedra a Mauricio Macri, porque el hecho objetivo es que bajo el estandarte del gradualismo, Macri dilapidó no sólo sus primeros 100 días de gobierno sino toda su gestión. Lo que caracterizó al gobierno macrista fue un inmovilismo en materia económica; lo mismo ocurrió en relación a otros temas sobre los que había, en campaña, sembrado expectativas que, en la gestión, se vieron defraudadas. Alberto Fernández le puede dar a Macri cátedra en materia de determinación para tomar medidas antipáticas, comenzando su gestión con un impuestazo que significa una draconiana expoliación para la clase media.

NM: ¿Cómo se compone el impuestazo?

AM: El componente más vistoso es el impuesto a los bienes personales, con una alícuota salvaje para los activos en el exterior. A ello se suman el aumento y recreación de retenciones, la derogación del ajuste a las jubilaciones, y varios manotazos más. Fernández parece tener muy claro que las medidas desagradables deben darse al comienzo.

Ahora bien, ¿con lo decidido hasta ahora cabe esperar un cambio favorable? Lamentablemente, lo que se ve es que se está recurriendo por enésima vez a la misma receta que ya ha fracasado. Es decir, lo anunciado hasta hoy no va en dirección a resolver los problemas, se vuelve a ensayar la misma receta que nos ha venido hundiendo a lo largo de, al menos, siete décadas.

¿En qué consiste esa receta? En la política de creer que los problemas sociales se resuelven con planes o medidas sociales. Las medidas sociales son sólo un analgésico temporal, que no sólo no resuelve el problema de fondo sino que en el mediano plazo empeora la situación. ¿En qué consisten las medidas sociales? En trasladar recursos del sector productivo hacia el Estado (que no produce), con la expectativa en que el Estado los va a distribuir a los sectores más desfavorecidos. En otras palabras, se le quitan recursos  al que invierte, al que produce, al que genera fuentes de empleo, con el pretexto de que el Estado los va a administrar mejor. Lo único que se logra es agigantar la burocracia, hoy desquiciada tanto a nivel nacional, provincial y municipal.

Hoy la mochila con la que se carga al sector productivo es más grande que el mochilero.

La gente que trabaja en el sector privado representa un tercio de los cheques que distribuye mensualmente el Estado. Los ingresos de quien está en el sector privado provienen de generar algo que tiene valor para el que lo compra, es decir, por ofrecer algo que alguien voluntariamente decide comprar y pagar. Los ingresos del Estado provienen de moverse a punta de pistola; no son transacciones voluntarias sino forzosas. Por eso se llaman “impuestos”: si no mediara coacción, nadie iría voluntariamente a cederle al Estado el fruto de su trabajo.

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NM: Y en cuanto a la emisión monetaria, el actual gobierno modificó algo respecto de la gestión anterior?

AM: Dos meses antes de que entregara el poder Macri, advertí que —en medio de la incertidumbre reinante— cabía vislumbrar hacia futuro dos eventos que aparecían cada vez más inesquivables. El  primero de ellos, como resultado del tiempo desperdiciado, era caer en default por cesación de pagos. La actual administración formó el gabinete a último momento, horas antes de asumir, con lo cual no hubo estudio de la situación general y fiscal de la economía y mucho menos rapidez para negociar con los acreedores. Si el gobierno no consigue a tiempo la aceptación de las mayorías fijadas en los estatutos de cada especie de bonos, llegará un momento en el que no podremos hacer frente a los vencimientos. Lo segundo que uno podía vislumbrar era alta inflación de la mano de lo que ya estaba dejando Macri (el último DNU de Macri nos dejaba una emisión monetaria de 300 mil millones de pesos). En estos primeros meses tenemos importantes vencimientos de deuda en pesos; si el gobierno no consigue que los acreedores renueven, el Central tendría que emitir para cancelar esa deuda. En ese caso, el impacto en los precios sería fuerte. Resta saber si el nuevo gobierno va a tratar de reabsorber el dinero que se emita.

Ahora, a aquella perspectiva le sumo otra asechanza: lo único que hasta ahora ha hecho el gobierno es el paquete de impuestos y recortes de jubilaciones, lo que agravará la recesión que venimos padeciendo, a extremos que podrían hacernos recordar el funesto año 2001, como consecuencia de pulverizar el consumo y aniquilar la inversión.

NM: Hay un tema que repercute en la agenda política, y es el inherente a las deudas provinciales, particularmente la Pcia de BsAs: ¿te imaginás un escenario con monedas de fantasías como los “patacones” etc?

AM: No veo por el momento que se vuelvan a emitir cuasi-monedas, aunque da la impresión que Kicillof con su conducta agresiva y traspiés frente a los mercados de deuda, está marcando malos antecedentes para la negociación de la deuda soberana.

NM: Una pregunta política: ¿tu percepción es que AF ejerce un liderazgo auténtico, o es manejado por el entorno kirchnerista que le fue impuesto por CFK?.

AM: Lo que cabe preguntarse es si estamos ante alguien que está manejando el tiempo para ir produciendo un distanciamiento o una autonomía en el momento oportuno, o si estamos asistiendo a una puesta en escena en donde unos desempeñan el papel de dialoguistas y componedores y otros dentro de la misma coalición buscan profundizar la grieta y la radicalización. Yo todavía pienso que Alberto Fernández no se conformará con ser un hombre que se limite a jugar un papel dentro de un proceso dominado por el kirchnerismo, el cual comience con su asunción al poder y culmine con el ascenso de Máximo Kirchner.

NM: Ahora, si AF en poco tiempo se afianza con impronta propia, eso no tardará en repercutir en una interna fuerte con el resto del oficialismo?

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AM: Sí, pero en ese caso se dará paulatinamente. Su suerte dependerá de la habilidad con que escale en el conflicto. Los recursos de un presidente son tales que ni siquiera tiene que recurrir al palo cuando las zanahorias con las que cuenta son importantes. En suma, cualquier puesto en el funcionariado nacional depende de la firma del Presidente.

NM: ¿Desde el punto de vista ideológico ves también un choque?

AM: No son tan diferentes. AF en todo caso es más realista que el grueso de los agentes del kirchnerismo, y por lo tanto está más dispuesto a saltear un obstáculo ideológico. Ahora de ahí a pensar que se va a convertir en Donald Trump o a defender a la familia, hay un abismo. Basta con ver su propia vida e historia familiar. Pero eso no significa que va a adoptar las posturas extremas que promueve el resto del kirchnerismo, no tanto por una cuestión de convicciones sino por un tema de conveniencias políticas.

NM: ¿Hasta qué punto el acuerdo con el FMI marca la suerte del gobierno?

AM: Arreglar con el FMI es una de las cosas más simples que tiene por delante el gobierno, lo que será más complicado es alcanzar un acuerdo con los acreedores privados, que son miles. En el caso de la deuda bajo legislación de Nueva York, hay jurisprudencia reciente del juez Griesa (tildado como demonio a pesar de haber tenido una paciencia infinita). Ahora estarán en manos de otra Jueza con un criterio no muy distinto.

NM: Los presidentes cuando asumen tienen más o menos un año de tolerancia o idilio social, da la impresión de que AF no gozará de dicha primavera…¿imaginás cacerolazos tempranos después de que se acabe el verano y el aguinaldo?

AM: En la historia del kirchnerismo hubo un detonante que fue el conflicto con el campo, pero Alberto Fernández por las características de su personalidad no genera la irritabilidad que sí despertaba Cristina Kirchner por su personalidad y su retórica. Tal vez se convierta en un factor irritante en el futuro, pero hoy por hoy no veo masa crítica para una resistencia frontal. Si llegara a haberla, no será una rebelión aislada del campo sino una generalizada, con centro de gravedad en la clase media, por la presión fiscal.

NM: ¿Qué opinión te merece el equipo económico?

AM: Es el único equipo medianamente razonable que podía pasar por el filtro de Cristina Fernández. Me da la impresión que cayó en (Martín) Guzmán porque era el único que teniendo un mínimo de racionalidad podía ser aceptado. El ministro tiene un perfil netamente académico pero poca “calle”. Es una persona con la cual se puede conversar en términos técnicos, lo cual es un avance. El kirchnerismo duro podría haber puesto tranquilamente un energúmeno en esa cartera.

NM: Te quedó algo pendiente de lo que charlamos que quieras decir?

AM: No a este momento. Las señales son malas pero todavía faltan muchos anuncios para poder juzgar con más elementos.