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Balance político de 2015. Por Rosendo Fraga.

El año político 2015 ha tenido como eje la elección presidencial, con las PASO (agosto), la primera vuelta (octubre) y la segunda (noviembre) como hitos principales. En el primer trimestre del año los encuestadores hablaban de un triple empate entre Macri, Scioli y Massa. No era posible una proyección firme del resultado. En el segundo trimestre Massa fue perdiendo terreno y la elección comenzó a perfilarse entre Scioli y Macri como principales alternativas. Pero casi la mitad de las provincias realizaron elecciones provinciales adelantadas; algunas porque se lo exigía la respectiva constitución provincial y otras porque los gobiernos provinciales decidieron hacerlo por razones «tácticas». Las PASO sorprendieron con un Scioli que llegó al 39%, frente a Macri con 30% y Massa resistiendo la polarización con 20%. Esto permitió al hoy ex gobernador bonaerense enfrentar la primera vuelta con posibilidades de ganarla, dado que había obtenido 9 puntos de ventaja y quedado a sólo uno del 40%, porcentaje a partir del cual se gana en primera vuelta si hay 10 puntos de ventaja sobre el segundo. Además, si llegaba al 45% habría ganado de cualquier manera, ya que a partir de ese porcentaje el primero se alza con la victoria aunque sea por un solo voto. En la primera vuelta la sorpresa fue que la diferencia de 9 de las PASO entre Scioli y Macri se redujo a 3, aunque Massa volvió a resistir la polarización manteniendo su 20%. La expectativa de triunfo para la segunda vuelta pasó a estar a favor de Macri, sobre todo por el triunfo de su candidata (Vidal) en la gobernación de Buenos Aires. Finalmente, en noviembre ganó la segunda vuelta con un porcentaje que finalmente fue de sólo 2,69 puntos.

El otro eje político del año fue la estrategia de Cristina Kirchner para «retener poder» y eventualmente retornar en 2019. En el segundo trimestre de 2015 dijo «mejor que el que venga gobierne bien porque si no me va a obligar a volver en 2019». Ella hizo un ejercicio pleno del poder sin precedentes hasta los primeros días de diciembre. El año había empezado en forma muy desfavorable para el oficialismo con la denuncia y posterior muerte del fiscal Nisman en enero. Pero en marzo el gobierno había logrado controlar los daños, logrando tomar el control tanto de la causa que se originó en la denuncia del ex fiscal, como en la que surgió para investigar su muerte. En el segundo trimestre la Presidenta se hizo cargo de conducir la campaña, optando por Scioli como candidato a la Presidencia por ser el que tenía más intención de voto, pero ubicando un incondicional a ella (Zannini) como candidato a la Vicepresidencia. Su estrategia electoral tuvo dos traspiés: en junio, la negativa del ministro de Interior y Transporte (Randazzo) a ser candidato oficialista para la gobernación de Buenos Aires, y en agosto, la denuncia contra su candidato a dicho cargo (Aníbal Fernández), realizada una semana antes de las PASO, que lo vinculaban con el narcotráfico. Cristina logró nombrar una cantidad importante de funcionarios judiciales alineados con el Kirchnerismo, neutralizar las causas judiciales que lo afectaban, crear organismos con autonomía para que le respondieran después del 10 de diciembre y desplegar una política exterior centrada en la alianza con China y Rusia en el ámbito global y Venezuela en el regional. A ello se agregó una política económica que buscó trasladar los problemas hacia el nuevo gobierno, lo que logró.

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El triunfo electoral de Macri el 22 de noviembre ha hecho que en las últimas semanas del año sucedan hechos tan relevantes como en los once meses previos. El nuevo Presidente ha tenido un balance positivo en cuanto a desmontar la estructura de poder remanente del Kirchnerismo. Logró tomar el control del Directorio del Banco Central e intervino el AFSCA (medios) y el AFTIC (telecomunicaciones). Además, pudo  desplazar a los funcionarios que estaban a cargo de la AFI (ex Side), UIF (investiga el lavado), los medios públicos, el Instituto Nacional de Cine (INCAA)  y la Comisión Nacional de Valores, entre otros. El titular de la AFIP (Echegaray) dejó el cargo, como había anticipado semanas antes de la elección. En la justicia se precipitaron varios fallos y acciones judiciales contra el Kirchnerismo, al cesar la presión desde la Casa Rosada sobre la justicia. Pero Macri no pudo desplazar a la Procuradora General de la Nación (Gils Carbó), que tiene estabilidad hasta que se jubile y que es el eje del poder K en el Poder Judicial. El gobierno cometió un error al intentar designar dos nuevos miembros de la Suprema Corte por decreto y soslayar el acuerdo parlamentario, pero tuvo que retroceder ante la oposición coincidente de sus integrantes y los senadores. En política exterior, Macri criticó en la Cumbre de Presidente del Mercosur a Venezuela, iniciando el giro pro-occidental en política exterior. La exitosa salida del cepo fue un buen inicio de la política económica.

En política, la asignatura pendiente de Macri es lograr una coalición parlamentaria que le dé gobernabilidad. Si bien pudo asegurarse la línea sucesoria en el Congreso con la elección de legisladores del PRO en la Presidencia Provisional del Senado (Pinedo) y en la titularidad de la Cámara de Diputados (Monzó), no ha logrado todavía articular una mayoría permanente en Diputados ni un acuerdo con los gobernadores para lograr la aprobación de sus proyectos en el Senado. Los bloques del FPV se mantienen unidos: el del Senado hizo pública su oposición a la designación de jueces en comisión para la Corte y el de Diputados se sumó a la primera movilización opositora del Kirchnerismo contra la misma iniciativa. Al mismo tiempo, la gobernadora de Buenos Aires del PRO (Vidal), con gran eficacia política, logró un acuerdo con Massa para tener mayoría simple en las dos cámaras de la legislatura provincial y, a diferencia de Macri, convocó a extraordinarias y envió todos sus proyectos más importantes. Al mismo tiempo logró dividir en dos el bloque de senadores provinciales del FPV, en tres a los intendentes de esta fuerza y podría dividir el de diputados. Se puede gobernar sin un gabinete de coalición, pero no sin coalición parlamentaria cuando no se tiene mayoría, como le sucede al PRO donde está gobernando.

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En conclusión: el eje del año político 2015 fue la elección presidencial, que tuvo tres hitos: las PASO (agosto), la primera vuelta (octubre) y la segunda (noviembre); la Presidenta pudo ejercer el poder en plenitud y sus funciones hasta diciembre, logrando mantener el control del Congreso y contener a la justicia; Macri en las primeras semanas de gobierno (diciembre) logró desmontar con eficacia gran parte del poder remanente K, aunque cometió un error al intentar designar dos miembros para la Corte por decreto; por último, en lo político le resta articular una coalición parlamentaria que le dé gobernabilidad, como lo ha hecho la gobernadora de Buenos Aires.

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